Extraño incendio en Pontevedra con una cabra muerta

La profunda reforma urbana que el Concello ha puesto en marcha en el barrio de Valdecorvos está creando importantes quebraderos de cabeza a los responsables del cuidado del Pazo de los Cobián, una excelsa propiedad de 10.000 metros cuadrados que une el citado lugar con A Seca. En los últimos meses, según explicaron los responsables de su mantenimiento (sus propietarios, de edad avanzada, no residen en él) ha sido objeto de repetidos hurtos por parte de desconocidos. «Incluso han estado por aquí limpiando el cobre», explicaron. Robos de animales y de maquinaria fueron los últimos que sufrieron, pero lo ocurrido en la madrugada de ayer superó a todos los sucesos anteriores.

Poco después de la 1.30 de la madrugada se declaró un incendio de importantes dimensiones en uno de los alpendres anexos al Pazo (construido con la misma piedra y con las mismas tejas que la vivienda y de reciente edificación). El siniestro, provocado, según todos los indicios, hizo trabajar de lo lindo a los efectivos del Parque Municipal, pues en el interior del galpón se acumulaba gran cantidad de paja, lo que favorecía la rápida propagación de las llamas.

Forzar la puerta

Los Bomberos, que fueron alertados por el vigilante de la gasolinera de la avenida de Lugo, desde donde se divisaba perfectamente el incendio, se vieron obligados a forzar las dos puertas de entrada al lugar, el acceso principal al Pazo y el del alpendre, después de comprobar que no había nadie en el interior del inmueble y que no había tiempo para localizar a los propietarios. Los trabajos de extinción fueron muy laboriosos, según explicaron los Bomberos, pues «hubo que mover toda la paja, que era mucha».

La intervención de los efectivos municipales se extendió hasta as cuatro y media de la madrugada, pues tuvieron que controlar las llamas que se habían propagado hacia una cuadra contigua al alpendre. Ambas estancias quedaron prácticamente calcinadas.

Los Bomberos, cuando estaban finalizando su trabajo, se encontraron con una desagradable sorpresa: una cabra que estaba a punto de concebir una camada se encontraba en el interior de la citada cuadra, atada por las patas traseras con una cuerda que la mantenía inmovilizada, pendiendo de una viga. El animal falleció, según constataron los Bomberos, por inhalación de humo. Este fue el primer indicio de que el siniestro fue provocado.

Sin luz ni maquinaria

Los funcionarios municipales comprobaron, además, que el cuadro eléctrico del Pazo estaba correctamente apagado y que no existía ningún tipo de maquinaria en el lugar que pudiese, accidentalmente, haber provocado alguna combustión.

El asunto queda ahora en manos de la Policía Nacional y de la Policía Local, que se personaron en el lugar, para investigar las posibles causas y a los supuestos autores de este incendio.
Los cuidadores del Pazo indicaron que en los últimos tiempos, y en especial desde la reforma del barrio (ahora la finca es mucho más visible), los hurtos han sido «demasiado habituales».

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