«Hay un exceso de litigiosidad inútil»

En 1981, durante su etapa como concelleiro. archivo dp
photo_camera En 1981, durante su etapa como concelleiro. archivo dp

Letrado vocacional, sus ansias por participar en la vida social de la ciudad le llevaron a formar parte de aquella histórica primera Corporación democrática «de la que guardo muy buenos recuerdos». Pero su verdadero amor platónico era (y sigue siendo) la Abogacía, dando un gran impulso al Colegio Provincial en sus diez años como decano.

estudió Derecho en Madrid, hizo la ‘mili’ en la Marina y desde 1975 ejerce como abogado. Modesto Barcia Lago (Pontevedra, 1951) explica que «desde niño siempre quise ser abogado. Como anécdota recuerdo que cuando estaba en la Escuela Primaria estudié El tercer grado (el mejor libro de texto que jamás se ha editado y que aún repaso de vez en cuando) y, entre otros contenidos, venía el Fuero de los Españoles, que me aprendí de memoria. Me valió incluso en la Universidad».

Es innegable que lleva el Derecho en la sangre. «Es cierto que siempre tuve una visión jurídica de la realidad».

Pero en 1979, las inquietudes morales y espirituales de un joven e impetuoso Modesto Barcia le empujaron a involucrarse en política. «Uno estaba con la idea de aportar lo que pudiera. Fue una etapa bonita y generosa».

De la mano de Unidade Galega, concurrió en el número 4 de una candidatura liderada por Xosé Fortes Bouzán, que le permitió formar parte de la primera Corporación municipal de la actual democracia, entre 1979 y 1983, y también fue diputado provincial bajo el mandato de Federico Cifuentes . De aquella histórica aventura recuerda, entre otros, «a Celestino García Brañas, López de Guereñu, Isidro Caballería, Daría, Collazo, Tilve, Rivas, Pilar Allegue y el grupo de Queizán» .

A este respecto, Modesto Barcia puntualiza que « Joaquín Queizán era un caballero auténtico y tuve con él una magnífica relación. En contra de lo que muchos pensaban, no era nada facha en el sentido estricto de la palabra, sino que podías debatir con él perfectamente de cualquier tema».

La democracia estaba dando sus primeros pasos, lo que explica el ramillete tan amplio de opciones políticas que consiguieron representación en el Concello. El letrado pontevedrés aclara que «la política es necesaria; si no hay política no hay comunidad. En aquel primer grupo íbamos ‘lo mejor de cada casa’ de los que estábamos en la esfera pública».

Actualidad política

Sobre la caída libre en que está inmersa la política actual, Modesto Barcia intenta buscar una explicación: «Es evidente que cada uno tenemos nuestros propios intereses, nuestras vanidades y nuestras flaquezas. Fueron llegando otras ambiciones (seguramente más alicortas) y efectivamente fue bajando el nivel de idealismo y, si me apuras, de formación y preparación».

Y añade un matiz muy interesante: «Se está haciendo de la política una profesión. La gente empieza muy joven en ella, no hace vida profesional propia y solo ve la vida a través de las orejeras del partido de turno».

Después de aquella etapa en primera línea política, decidió apartarse a un lado del bullicio diario, «aunque uno siempre sigue mostrando una especial preocupación por lo que le rodea». Elude posicionarse ideológicamente, si bien admite que «me sitúo más en el bando de la izquierda, pero siempre seré el ala derecha de la izquierda».

Durante sus 39 años de ejercicio asegura haber disfrutado con las mieles del éxito, pero también probó los sinsabores de la decepción. «Y no siempre llegaba por haber perdido un caso. A veces era por sentencias que te tocaban la moral, porque merecían ser más duras con tu cliente». Ahí radica la complejidad de la Abogacía: «Tu deber y obligación es hacer todo lo que puedas por ganar, pero hay casos en los que si no ganas, tampoco vas a llorar».

Modesto Barcia es un reconocido detractor de la Ley del Jurado. «Ya hay mecanismos (jueces, fiscales, abogados, etc.) para resolver un pleito. Mejorables o no, pero ahí es donde debe jugarse el partido y no en la grada con el público. Es como plantear ir al curandero cuando ya tenemos médicos».

Al mismo tiempo, coincide con la opinión de muchos expertos de que las series de televisión, la prensa y, últimamente, las redes sociales, contaminan demasiado los prolegómenos de un proceso judicial. «Muchas veces, desinforman más que informan», y cita como ejemplos el asesinato de la niña Asunta Basterra o la imputación de la infanta Cristina: «Cada uno va contando una cosita diferente cada día».

Modesto Barcia reconoce que, en comparación con Alemania, España tiene la mitad de población y el doble de abogados, «pero la raíz del problema es que hay un exceso de litigiosidad inútil. A veces se plantean tonterías que se podrían resolver sin llegar al Juzgado». Finalmente, considera que habría que suprimir el efecto disuasorio de las tasas judiciales «para garantizar que todo el mundo tenga acceso a la Justicia».

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