''No hay unidad de rescate acuático; nadie se presentó a los cursos de patrón de la lancha''

Después de 36 años como bombero, Francisco Lage cambia el traje innífugo por la relajada vida del jubilado aunque admite que siempre llevará su profesión en el corazón. Recuerda los difíciles comienzos de un Cuerpo al que siempre se le ha exigido lo mejor, y analiza el presente y el futuro del servicio municipal.

Disfruta de sus primeros días de jubilado (aunque su despedida oficial es hoy lunes) mientras juega con dos de sus 10 nietos en su casa de Soutomaior. «Y tengo una bisnieta», recalca al otro lado del auricular. Francisco Lage (Viveiro, 1944) deja atrás «36 años y pico» ligado al mundo de los Bomberos de Pontevedra.

¿A qué se dedicaba antes de ser bombero?

Estuve en la Marina Mercante y también en la Pesca.

¿Usted era de esos niños que de mayores querían ser bombero?

No. De pequeño no sabía ni siquiera que existían. Lo que más me tiraba a mí era ser marino.

¿Y cómo llega a Pontevedra?

Fue de rebote. En 1972 vinimos a pasar unas vacaciones a casa de unos parientes de mi mujer y un tío suyo presentó una instancia por mí en el Ayuntamiento.

¿Ya existía Cuerpo de Bomberos?

No. Se ponía en marcha en aquella fecha y las primeras instalaciones estaban bajo la grada de Pasarón.

¿Cuántas personas formaron ese primer Cuerpo profesional?

17 personas. Poco a poco fuimos mejorando nuestra formación y adaptándonos a las necesidades. Además, entonces atendíamos entre 28 y 30 concellos.

Aunque ya no son 30, los Bomberos de Pontevedra siguen atendiendo a otros municipios. ¿Qué opina de la comarcalización del servicio?

Ahora mismo atendemos entre 8 y 10 ayuntamientos. Y la reducción se debe a la creación de parques comarcales. Yo siempre he estado a favor de la comarcalización, y creo que el Gobierno local también.

¿Y por qué no se pone en marcha?

José Francisco Lage, durante un acto oficial. gonzalo garcía No lo sé. Los concellos de menos de 20.000 habitantes no están obligados a tener este servicio, sino que es el organismo provincial el que tiene que ofrecerlo.

Estos 36 años dan para muchos recuerdos. ¿El incendio de San Francisco figura entre los destacados?

Evidentemente, por el escenario que era y las dimensiones del suceso. Pero también hubo otros de mucha categoría, como el del Teatro Principal, el de Reyes Hermanos (cuando estaba junto al Hospital), el de Tradepana, varios en el Puerto de Vilagarcía...

Es difícil quedarse con alguno...

Te quedas con aquellos en los que no has podido hacer más. La impotencia te deja marcado.

Cuando se peatonalizaron diversas calles se criticó la dificultad para que accediesen vehículos de emergencias, como el de Bomberos...

Nosotros nunca nos hemos quejado de la estructura de las calles. A día de hoy, no hemos tenido ningún problema, porque donde no llegan los vehículos, llegan las mangueras.

¿Qué opina de las quejas públicas de una parte de los Bomberos?

Sólo diré que con la razón se va a Roma y la sinrazón pone a cada uno en su sitio.

En todo este tiempo ha conocido a muchos alcaldes...

Sí, entré en 1973 con Augusto García Sánchez y después pasaron Joaquín Queizán, José Rivas Fontán, Javier Cobián, Juan Luis Pedrosa y Miguel Anxo Fernández Lores. Todos ellos me han tratado divinamente y a todos, y a los concejales, les estoy muy agradecido.

¿Qué ocurre con la unidad acuática de los Bomberos?

En el Cuerpo de Bomberos de Pontevedra no existe ni ha existido nunca una unidad de rescate acuático. Para crearla, tiene que autorizarla el Ayuntamiento. Hay funcionarios que han hecho el curso de buceadores, pagado por la Administración, pero no he visto a ninguno que haya ido allí y dijese «aquí estamos nosotros».

Pero ustedes disponen de una lancha donada por la Deputación...

Sí, pero el único que tiene la titulación para llevarla es el jefe de Bomberos, porque se ha intentado dar cursos de patrón y los que se habían anotado no comparecieron. Qué quiere que le diga, si no comparecen a sacar las titulaciones, después no pueden reclamar que existe embarcación pero no hay patrón.

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