La mano de Colón reaparece 30 años después de ser amputada por unos niños

PONTEVEDRA. Cuando todo el mundo la daba por perdida, la mano de la estatua de Colón ha vuelto a escena. Treinta años más tarde de desaparecer de la talla del conquistador, acaba de ser devuelta a manos del Concello por uno de los implicados en la amputación accidental: un vecino de Pontevedra que quiso poner fin al desaguisado ocurrido en su infancia, a los 13 años.

Según trascendió ayer, todo ocurrió en el año 1982. El particular confeso, que ahora es padre y tiene un hijo, celebraba junto a sus compañeros del instituto de A Xunqueira el inicio de las vacaciones en la fuente de Las Palmeras. Eso sí, sin saber la que se le venía encima. En el medio de la juerga, una de las mochilas se enganchó en la mano de la escultura que, debido al golpe, se rompió y cayó al suelo.

Para evitar ser descubiertos en una gamberrada de tal calibre, el joven decidió recoger la mano y mantenerla en secreto escondida hasta el pasado lunes. Al parecer, por su miedo a las represalias no encontró en este tiempo un buen momento para corregir aquella travesura, la misma que impidió reconstruir con fidelidad las sucesivas manos que se fueron colocando en la estatua.

El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, fue de los primeros en contemplarla y tocarla. Fue ayer, cuando comprobó que está bastante dañada por el golpe.

Una vez inspeccionada, fue trasladada a dependencias policiales, encargadas ahora de custodiarla hasta que se decida su futuro.

Investigación

Como titular de la escultura, el Concello estudiará en los Juzgados la posible existencia de repercusiones legales, aunque fuentes de la Policía Local ya descartaban ayer tal opción. La falta ha prescrito y, además, los implicados eran menores de edad en el momento de los hechos.

En todo caso, otra vía de estudio será el origen de la pieza. Dado que ha sido arrancada en varias ocasiones, el Concello investigará si esta es la original o, en su defecto, si se trata de una copia posterior.

Además, se analizará su recolocación «nas mellores condicións posibles», apuntó el concejal de Infraestruturas, Cesáreo Mosquera. Partiendo de que se quiere garantizar su supervivencia y que los actos vandálicos suelen hacer mella en los conjuntos escultóricos, puede que incluso se descarte. «Facendo memoria, lembro que, se a soldaban con contundencia, podía rematar con toda a peza. Se alguén volvera tirar da man, podería caer boa parte da estatua», apuntó el nacionalista.

(Más información en nuestra edición impresa del miércoles, 28 de septiembre)

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