Manuel Castro: «Fui el último capellán que atendió a los reclusos de la cárcel de A Parda»

El ministro de Justicia, este jueves, durante su intervención en el acto de la campaña electoral del PP
photo_camera El ministro de Justicia, este jueves, durante su intervención en el acto de la campaña electoral del PP

La Peña da Boina tributará mañana jueves un homenaje a su capellán, Manuel Castro Nogueira, con motivo de sus bodas de oro como sacerdote. En su dilatada etapa como religioso llegó a oficiar alguna misa en la celda de castigo de la desaparecida prisión de Pontevedra

«cincuenta años pasan volando», asegura el párroco que dirige las feligresías de Santa Mariña de Bora (Pontevedra) y de Viascón (Cotobade), que el pasado 4 de agosto cumplió cinco décadas como sacerdote. Estudió Humanidades en el Seminario de Tui y terminó la carrera de Filosofía y Teología en Santiago.

¿Cuándo comenzó a darse cuenta de su vocación religiosa?

Desde muy pequeño, porque mi vida giró en torno a la iglesia. A los nueve años comencé a servir el altar como monaguillo en la parroquia de Aldán (Cangas) y sentí el deseo de ser seminarista, no sé si por tener un hermano en el Seminario o por el ambiente que se respiraba en los veranos con la presencia de un grupo de seminaristas de la parroquia. También influyó mucho mi madre, ya que en mi familia tres hermanos somos sacerdotes (uno de ellos secularizado) y una hermana es monja. Crecí formando parte de una familia inmensamente cristiana y con mucha fe.

¿Desde cuándo dirige la parroquia de Bora?

Desde 1994. Tras el fallecimiento del anterior párroco solicité el puesto, que había quedado vacante. Era párroco de San Adrián de Cobres (Vilaboa) y daba clases de Religión en el instituto Luis Seoane de Monte Porreiro, por lo que Bora me quedaba mucho más cerca y me resultaba más cómodo compaginar la labor religiosa con la educativa. Ya no tendría que levantarme todos los días a las seis y media de la mañana.

Antes de hacerse cargo de la feligresía de Bora estuvo destinado en Carral, Rianxo, Barcala (A Estrada), A Portela (Barro) y San Adrián de Cobres. ¿De qué parroquia guarda mejor recuerdo?

Conservo un buen recuerdo de todas ellas aunque, si tuviera que elegir alguna, me quedaría con A Portela, donde los feligreses son muy colaboradores y están siempre solícitos a echar una mano. La colaboración de los devotos es fundamental para el buen funcionamiento de una parroquia. Se nota mucho la diferencia entre los feligreses que están cerca de la ciudad y los que están más alejados. Los que están en el entorno de la ciudad son más fríos y solo ayudan en lo imprescindible.

¿Hacen falta más párrocos o son suficientes los que hay en la actualidad?

En Pontevedra no es tanta la necesidad de párrocos como la que puede haber en otras parroquias del interior. De hecho, la feligresía de Santa María la Mayor tiene a dos sacerdotes.

¿Es fácil dirigir dos parroquias al mismo tiempo?

No resulta fácil. Cuando me hice cargo de la parroquia de Bora oficiaba dos misas por la mañana y recibía a los niños que asistían al Catecismo. Desde que me asignaron también la parroquia de Viascón tengo que andar de aquí para allá, siempre a contrarreloj. Me queda poco tiempo para atender la iglesia de Bora, en la que tuve que eliminar una de las misas.

¿Desde cuándo forma parte de la Peña da Boina?

La Peña de la Boina me eligió socio en 1993, cuando era presidente de la misma Ángel Agrasar. Me designaron capellán cuando falleció don Joaquín, que oficiaba misa en San Roque y era profesor del instituto Sánchez Cantón.

¿Tengo entendido que fue el último capellán de la cárcel de A Parda?

En efecto, lo fui desde 1976 hasta que se cerró, a principios de la década de los 90. Visitaba a los reclusos los sábados y los domingos. Tenía un despacho al que acudían los presos a exponerme sus problemas. Llegué a oficiar alguna misa en una celda de castigo, a un penado que resultaba peligroso. Viví el motín de 1990 desde fuera porque el director me impidió mediar por motivos de seguridad.

Vocación

Conservo un buen recuerdo de todas las parroquias en las que estuve, en especial de A Portela, en Barro»

Reformas

¿Qué mejoras efectuó en la iglesia de Bora?

La iglesia mudó su aspecto de forma radical. Está totalmente cambiada, con su tejado y la instalación eléctrica totalmente nuevos. Cuando me hice cargo de la parroquia de Bora, en el año 1994, me encontré con que el suelo del templo era totalmente negro, de asfalto. Con la colaboración de la asociación de vecinos Parroquia de Bora, que preside José Gómez Novás, conseguimos la autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio para retirar el asfalto y sustituirlo por un piso de madera.

¿En qué condiciones se encuentran los retablos?

Restauramos el retablo de la Virgen del Carmen, en el que efectuamos una inversión de 30.000 euros, y teníamos el compromiso de Patrimonio de que se encargaría de rehabilitar el retablo de la Virgen de los Dolores. Con la crisis económica parece que la Xunta se olvidó de esa promesa; la recuperación de ese retablo es la única mejora que nos queda pendiente en el templo.

Devotos

Los feligreses que están cerca de la ciudad son más fríos y solo ayudan en lo imprescindible»

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