Los últimos vestigios del franquismo en Pontevedra

La sede de la Audiencia Provincial mantiene un escudo franquista en su fachada. rafa fariña
photo_camera La sede de la Audiencia Provincial mantiene un escudo franquista en su fachada. rafa fariña

La sombra de Franco sigue siendo alargada en Pontevedra. Escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones siguen ensalzando o recordando la figura del dictador en distintas zonas de la ciudad, un hecho que incumple la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno de Zapatero en 2007.

La retirada de símbolos franquistas no ha sido total por parte de la Administración. De hecho, dos de los tres escudos con el águila imperial se encuentran en edificios públicos. Uno en la fachada de la sede de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que no se suprimió pese a la reforma llevada a cabo por la Consellería de Xustiza en el año 2004, y otro en el exterior del CEIP Manuel Vidal Portela. Ambos inmuebles dependen directamente de la Xunta de Galicia.

El tercer aguilucho está situado justo encima del cartel de una conocida agencia de viajes en el primer tramo de la calle Michelena, en cuyo edificio se encontraba la antigua delegación del Ministerio de Información y Turismo y que en la actualidad está en manos privadas. El escudo heráldico es, según los expertos, uno de los que mejor se conservan.

La mayor parte de los vestigios de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, la Guerra Civil y la represión de la Dictadura se encuentran en propiedades privadas, lo que dificulta su eliminación. Así lo reconoce el vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Marco González, que advierte, sin embargo, de la «permisividad» del Gobierno central para el mantenimiento de esta simbología. «El incumplimiento del artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica es flagrante. A día de hoy, no conocemos ningún caso en el que la Administración se haya ‘autosancionado’ por no retirar escudos u otros restos del franquismo», añade.

Además de los escudos con el águila imperial, en Pontevedra existen otras referencias franquistas como placas con el yugo y las flechas que persisten en edificios de la capital. En muchas ocasiones pasan desapercibidos, como ocurre en el caso del lateral del edificio de Hacienda (el que da a la Praza da Estrela), en un bloque de viviendas sindicales construidas por el Ministerio de Vivienda en la calle Perfecto Feijóo o en la denominada ‘Casa Rosa’, que está situada entre las calles Sagasta y Frei Xoán de Navarrete.

Las calles

La lucha contra la huella del régimen se libra también en el callejero de Pontevedra, del que se han retirado nombres como Paco Leis, Calvo Sotelo, General Mola, Bernardino Fondevila, Salvador Moreno o Vázquez Lescaille. El cambio de nombre de esta última, que ahora se llama Rúa do Rouco, provocó una agria polémica en octubre de 2002 cuando los familiares de Lescaille reclamaban su mantenimiento al negar que este tuviese relación con la Guardia Cívica franquista.

En su día, el Concello capitalino barajó la posibilidad de retirar del callejero de Lérez a Leandro del Río Carnota, un cura de la parroquia vinculado al franquismo. Finalmente, el Gobierno local decidió mantener el homenaje al párroco del lugar.

Patrimonio

Desde 1999, en la ciudad se han retirado importantes símbolos vinculados al Generalísimo en el patrimonio público. A su llegada a la Alcaldía, el BNG retiró la placa de piedra del Consistorio que hacía referencia a Franco. En su lugar, colocaron una referente al arquitecto del edificio.

Otra pieza que se ha suprimido ha sido la del antiguo Cuartel de Campolongo, obra del maestro Daniel en 1940. A ella se suma el águila imperial del lucernario del Banco de España, que fue retirada tras las obras de reforma de la sede estatal.

Retirar el águila imperial del Vidal Portela costará 2.000 €

El escudo del águila imperial de la fachada del CEIP Manuel Vidal Portela, antigua sede de Magisterio, podría tener los días contados. El Concello de Pontevedra quiere retirar el símbolo franquista del colegio a toda costa, tal y como la semana pasada recordó el concejal de Educación, Agustín Fernández, durante el acto de apertura del curso escolar.

Fernández asegura que su departamento ya tiene listo el proyecto para sustituir esta figura, una actuación para la que deberá contar con el permiso de la Consellería de Educación, la titular del inmueble. «Le comunicaremos a la Xunta nuestra intención de retirarlo y nuestro compromiso para asumir el coste de la obra, que se hará con cargo al Presupuesto municipal», indica el edil socialista, que asegura que la supresión del escudo costará algo más de 2.000 euros.

La iniciativa del PSOE es aplaudida también por su socio de Gobierno, el BNG. «Se se obtén o permiso da Consellería non vexo onde está o problema en retiralo», comenta el concejal de Infraestruturas, Cesáreo Mosquera, que recuerda el compromiso de su partido con la eliminación de vestigios del franquismo antes de que se aprobara la Ley de Memoria Histórica.

El que no tiene nada claro qué hacer con el aguilucho del Vidal Portela, al que le falta la cabeza, es el presidente del PP y portavoz de la oposición, Jacobo Moreira. «No vamos a entrar en polémicas ni debates porque si existe una Ley no hay nada más que decir. Hay que cumplirla, porque nosotros sí que no somos unos insumisos», explica el concejal ‘popular’, que, evita manifestar su apoyo a la retirada del escudo.

Moreira cree que es necesario la realización de un informe técnico que determine qué símbolos relacionados con la sublevación militar, la Guerra Civil y la Dictadura deben desaparecer.

Asociaciones como A Revira, que instan desde hace varios años al Concello a retirar todos los símbolos franquistas de la ciudad, criticaron el anuncio sobre la retirada del aguilucho del Vidal Portela se hubiese realizado el mismo día en el que comenzaban las clases. La reacción del colectivo cultural, que llamó «hipócrita» a Agustín Fernández, no sentó nada bien al concejal socialista. «Me molesta profundamente que alguien que se considere progresista me tache de hipócrita por hacer lo que otros no hacen», apunta el edil en clara referencia a la permisividad de algunas administraciones con vestigios preconstitucionales.

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