El sí al crematorio es casi unánime entre los negocios de San Amaro

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PONTEVEDRA. El popular barrio de San Amaro está más dividido que nunca. Dividido entre el silencio del cementerio de San Amaro y el ajetreo de la vida, dividido entre unos vecinos a favor y otros en contra de la instalación de un crematorio que gestionaría la empresa Funespaña y cuya fecha de apertura, a la espera de varias negociaciones, se desconoce. Pero, en lo que respecta a los establecimientos que funcionan en dicha zona, parece que hay cierto acuerdo: aunque pueden comprender el rechazo de los propietarios de terrenos y viviendas, muchos comerciantes creen que podrían verse beneficiados por la llegada del crematorio.

En San Amaro existen, ante todo, marmolerías. Desde este barrio hasta la zona de A Parda, además, varias floristerías y locales de hostelería ponen la nota de color. Muchos piensan en lo que la apertura del crematorio podría beneficiar sus bolsillos.

Ana Santórum trabaja en una pulpería a las puertas del camposanto y habla sin pelos en la lengua: «Habría más movimiento. Es cierto que si el crematorio pertenece a Funespaña, tendrá integrado un servicio de hostelería, pero ¿acaso es lo mismo tomarse un café en el tanatorio que tomárselo fuera? Los propietarios de algunos negocios no quieren hablar, pero aquí ya se sabe bien lo que yo pienso». Además, esta vecina considera que la desconfianza de los habitantes del lugar se debe, principalmente, al desconocimiento y a que se activaron las alarmas de manera infundada: «Cuatro personas dijeron que iban a caer las cenizas en los tejados provocando casos de cáncer y la gente mayor se asustó».

Costes

Entre los propietarios de los otros negocios ‘estrella’ del lugar, las marmolerías, hay opiniones diversas. Algunos optan por la indiferencia, considerando que apenas podrían notar diferencias en su volumen de ventas. En cambio, otros lo tienen claro: «Nos beneficiaría. Seguro que íbamos a vender más lápidas, porque la gente no tendría que irse fuera a incinerar a nadie y atraería clientes». Al igual que Santórum, de la pulpería, algunos expertos en mármol y en granito consideran que el estado de alarma de algunos vecinos es exagerado. «Dicen que contaminaría el agua. Si el crematorio operase en O Campiño, como propuso la plataforma vecinal, la traída de agua sería la misma. Hay mucha paranoia, pero lo que más preocupa, ante todo, es que los terrenos que rodean la ubicación del crematorio pudiesen perder valor», opinan varios implicados.

En cambio, María Dolores García, que regenta la floristería Canela en San Amaro y cuya familia dispone de un piso en A Parda, cree que las propiedades de la zona no han hecho más que aumentar su valor con el paso de los años, por lo que considera que el crematorio, en este sentido, no haría daño. Además, aunque la vecina duda si la instalación del negocio tendría consecuencias positivas para su floristería, estima que su existencia sería una buena noticia para todos los pontevedreses: «Cuando se incinera a la gente no se compran tantas flores, eso es así, pero una ciudad con estos habitantes necesita un crematorio. Estos conviven con los ciudadanos en muchos otros lugares, por ejemplo en Vigo», alega.

Sus palabras sorprenden a un vecino que pasea su perro en la calle y que opta por no hablar. Ya sea por respeto al camposanto o por prudencia, algunos prefieren permanecer en silencio.

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