Los trabajadores de Ence inician una huelga de siete días

Vista aérea de la pastera y el resto de instalaciones que la rodean. javier cervera-mercadillo
photo_camera Vista aérea de la pastera y el resto de instalaciones que la rodean. javier cervera-mercadillo

Los trabajadores de Ence decidieron hoy iniciar una huelga de siete días que, salvo cambios de última hora, se mantendrá hasta el próximo cuatro de julio. El parón fue respaldado por el 100% de la plantilla de Ence ( integrada por 238 operarios), tras un sinfín de jornadas maratonianas de negociación del convenio para los años 2014-2016 en las que no prosperó el acuerdo.

El último intento de alcanzar el consenso con la patronal tuvo lugar el viernes y, justo cuando parecía que el asunto estaba encauzado, el diálogo regresó al punto de partida. Era la 01.30 de la madrugada y, visto el retroceso, los trabajadores decidieron recurrir a su último cartucho: una huelga general que apoya todo el cuadro de personal de las plantas de Lourizán y Huelva y de las oficinas de Madrid. La única que queda exenta es la central de Navia.

Según explicó hoy el presidente del comité de empresa, Pedro Soto, la negociación se declaró rota cuando el grupo empresarial se negó a aceptar «el acuerdo al que habíamos llegado». Esto es, un convenio exclusivo para el año 2014 que contemplaba la congelación salarial y el mantenimiento de los derechos sociales, algo que también se puede interpretar como la prórroga del convenio de 2013».

En palabras del sindicalista, los trabajadores se mostraron dispuestos a rebajar la duración del convenio y a aceptar la congelación de nóminas para paliar las pérdidas a las que se enfrenta la empresa, afectada de plano por la reducción de primas que plantea la reforma eléctrica. Sin embargo, la vuelta atrás en el camino recorrido ha endurecido la postura de la plantilla, que ahora exigirán un convenio único «para los próximos tres años», avanzó Soto.

Condiciones

Sea cual sea el acuerdo, su aplicación será común para todos los centros que integran Ence. De hecho, las negociaciones fueron rotando durante los últimos siete meses por todas las plantas de la pastera, lo que motivó el desplazamiento de los representantes sindicales cada quince días para celebrar reuniones de «entre dos y tres días» y de una duración de «hasta doce horas». La última, la que desencadenó en el parón, fue una de las pocas excepcionales que se desarrollaron a través del teléfono.

El presidente del comité de empresa de la planta de Lourizán aseguró que todos los encuentros siguieron la misma tónica y que «al final discutíamos sin avanzar». «La empresa impone sus propuestas y siempre pretende discutir desde su enfoque», añadió.

Durante el proceso se llegaron a colocar varias alternativas sobre la mesa que encontraron el rechazo radical de la plantilla. Por ejemplo, la ampliación de la jornada en 40 horas anuales, la aplicación del turno partido durante todo el año y una reducción salarial de hasta el 10% si la reforma eléctrica sigue adelante. Del mismo modo, la dirección negó las pretensiones de los operarios que, si bien llegaron a aceptar la congelación salarial para 2014, reclaman subidas de suelo para los años 2015 y 2016.

Parón

La previsión inicial de los trabajadores era la de convocar una huelga de cinco días. Su duración fue ampliada después de comprobar que los servicios mínimos impuestos por la pastera «son abusivos», momento en el que optaron por un parón de una semana. «La huelga fue iniciada el viernes de madrugada, por lo que la planta debería haber dejado de funcionar a las 06.00 del sábado. Sin embargo, no lo hizo y siguió en activo hasta las 13.00 horas», denunció Soto.

La producción está paralizada desde el mediodía de hoy, aunque cabe la posibilidad de que la huelga finalice antes de lo previsto. Todo depende de las reuniones previstas para estos días. Hoy mismo se celebró una que, a cierre de esta edición, seguía abierta.

La suspensión de la actividad sucede a la paralización de las inversiones

El parón tiene lugar después de que el grupo Ence anunciara el pasado 6 de mayo su decisión de paralizar las inversiones proyectadas a medio y largo plazo en la planta de Lourizán, como la integración de la fábrica en el paisaje o la construcción prevista de una planta de biomasa. La compañía atribuyó la decisión a la incertidumbre que pesa sobre la prórroga solicitada al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para continuar en su actual emplazamiento más allá de 2018. La nueva Ley de Costas está sin desarrollar, por lo que el tiempo avanza en su contra, mientras que la Xunta promete hacer uso de sus competencias para impedir su estadía en la ría.

Pérdidas

Por otro lado, Ence incidió en los perjuicios que representa la reforma energética y la reducción de las primas que recibía del Gobierno central. Estas, sumadas al encarecimiento de la materia prima, originaron durante el primer trimestre del año unas pérdidas de unos 14 millones de euros.

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