Los puntos negros del AVE en Pontevedra

Estado del pavimento en la calle Holanda, en Monte Porreiro. alba sotelo
photo_camera Estado del pavimento en la calle Holanda, en Monte Porreiro. alba sotelo

PONTEVEDRA. Un informe técnico sobre los daños derivados de las obras del AVE en Pontevedra parece haber agrietado las buenas relaciones que hasta el momento mantenía el Concello con Fomento. El alcalde capitalino, Miguel Anxo Fernández Lores, remitió el pasado viernes una carta a la ministra Ana Pastor para exigirle que su departamento subsane las deficiencias detectadas a lo largo de todo el municipio.

El deterioro en vías públicas, pozos o manantiales de agua, patrimonio etnográfico y otros bienes son algunas de las incidencias que se reproducen en la misiva. En ella, el regidor del BNG llama también la atención sobre la ruptura del diálogo con la Dirección General de Ferrocarriles tras los recientes cambios en la cúpula de mando. «De un tiempo a esta parte y después de varios intentos de reunión con la nueva dirección y de reiteradas visitas a la zonas de obras, observamos como persisten diversas situaciones de deterioro», reproduce Lores en el comunicado oficial, en el que también reclama al departamento que dirige Pastor que informe sobre el final de las obras del AVE.

El motivo de esta petición sobre los plazos de ejecución, que todavía se desconocen, tiene que ver con la posibilidad de que el Concello urbanice alguna de las zonas que han sido objeto de la intervención estatal. Entre ellas, la calle 12 de Novembro, en la zona próxima al falso túnel.

Las protestas

Los trabajos del futuro Eje Atlántico de Alta Velocidad se dividen en cuatro tramos. El que acumula más puntos negros es el que transcurre entre Pontevedra y Cerponzóns. En él se detectan afectaciones en cuatro parroquias (Alba, Lérez, Mourente y A Seca) y en el núcleo urbano de la ciudad.

Los daños se extienden también a lo largo del tramo Pontevedra-Vilaboa, cuyas obras ya han finalizado. El Concello ha solicitado la reposición de tres farolas y la correspondiente canalización de alumbrado público en el viaducto sobre el río Ulló, «que supone un serio riesgo para las personas que caminan a lo largo de esa vía», y ha denunciado perjuicios al molino de Cabanas y al cauce del río Tomeza y los accesos a las fincas colindantes.

Inundaciones puntuales en viviendas colindantes a la Rúa do Maré y en la avenida de Bos Aires han provocado las quejas vecinales. Algunos colectivos se han dirigido ya al Concello para exigirle, vía Rexistro, el arreglo de los desperfectos ocasionados por las obras del AVE. En A Seca achacan la falta de auga en la única fuente del barrio a la afectación de las actuaciones en manantiales de la zona, mientras que un grupo de residentes en O Marco aseguran los trabajos realizados por Sacyr perjudican «la adecuada convivencia». Denuncian los ruidos, daños en aceras, problemas de accesibilidad y la supuesta velocidad excesiva de los camiones «que utilizan la vía a modo de prácticas de rally».

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