La Once deja 350.000 euros en la ciudad repartidos en diez cupones

El puesto de Benjamín Touriño (derecha) se encuentra en la calle Oliva. javier cervera-mercadillo
photo_camera El puesto de Benjamín Touriño (derecha) se encuentra en la calle Oliva. javier cervera-mercadillo

PONTEVEDRA. El nuevo año comienza de la mejor forma posible para el puñado de pontevedreses que resultaron premiados con el sorteo ordinario de la Once del pasado miércoles. Diez cupones premiados con 35.000 euros cada uno causaron una inmensa alegría no solo entre los agraciados, sino también en el vendedor que repartió la suerte, Benjamín Touriño Cernello, que trabaja en la céntrica calle Oliva. «Siempre es un motivo de orgullo, aunque no te toque a ti».

Touriño dejó cinco cupones del número premiado en un bar cercano, ubicado en las galerías comerciales de la calle Oliva, y los otros cinco los vendió directamente en la calle, en el lugar donde despacha cupones diariamente desde hace ya 20 años. Como tiene una clientela muy habitual, conoce a la mayoría de las personas que compraron el número premiado, «clientes de toda la vida». Algunos se pasaron ayer por su puesto para charlar con él y darle las gracias. «Los demás igual aún no saben nada», comenta.

En el bar

Este afiliado de la Once ya repartió premios importantes en otras tres ocasiones, aunque sigue sintiendo la misma ilusión al repartir suerte, al igual que el propietario de la cercana cafetería Galerías. Los pontevedreses que ayer entraron en su negocio solo tenían un tema de conversación, aunque a César Ferro le queda la agridulce sensación de no haberse quedado con uno de los cupones que vende, tal como hace de manera habitual, por no negarle los dos últimos a un cliente que lo pidió, el párroco de Tomeza.

En todo caso, el dueño del bar se siente satisfecho por haber repartido suerte entre algunas de las personas que acuden con asiduidad a su cafetería. Comenzó a vender cupones de la Once y Lotería del Estado hace 30 años, pero nunca le había tocado dar un premio tan grande. «Las cuatro últimas cifras sí, pero las cinco nunca», comenta Ferro.

En todo caso, el responsable de este negocio local se muestra resignado por no haberse quedado con uno de los cupones que podría haberle dado 35.000 euros. «El dinero es algo temporal», dice. «La gente le da mucha importancia, pero esta cifra no te quita de trabajar: en un año ya no tienes casi nada y, en todo caso, ¿de qué te vale si estás enfermo o tienes problemas en tu familia?».

Otras localidades

El sorteo del cupón diario del miércoles también repartió premios en la localidad almeriense de Roquetas de Mar, Madrid, Talavera de la Reina y Alzira.

El cupón diario de la Once ofrece, por 1,5 euros, 50 premios de 35.000 euros a las cinco cifras. Además, el cliente tiene la oportunidad, por 50 céntimos más, de jugar también a la serie y poder ganar ‘La Paga’ de 3.000 euros al mes durante 25 años, que se añadiría al premio de 35.000 euros. Los números anterior y posterior tienen un premio de 500 euros al agraciado; y premio de 200, 20 y seis euros a las cuatro, tres y dos últimas cifras, respectivamente, del cupón premiado, así como reintegros de 1,5 euros a la última y primera cifra.

Los cupones de la Once se comercializan con más de 20.000 agentes vendedores. Gracias a la Terminal Punto de Venta, el cliente puede elegir el número que más le guste. Además, también se pueden comprar desde la página web oficial de juego de la Once, donde también se pueden consultar los resultados de los sorteos.

«Yo pedía Lotería para el sábado, pero como no quedaba cogí esto»

PONTEVEDRA. A José Lorenzo González, la noticia de que es uno de los ganadores del sorteo ordinario de la Once se la comunicó Diario de Pontevedra con una llamada para hablar del premio, pero no le pilló totalmente por sorpresa. «A ver, di los números. Yo los vi y me sonaron, pero aún no miré bien en el cupón... ».

El pasado miércoles, la constante lluvia que cayó sobre la ciudad fue la causa principal que lo llevó a entrar en la cafetería Galerías, a la que acude de vez en cuando para tomarse un café, a la espera de que el tiempo se calmara.

Una vez allí, preguntó al propietario del establecimiento, al que conoce desde hace tiempo, si tenía Lotería para el fin de semana, pero como ya se había vendido todo, decidió adquirir los dos cupones de la Once que quedaban. «Fue por casualidad, yo quería para el sábado, pero como no quedaba cogí este», explica.

Aunque todavía se muestra confuso por la situación, que le parece difícil de creer, el párroco de Tomeza y Marcón no duda en expresar su alegría al comprobar de nuevo los números, y calcula cuánto dinero le ha tocado entre los dos cupones.

A pesar de que las retenciones de Hacienda harán menguar la cifra final que obtenga, la ilusión por ser uno de los agraciados no es menor. «Hay que estar feliz porque si Hacienda quita algo, es que algo queda», bromea.

Hasta el momento, Lorenzo todavía no ha decidido cómo va a utilizar este premio que no esperaba, aunque asegura que empezará por algo habitual en estos casos: tapar agujeros. «Aquí hai tantos que é como botar auga nunha peneira», dice entre risas.

En realidad, uno de los cupones que acabó en sus manos estaba reservado para el propietario del establecimiento que vendió cinco de los diez papeles premiados, el bar Galerías. «Menos mal que le tocó al cura, que es muy buena persona y ayuda mucho a los vecinos de Marcón, porque si no...», cuenta César Ferro, que prefirió no decirle a Lorenzo que solo podía coger uno de los boletos.

Algunos de los clientes fieles del negocio de las galerías Oliva conocen también al párroco y se alegran de su buena suerte, preguntándose quiénes serán los otros tres ‘habituales’ agraciados por este sorteo. Como no podía ser de otra manera, alguno de ellos apareció a lo largo del día para compartir con sus vecinos y amigos la buena noticia.

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