El joven que resultó herido en el accidente de La Luna sigue grave y en la UCI

El terrible accidente de la madrugada del domingo al lunes en la salida de la discoteca La Luna sigue en la mente de todos dos días después de los hechos. La primera de las consecuencias, el fallecimiento de la joven Cristina Aldao (que murió en el acto) no ha sido la única, pues su pareja (y acompañante en el momento de la colisión), Gonzalo Brey Sampedro, contuinuaba al cierre de esta edición ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Xeral Cíes de Vigo, a donde llegó derivado de Montecelo ante la gravedad de sus heridas. El último parte médico que ofreció el centro sanitario de la ciudad olívica hablaba de un pronóstico ''estable, pero grave''.

Gonzalo, que vivía en Bueu (igual que la fallecida) llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento del impacto, que además afectó a la parte contraria del vehículo (un Ford Fiesta negro) a la que él ocupaba. Todo ello hizo que siguiese con vida tras la brutal colisión.

Los hechos sucedieron minutos después de las seis de la mañana del lunes. La pareja abandonaba la discoteca La Luna tras una larga noche de fiesta y, al parecer, la imprudencia de la conductora tuvo mucho que ver con el accidente. Según la versión que ofreció el conductor del camión que embistió con su remolque al coche de los dos jóvenes, el vehículo salió del aparcamiento de la sala de fiestas sin luces y con la intención de tomar el carril de la N-550 que conduce a Pontevedra, lo que implicaba saltarse una línea continua. El conductor del camión, que provenía del doble carril que recorre gran parte de la parroquia de San Vicente de Cerponzóns, tuvo tiempo para dar un fuerte volantazo y evitar la colisión con la cabina, pero no pudo hacer lo mismo con el remolque, que fue el que chocó contra la parte frontolateral que coincidía con la ubicación de la conductora.

El automóvil de los jóvenes quedó reducido a un amasijo de hierros, mientras que el vehículo industrial, fruto de la maniobra, se despeñó por un terraplén de unos tres metros tras cruzar la calzada y llevarse por delante el quitamiedos y un poste de la luz.

Los testigos de los hechos, que fueron muchos, explicaron que la visibilidad no era la mejor en el momento del siniestro, pues a la oscuridad de la noche se unía una fina capa de lluvia.

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