PONTEVEDRA. Los furanchos que en los últimos años han proliferado al amparo de la bonanza de la vendimia en Pontevedra son ilegales. Ninguno de estos establecimientos en los que se vende vino de elaboración propia tiene la licencia municipal de apertura que exige la norma. Se calcula que en el concello existen cerca de cuarenta establecimientos de estas características. Muchos de ellos permanecen cerrados debido al aumento de controles por parte de la Xunta de Galicia. Inspectores de Turismo expedientaron recientemente a dos locales de Marcón por incumplir la normativa. Ambos se enfrentan a sanciones estipuladas como graves, que podrían acarrear multas de entre 901 y 9.000 euros.
Los responsables de los furanchos inspeccionados, que han recurrido la sanción, se reunieron ayer con el concejal de Urbanismo, Antón Louro. Lo hicieron en compañía de otros furancheiros pontevedreses con el objetivo de regular su situación. El principal problema al que se enfrentan estos vecinos tiene que ver con el marco legal del sector. La Xunta ultima un decreto para controlar este tipo de establecimientos a nivel autonómico que excluye a Pontevedra de la relación de municipios en los que se da validez a esta actividad tradicional. Si el concello del Lérez no entra a formar parte de esta lista, los furanchos de las parroquias no serán reconocidos.
La regulación actual, que data del año 2008, está a punto de ser derogada. En ella se fijan unos criterios de apertura (consultar el destacado de la derecha) que, en la práctica, equiparan la tramitación de las licencias de furanchos a la de los bares y cafeterías.
Pontevedra no dispone actualmente de ordenanza que regule la solicitud de apertura de furanchos, una iniciativa que se está empezando a aplicar en Poio, donde la Xunta sí reconoce el arraigo de estos locales.
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