El supuesto violador, internado en Ourense

La decisión del juzgado de menores fue contundente: ingreso inmediato en un centro de internamiento de menores en régimen totalmente cerrado. El rumano acusado de violar a una joven pontevedresa en las inmediaciones de la Alameda hace unos 20 días (que fue identificado y arrestado el martes por agentes de la Comisaría Provincial de Pontevedra) descansa ya en el centro educativo Monteledo, el más afamado de cuantos trabajan en Galicia para la reinserción de los delincuentes que no alcanzan la mayoría de edad.

La decisión tomada en el Juzgado de Guardia del edificio de A Parda en la tarde del miércoles vino dada por el atestado policial, que incluyó la declaración del arrestado y, más importante aún, la identificación del mismo por parte de la supuesta víctima, y por la comparecencia de anteayer. Un grupo de familiares del detenido (de etnia gitana) le acompañaron desde los exteriores de las instalaciones judiciales de la capital con la esperanza de que pudiese salir en libertad, una circunstancia que finalmente no se dio.

Los hechos denunciados, según fuentes no oficiales, fueron cometidos con la impunidad de la noche, en torno a las cuatro de la madrugada. La víctima contaría con 19 años, mientras que el presunto agresor tendría 17.

Así es el centro

El Centro Educativo Monteledo, perteneciente a la Xunta de Galicia y gestionado por la fundación Camiña Social, ofrece un contexto educativo favorecedor de la inserción social y familiar del menor, teniendo entre sus fines el contribuir a que éste construya su proceso vital a través de una formación basada en el conocimiento y puesta en práctica de deberes y derechos que les posibiliten el ser ciudadanos competentes socialmente. En otras palabras: el joven rumano acusado de violar a una pontevedresa forma ya parte de una ‘comunidad’ de unos 30 chicos internos en un ambiente en el que la disciplina es fundamental: se levantan a las 8.45 de la mañana, son obligados a hacer todas las tareas propias de la vida diaria y a participar en talleres y charlas específicas dirigidas al tipo de delito que hayan cometido.

Monteledo es, junto al Concepción Arenal de A Coruña, el único centro que acoge a menores en régimen totalmente cerrado (por esta circunstancia se descartó el ingreso en el Avelino Montero, en Pontevedra, que tan solo ofrece el régimen semiabierto y el abierto a sus 'inquilinos'). El principal objetivo de los más de 30 empleados que conforman la plantilla educativa del centro (26 educadores, psicólogo, trabajadores sociales, personal de servicios generales y de dirección) es colaborar en la reinserción social de estos jóvenes que proceden, en su mayor parte, de ambientes conflictivos. En Monteledo someten a muchas normas a gente acostumbrada a no responder a ninguna, y les inculcan los valores adecuados para iniciar una vida mínimamente organizada.

Escasas visitas

Los menores que, como este rumano, están acusados de un delito grave, tienen la opción de ver a sus familiares durante dos horas a la semana (el reglamento establece dos visitas de 40 minutos, pero en Ourense son más indulgentes). No puede salir del centro en ningún momento mientras el juez establezca que su régimen de internamiento debe ser cerrado, si bien este puede cambiar a lo largo del tiempo en función de su conducta.

Los menores que demuestren una buena conducta, pues, después de cumplir un tiempo mínimo que establece la Ley del Menor, pueden lograr un cambio en el régimen de internamiento (aunque deben haber cumplido al menos el 55 por ciento de su condena, en el caso del centro de Monteledo). Si los responsables del centro emiten un informe favorable pueden solicitar permisos u otros privilegios, como salir para asistir a clases o incluso para trabajar, si cuenta con un contrato.

Sin embargo, la última reforma de la Ley del Menor ofrece una posibilidad que, aunque aún no se ha tomado hasta el momento en ningún caso en Galicia, sí se da: que el menor ingrese en una prisión convencional en cuanto cumpla los 18 años de edad. Esta medida, por orden del juez, se tomaría en un caso en el que el condenado no presente síntomas de mejoría pese a los esfuerzos de los educadores y se muestre especialmente conflictivo dentro del centro. En cuanto a la condena a la que se puede enfrentar este rumano, que cumpliría íntegramente en el centro más cercano a su residencia (en este caso, el de Ourense), podría alcanzar los 8 años, aunque nunca todos en régimen cerrado.

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