''Ninguna administración se ha puesto en contacto con nosotros''

''Aquí seguimos igual, ni la Xunta ni el Concello nos hace caso. Ninguna administración se ha puesto en contacto con nosotros'', se lamenta José Luis. Tanto él como su hermana María de Gloria viven en un coche oculto entre matorrales, en un solar de A Parda.

La situación de José Luis Barreiro -un antiguo soldador, que lleva más de un año en paro- y de su hermana se prolonga ya más de una semana.

Ambos exigen únicamente que alguna administración les facilite el primer paso para salir de la situación en que le se encuentran en la actualidad, una ayuda que les permita permanecer temporalmente en un hogar y evitar el mal trago que supone tener que vivir en un coche.

''Esperábamos que la Xunta se pusiera en contacto con nosotros y nos ofreciera, al menos, un lugar digno donde vivir. Y hasta ahora, nada'', comentan.

Los hechos se precipitaron cuando José Luis perdió su puesto de trabajo, hace más de un año. Con su sueldo de soldador sustentaba a su hermana -afectada de trombosis y con problemas de movilidad- y a su madre -ya fallecida, víctima de un repentino derrame cerebral-.

Ahora, tras no poder afrontar el pago del alquiler de su vivienda, fueron desahuciados por su casero.

''Un hogar nos proporcionaría una salida temporal. No pedimos que nos regalen nada. Solo una ayuda, hasta que encuentre trabajo y podamos salir adelante'', explica, ''una vez que tenga empleo ya me puedo buscar la vida''.

Además de no recibir subsidio por parte de las administraciones, estos hermanos comentan que tampoco han recibido ninguna ayuda de particulares. ''Únicamente la Asociación Protectora de Animales de Cambados y la clínica veterinaria Fauna nos han echado una mano''.

''También hemos aceptado la propuesta de Cáritas para que usemos sus instalaciones y vayamos a asearnos, pero de momento no hemos acudido. Estamos a la espera de acontecimientos'', comentan.

Con el verano llegado a su fin, es inevitable que el tiempo pueda empeorar en cualquier momento y la situación se complique más si cabe. ''La situación en invierno va a ser dura, pero lo que más me preocupa es mi hermana'', confiesa José Luis.

En cualquier caso, ambos reconocen que están bien, que aún no tienen achaques físicos provocados por la situación. ''Tenemos la moral muy alta, no nos vamos a dejar vencer ni reprimir. En la vida si te caes, hay que volverse a levantar''.

OLVIDADOS

A la indignación que sienten ambos se une el hecho de que cuando su madre, once años atrás, quedó inválida nunca recibieron ningún tipo de ayuda por parte de las administraciones. ''Intentamos conseguir una ayuda a través de la Ley de Dependencia, pero siempre nos la denegaron'', comenta María de Gloria.

Los años de dedicación a su progenitora de nada le sirvieron para conseguir subsidio alguno, ''no tuvieron en cuenta para nada los años que dediqué a cuidarla''.

María recibe únicamente como prestación una pensión de orfandad que sirve a ambos para sobrevivir mientras continúan a la espera de recibir una visita de los Servizos Sociais que nunca llega.

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