El respiro económico de las recreaciones históricas

El negocio textil de alquiler y venta de trajes es otro que saca partido durante las fiestas históricas.  alba sotelo
photo_camera El negocio textil de alquiler y venta de trajes es otro que saca partido durante las fiestas históricas. alba sotelo

Desde hace una década las fiestas de temática histórica no han dejado de proliferar en muchas ciudades y pueblos. Las razones del éxito se deben, entre otras, a su bajo coste y al buen ambiente que se genera con la caracterización de los asistentes con trajes de la época y la reivindicación del patrimonio cultural.

Hace quince años comenzó en Pontevedra la celebración de la Feira Franca, una cita con la Edad Media a principios de septiembre que pronto lograría gran asistencia de público y una gran repercusión en la economía de la ciudad. Detrás de ella y de su éxito muchos municipios de la comarca se animaron a organizar sus propias fiestas históricas, como es el caso de la Festa Corsaria de Marín o el Día de Colón en Combarro.

El concelleiro pontevedrés de Patrimonio Cultural, Luís Bará, opina que «o elemento de disfrute gastronómico e de convivencia é importante neste tipo de festas, pero tamén está que á xente lle gusta a recreación histórica, vestirse de época, comer cousas diferentes e de modos distintos... Todos eses ingredientes fan o éxito, onde gozan desde os máis pequenos ata os maiores».

«Hai distintos modelos de celebracións que miran ao pasado, unhas teñen un carácter máis comercial, feitas por empresas, e despois outras de carácter máis participativo. A primeira foi a de Ribadavia, na que nos inspiramos nun principio para comezar coa Feira Franca», explica Bará.

En el caso concreto de la celebración medieval de la Boa Vila, nació, principalmente, por la voluntad de darle protagonismo al centro histórico de la ciudad. «Xurdiu porque pensabamos que contabamos con acontecementos históricos que merecía a pena celebrar e despois, sobre todo, porque criamos que tiñamos uns espazos na zona monumental que eran ideais para este tipo de celebracións. O terceiro elemento polo que nos decidimos a comezar coa Feira foi a altísima implicación social que houbo desde o primeiro momento na propia festa», asegura el concelleiro de Patrimonio.

Bará confiesa que otra de las intenciones del Concello para llevar a cabo esta celebración fue prolongar la programación de fiestas y actividades de verano en la Boa Vila hasta principios de septiembre, algo que sin duda repercute positivamente en los sectores hostelero y turístico. Además, la Feira Franca no solo dura sus dos días de celebración, sino que desde la primavera se llevan a cabo actividades y obradoiros relacionados con la temática medieval y del evento, un hecho que «move a moitas persoas e a moitas asociacións vinculadas con esta cita».

Colaboración

La implicación de los vecinos es, sin duda, uno de los motores de la celebración. La concelleira de Festas, Carme da Silva, recuerda que esta es una fiesta «organizada pola xente, na que nós somos só os coordinadores. Os cidadáns son a parte fundamental coa súa participación directa na Feira Franca».

Luis Bará también señala que «o primeiro ano foi o de menos xente, porque era a novidade, pero despois, a partir do segundo e terceiro, grazas ao elevado número de asociacións que dinamizaban os espazos, foise multiplicando a participación de xente de todas partes. A xente queda moi sorprendida coa atmosfera da cidade». El concelleiro añade que esta «é unha festa de convivencia, con persoas de todas as xeracións, onde se goza dos espazos públicos e pásase ben con harmonía e bo ambiente. Para os pontevedreses eu creo que a Feira Franca é un sentimento de orgullo da nosa cidade, de vela engalanada coas mellores decoracións».

Impacto económico

El éxito de las fiestas históricas es también un éxito para muchos comercios de las ciudades en las que se celebran. En el caso de Pontevedra, con la llegada del mes de septiembre, los turistas vuelven a sus ciudades y los niños al colegio. Es una época en la que muchos comercios locales se resienten, sobre todo los relacionados con la hostelería y el turismo. La celebración de la Feira Franca es, por tanto, un respiro para muchos y la prolongación de un verano de buena cosecha.

«Es la mejor caja del año. Es cuando más gente atendemos, más calamares y cervezas servimos y más horas trabajamos», asegura Rubén Escudero, empleado de la cafetería Carabela.

A pesar de esto, el camarero defiende que «desde hace unos cinco años la gente disminuyó bastante su gasto».

El encargado del restaurante Alburiza, en la Praza da Leña, mantiene la misma opinión que Escudero, y manifiesta que «aunque el volumen de gente se mantenga este año, creo que la cantidad de dinero va a ser menor».

La ocupación hotelera se mantiene, por el momento, en los mismos niveles que años anteriores. El hotel Rúas tiene prácticamente todas las plazas cubiertas para ese día, al igual que el Rías Baixas, donde aseguran que va a haber buena ocupación, sobre todo de portugueses y gallegos.

En el plano textil la actividad parece ir más lenta, según afirma Bele Soto, responsable de una tienda en la que se venden trajes medievales en la Rúa Castelao. «Otros años a estas alturas la gente ya estaba más animada a comprar, este no se ve tanto movimiento, pero claro, es fin de mes. A partir de estas semana esperamos que venga más gente».

El alquiler de un traje en este establecimiento ronda los 25 euros y la compra va desde los 25 euros hasta los 140, «hechos con telas de mejor calidad».

La concelleira de Festas, Carme da Silva, asegura que es muy difícil calcular el impacto económico que tiene la Feira Franca en la ciudad, «pero sen dúbida é moi alto». Concreta que la celebración tiene repercusión en muchos sectores, «xa non só na hostelería, tendas de roupa, complementos, tecidos... Senón tamén nas empresas que fan as montaxes e decoracións nas rúas e prazas. Hai moitos contratiños pequenos».

La afluencia de público a esta festividad también es muy elevada. «Os anos anteriores rondamos as 200.000 persoas, todas no centro histórico. Ese é un número tan alto que é difícil de incrementar. O obxectivo é que se manteña a calidade do evento, por iso non queremos aumentar a zona na que se fai a celebración».

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