A Moda Dabaixo, recompensa a más de un siglo a la última en complementos de caballero

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PONTEVEDRA. Fue en el año 1896 cuando Dalmiro González García decidió abrir las puertas de un pequeño local en los soportales de A Ferrería. Como muy cerca había otro que los vecinos conocían como Moda de Arriba, Dalmiro González decidió bautizar a su comercio de venta de ropa interior de caballero, batas, paraguas, camisas, sombreros, maletas y baúles, como A Moda Dabaixo, pues ese era el nombre popular que recibía. Desde entonces, han sido cuatro generaciones las que han pasado por detrás del mostrador hasta la actualidad.

La directora xeral de Comercio de la Xunta, Sol Vázquez Abeal, distinguió ayer la trayectoria del establecimiento pontevedrés A Moda Dabaixo, en el marco de la campaña puesta en marcha por la Administración autonómica ‘A semana do teu comercio: unha semana, un comercio, unha historia’, puesto que esta semana se centraba en el Centro Comercial Urbano Zona Monumental de Pontevedra.

Así, con esta iniciativa se pretende reconocer el trabajo de dinamización comercial, social y cultural desempeñado por este establecimiento en el casco histórico de la ciudad. «Buscamos dar a coñecer ese comercio que sempre estivo a pé de rúa a disposición dos veciños. É importante destacar que dentro da campaña é un dos locais máis lonxevos, pois leva en marcha 117 anos», indicó Sol Vázquez.

Desde el año 1970, el nieto de Dalmiro González, Carlos Antonio Díaz González, asumió el relevo de este pequeño establecimiento, pero a día de hoy su hija, Rosa Díaz, también se ocupa del negocio con vistas a darle continuidad en el futuro. «Prácticamente nos criamos aquí, porque llegábamos del colegio y hacíamos los deberes en la trastienda, merendábamos e incluso era el lugar de reunión con nuestros amigos», explica la joven.

El propietario de A Moda Dabaixo indicó que para él es una gran satisfacción recibir este reconocimiento, ya que «sempre é importante que valoren o teu traballo, canto máis despois de levar tantos anos neste negocio», destacó Díaz González. Una anécdota curiosa que recordaba ayer esta familia pontevedresa fue que cuando el abuelo de Carlos Antonio Díaz decidió ponerse al mando del negocio, «non existía unha norma para o galego, polo que cando se fixo o cartel quedou tal é como soaba na fala popular coa contracción da preposición. Nunca o cambiamos porque eramos coñecidos así», explicaron.

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