''La adscripción del Crespo Rivas nos ha producido una gran herida''

José Carlos Otero, ayer, en su despacho del CEIP Campolongo. javier cervera
photo_camera José Carlos Otero, ayer, en su despacho del CEIP Campolongo. javier cervera

tras nueve años al frente del colegio de Campolongo, José Carlos Otero ha decidido jubilarse, poner punto y final a su trayectoria como docente de Infantil y Primaria y dejar la dirección del centro en manos de su compañero José Manuel Sánchez. Las tensiones vividas durante el proceso de adscripción de la escuela Crespo Rivas han sido solo un pequeño lunar en una carrera marcada por la capacidad de gestión y la cordialidad con todos los miembros de la comunidad educativa.

¿Cómo se inició en la docencia?

Entré por pura vocación, después de un tiempo trabajando como administrativo en el Ministerio de Agricultura. He cubierto la docencia en todas las etapas educativas de la persona: he ejercido en Infantil y Primaria, he sido profesor de FP, lo he sido y lo soy en la facultad de Ciencias da Educación (seguirá ejerciendo como adjunto) y también he impartido Enseñanza para Adultos. Mi primera escuela fue el colegio de Ponte Sampaio, después estuve en Las Palmas de Gran Canaria, en el colegio de Teror, y en el de Reibón (Moaña). Pasé una corta etapa en comisión de servicios en Campolongo, me destinaron al colegio número 1 de Monte Porreiro y regresé a Campolongo como director hace nueve años.

Y lo de ocupar cargos directivos, ¿es también por vocación?

He estado siempre en equipos directivos al margen de la educación formal, ya que soy director de una escuela de tiempo libre, presidente de una asociación prestadora de servicios sociales y toda mi vida he estado dirigiendo campamentos y vinculado a labores directivas. Al colegio de Campolongo llegué desde mi destino, el centro de Monte Porreiro, porque en ese momento no había ningún candidato a la dirección y se me da ese destino. En Monte Porreiro he estado como secretario.

¿Por qué motivo abandona la dirección y la docencia en Infantil y Primaria? ¿Estaba cansado?

Siempre he tenido claro que los cargos directivos no deben superar un período de ocho años. Creo que cuatro años son necesario para desarrollar un proyecto y otros cuatro para consolidarlo y, a partir de ahí, deben venir nuevas ideas e iniciativas. La jubilación se debe a que en estos momentos busco un nuevo modelo de vida con nuevos proyectos y, por supuesto, para dedicar más tiempo a mis seres queridos y a ‘hobbies’ como el golf, los viajes y las reuniones con amigos.

Como director habrá tenido que escuchar a muchos padres durante estos últimos meses por la adscripción del Crespo Rivas. ¿Ha tenido muchas presiones? ¿Le han pasado factura?

Yo siempre he ejercido mi cargo con ilusión, ganas y vocación, pero, desde luego, mentiría si dijese que a lo largo de estos nueve años no me encontré con dificultades. Efectivamente, estos últimos meses han sido un lunar en esta etapa, pero lo han sido por causas ajenas al centro y a mi gestión. El conflicto que se ha generado con la adscripción del Crespo Rivas me ha dejado una huella, un sinsabor. En todo caso, dirigir este centro ha sido un regalo en mi vida profesional y un motivo de sano orgullo. He aprendido muchas cosas y ha merecido la pena. No he tenido muchos momentos de caminar por senderos de piedras, aunque, sin duda, los enfrentamientos y la crispación que se ha generado entre los miembros de la comunidad educativa en esta última etapa por la adscripción del Crespo Rivas dejan un sabor amargo. La mente tiene capacidad para dejar en el olvido estos malos momentos y quedarse con los buenos recuerdos.

(Entrevista más amplia en nuestra edición impresa del 1 de junio)

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