La Brilat toma el relevo en Afganistán

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Entre llantos, abrazos y fotos para el recuerdo partía esta tarde el último contingente de soldados de la Brigrada de Infantería Aerotransportable (Brilat), con base en Figueirido (Pontevedra) para relevar al resto de tropas españolas desplegadas en Afganistán.

Un total de 62 soldados, entre ellos una sola mujer, se despedían de sus familiares en la explanada de la Base Militar del aeropuerto santiagués de Lavacolla. El teniente José Luis Cordovilla despedía a los militares, que embarcaban en el avión portando la bandera española y luciendo una sonrisa para animar a la familia. Pese a todo, Cordovilla confirmaba a AGN que el "veterano" de la misión se marchaba "tocado".

La aeronave despegaba a las 16.40 horas, media hora antes de lo previsto, con 151 efectivos, 89 de los cuales ya fueran recogidos en Madrid-Barajas. En total, son 562 los militares españoles que viajaron en esta rotación hacia el país islámico, de los que la mayoría, unos 300, son de origen gallego, según los datos aportados por Cordovilla.

El avión, operado por la compañía Air Europa, volará directo a la ciudad afgana de Manas y posteriormente los diferentes destacamentos serán trasladados a sus bases de operaciones en aviones 'Hércules'. La misión tendrá una duración aproximada de cuatro meses, por lo que regresarán a Galicia a mediados del próximo mes de julio.

Con esta rotación finalizan los vuelos de relevo del contingente Aspfor XXII, ya que a partir de hoy todas las unidades que lo componen estarán ya en territorio afgano. Con el fin de ayudar a la "reconstrucción del país y a la pacificación", los soldados de la Brilat estarán distribuidos en dos emplazamientos. Por una parte, los integrantes del Equipo de Reconstrucción Provincial, dirigidos por el coronel Emilio Sarabia Griera, operarán en la población de Qala-e-Naw; mientras que el Batallón multinacional, al mando del teniente coronel José Murga Martínez, estarán ubicados en la ciudad de Herat.

Despedida agridulce

Los soldados gallegos llegaron a Lavacolla acompañados por sus familiares que mantuvieron "el tipo" hasta el momento de dar el último abrazo antes de subir al avión. Muchos de los allí presentes optaron por ocultar su emoción tras las gafas de sol, mientras los más pequeños, muchos hijos de los propios soldados, miraban sorprendidos el avión, ajenos a los emotivos momentos.

La mayoría ya había estado en territorio afgano anteriormente, por eso partían más "animados y con experiencia", aunque los principiantes se notaban más "nerviosos", como aseguraban los familiares. De todas formas, apuntaban a que "van a hacer lo que les gusta y eso es lo más importante". Pese a que aceptan y comprenden la "vocación" de sus parientes, la mayoría confiesa que lo pasa "muy mal".

Emilia Piñeiro y Oliver Naún, ambos con 26 años, vecinos de la localidad pontevedresa de O Grove, viajan por segunda vez a Afganistán, aunque estarán en bases distintas. Ella marchó el pasado día 9 y hoy, sus familiares, despidieron a su novio. La hermana de Emilia confesó a AGN que lo pasan "muy mal", sobre todo, por que en la anterior misión la soldado "tivo a sorte" de no subir al helicóptero que se estrelló cerca de Herat en agosto de 2005, cuando murieron 17 de sus compañeros.

El teniente Cordovilla aseguraba que, en su caso, cuando ya participó en seis misiones, fundamentalmente en Líbano, la familia "no acaba de acostumbrarse". La incertidumbre de no saber cómo se encuentra en el "día a día" es lo que hace que "los que se quedan aquí sean los que más sufren, porque no saben que yo, a lo mejor, estoy sentado delante del ordenador".

Las familias esperan que los cuatro meses de misión "pasen pronto" y que sus allegados regresen "bien".

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