El polígono de O Vao avanza en medio de una tramitación tortuosa que no ve la luz

Nuevo Gobierno, Louzán saliendo de la Deputación tras el Pleno y abrazo entre Silva y Mosquera.
photo_camera Nuevo Gobierno, Louzán saliendo de la Deputación tras el Pleno y abrazo entre Silva y Mosquera.

La reactivación económica y la generación de trabajo a la que apelan las administraciones quedan en evidencia cuando uno examina los obstáculos que impone la burocracia frente a iniciativas que buscan estas finalidades. Ocurre ahora mismo en Pontevedra, donde siete multinacionales con capacidad para contratar hasta 300 personas llevan años esperando a asentarse en la ciudad por la tortuosa tramitación que exige la norma urbanística.

Las siete firmas integran la segunda fase del polígono comercial de O Vao, una iniciativa de carácter privado cuyos trámites se iniciaron hace nada más y nada menos que doce años, en 2002. El último avance tuvo lugar ayer con el impulso, por parte de la Concellería de Urbanismo, de uno de los instrumentos claves en este proyecto: la modificación puntual del PGOU que requiere la Ley para dar cabida al complejo comercial en el plan de ordenación del municipio.

Los cambios serán ratificados en el próximo Pleno, pero lejos de dar por zanjada la fase de ‘papeleo’. La modificación debe ser expuesta al público durante dos meses y volver a superar el filtro de varios departamentos estatales y autonómicos, que deberán emitir informes sobre Patrimonio, Telecomunicaciones, Augas y Servidumbres Aeronaúticas.

A continuación llegará el turno de la aprobación provisional en Pleno, un aparente paso adelante que requerirá otra vuelta de tuerca (más informes) para lograr el beneplácito de Costas y Carreteras de la Xunta y el Estado. Además, en este punto de la tramitación el Concello deberá instar a la Comisión Superior de Urbanismo a reducir la franja de protección de Costas de 200 metros a 100, entre otros requisitos.

Superada esta etapa, que promete consumir meses y agotar la paciencia de las multinacionales, el Concello estará en condición de remitir el expediente a la Xunta, a la que corresponde la aprobación definitiva del proyecto.

«Complexidade»

El concejal de Urbanismo, Antón Louro, lamentó ayer la «complexidade do procedemento» y trasladó su esperanza de que los trámites lleguen a su término antes de finalizar el año. «O Concello impulsará o proxecto ao máximo, pero dependemos da colaboración do resto das Administracións, algo que entendemos que debería ser automático, toda vez que están recabados todos os informes previos», reprochó.

El concejal se refirió a la multitud de documentos requeridos y a los avatares que sufrió desde un principio el proyecto, promovido por la inmobiliaria marinense Ponteno (perteneciente al grupo Nogueira). Los primeros obstáculos surgieron con las expropiaciones de la carretera de Vilagarcía y la AP-9, que redujeron los 100.000 metros disponibles a poco más de 36.000. Posteriormente, la iniciativa resultó afectada por el Plan de Ordenación do Litoral y un sinfín de expedientes de las administraciones local y autonómica que obligaron a modificar el diseño.

El último escollo fue interpuesto por la Xunta, tras exigir la acreditación del interés público de la modificación del PGOU. Ello motivó la firma de un protocolo entre la Concellería de Urbanismo y los tres propietarios mayoritarios de los terrenos: Ceferino Nogueira, Serafín Piñeiro y Joaquín Cochón, quienes poseen el 95,79 de la superficie y prevén una inversión de 15 millones de euros en la construcción del polígono.

Decathlon, Mc Donald’s y AKI, entre las firmas interesadas

Los promotores del polígono firmaron preacuerdos con algunas marcas internacionales para ocupar las futuras naves de O Vao. El último listado incluía Decathlon (cadena de distribución de material deportivo), Mc Donald’s (de comida rápida), Kiabi (venta de ropa), Aki (productos de bricolaje), Lidl (alimentación), Norauto (automoción) y La Marca (electrodomésticos). Las naves se ubicarán entre la carretera de Vilagarcía y la autopista, justo debajo de la primera fase del polígono.

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