La mañana encapotada y lluviosa de este domingo no evitó que el demonio hiciera de las suyas por las calles de Pontevedra. Minutos antes del momento previsto de la salida de la comitiva, las 12.30 horas, al menos una veintena de personas dudaban si O Demo aparecería o no. En cuanto comenzó la música estaba claro que una poca lluvia no detendría la peculiar celebración.
Una vez pasados los Arcos de San Bartolomé, el séquito de diablillos siguió al demonio por la zona vieja. Los pequeños de la ciudad que, disfrazados y armados con tridentes, deseaban hacer travesuras por las calles, tuvieron la suerte de que en cuanto comenzó la fiesta la lluvia cesó. El desfile de pinchos y cuernos rojos sorprendió tanto a locales como a turistas.
La concelleira de Festas, Carme da Silva, que asistió a la celebración, comentó que aunque era un pena que el tiempo no fuese el idóneo la gente respondió muy bien, "teniendo en cuenta la mañana que está y la lluvia que hay, la respuesta ha sido muy buena" declaró. Da Silva también hizo referencia al curioso hecho de que dejase de llover justo a las 12.30, "deben ser los poderes demoníacos", bromeó la concelleira.
FOLIADA. Aunque las salidas de O Demo pudieron llevarse a cabo, el concierto que la Banda de Música de Salcedo debía celebrar a las 21.00 horas en la Plaza José Martí tuvo que ser cancelado debido a las malas condiciones meteorológicas.
A esta baja en el programa se sumó, minutos después, la de la tradicional foliada, pues aunque los grupos Alborada y Os Chichios se dieron cita en la plaza de Curros Enríquez, el intenso aguacero impidió que todo se desarrollase según lo previsto.
No obstante, aprovechando uno de los pocos respiros que dio la lluvia, los músicos ofrecieron un fugaz concierto para deleitar a los pocos presentes que habían desafiado al mal tiempo.
Ahora que O Demo vuelve a estar encadenado, toca esperar al próximo año para que el peculiar demonio vuelva a divertir a los niños de Pontevedra con sus travesuras.
