Nuevos tiempos para la Droguería Moderna

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A sus 90 años, la emblemática Droguería Moderna encara un proceso de expansión. Eduardo Esteban, la tercera generación en coger las riendas, prepara la apertura de una nave en el extrarradio y la puesta en marcha de dos franquicias. La finalización de la renta antigua podría cerrar el local original

tras nueve décadas trabajando sin descanso en el número 8 de la Praza Curros Enríquez, la emblemática Droguería Moderna está a punto de dar un paso de gigante. Eduardo Esteban Meruéndano, la tercera generación en tomar las riendas del negocio, se prepara para expandir la firma por Galicia y ampliar sus instalaciones en Pontevedra, donde se ha consolidado como un negocio único en su especialidad.

Los planes de expansión contemplan la apertura de una nave en el extrarradio de la ciudad que estará operativa en marzo de 2015. Esto permitirá, entre otras cosas, «ampliar la gama de productos y dar facilidades al cliente para que se pueda acercar en coche a recoger la mercancía», señala Esteban. Su ubicación ya está elegida, aunque de momento su promotor prefiere mantenerla en el anonimato.

Otra de las iniciativas que permitirá divulgar la marca ‘Droguería Moderna’ es la puesta en marcha de dos franquicias en Santiago de Compostela y Vigo, dos ciudades próximas a Pontevedra en las que ha desaparecido la competencia. «Las droguerías que había de este estilo han cerrado, de hecho, ya llevamos dos años anunciándonos en las guías de ambas ciudades, pero con el teléfono de aquí», apunta Esteban.

La hoja de ruta continúa por el local de la Praza de Curros Enríquez, sobre el que planea una mayor incertidumbre. La finalización de la renta antigua, prevista para el próximo 31 de diciembre, ha derivado en una negociación con los propietarios del bajo que, por el momento, no ha permitido adoptar una decisión.

En el caso de no llegar a acuerdo, la ‘Moderna’ deberá echar el cierre y poner un punto y aparte en la trayectoria de este establecimiento, donde permanece casi intacta la esencia de la droguería inaugurada en 1924 por Luis Esteban Hernández, abuelo de quien ahora dirige la empresa. Sin duda, es el supuesto menos deseado por la clientela más fiel y la esporádica, que un día sí y otro también se queda embelesada por el espíritu legendario del local, sus cajoneras clásicas y sus vitrinas repletas de productos centenarios.

Traslado

La parte positiva es que, en el caso de haber cambios, serán los mínimos posibles. Esteban ya ha trazado un ‘plan B’ que pasa por abrir un nuevo punto de venta en la misma plaza y por mantener la filosofía de «tienda vieja». «Yo soy de los que dicen que las cosas modernas pasaron de moda y que lo antiguo es un valor añadido», apostilla.

A esta propuesta no le faltan novias. El propio Esteban subraya que en Curros Enríquez hay unos siete establecimientos vacíos entre los que ha encontrado más de una oferta suculenta para proceder al traslado. «También hay muchos locales cerrados, porque han apostado por transformar esta plaza en un espacio de ocio y de hostelería, y esto ha provocado que perdiera todo el valor comercial que tenía hace unos años», recrimina el boticario.

Otro cambio incipiente en la droguería es la creciente apuesta por la comercialización de productos por correo e Internet, sobre todo de aquellos compuestos químicos «que son muy difíciles de encontrar en el resto de España». Según añade Esteban, el 20% del volumen de ventas ya se hace por estos canales a clientes de fuera de Galicia y todo apunta a que el porcentaje «seguirá subiendo».

Recetas de la fama

La clave del éxito de la droguería se debe, según Esteban, a que ha sabido «adaptarse muy bien a los tiempos», manteniendo casi en exclusiva productos muy específicos ‘de toda la vida’ y renunciando a todos los artículos presentes en los grandes canales de distribución. «Así conseguimos que la gente que busca algo concreto empiece por aquí», precisa Esteban.

Hay cerca de 6.350 productos diferentes que atestiguan esta particular receta de la fama. En la ‘Droguería Moderna’ todavía se encuentran «colonias que nadie se atreve a copiar», como la afamada Varón Dandy y las de la casa Maja; los históricos masajes Floid para después del afeitado y un amplio abanico de productos de la firma Crusellas.

Buena parte de sus demandantes son veteranos, con más de 65 ‘primaveras’, pero también hay mucha gente joven que, cansada de llevarse chascos con los productos comerciales, «vuelven a los remedios de antes o a los productos que les aconsejan sus padres y abuelos». En el número 8 de Curros Enríquez encuentran, por ejemplo, un fantástico remedio para el tratamiento de las canas: la loción Sin Canil, que se fabrica en Lugo «y ha conseguido tumbar a los productos anunciados en televisión». También las lociones de quina para frenar la caída del cabello y varios antídotos para combatir el acné.

Otro de los puntos fuertes del negocio son los combinados de hierbas para elaborar licor café y aguardiente de hierbas, cuya fórmula fue ideada por el fundador de la droguería y es utilizada por particulares y «bodegas importantes». Tampoco hay que olvidarse de los productos para el campo, entre los que se encuentran repelentes de palomas, culebras y serpientes y un sinfín de compuestos para contraatacar las plagas en «viñedos, frutales y cuadras».

Historia

Tras un recorrido por varios locales de la zona vieja, la ‘Droguería Moderna’ se asentó en Curros Enríquez en el año 1924, cuando la plaza era centro del comercio y reunía a firmas míticas como «Olmedo, Saturnino Varela o Tejidos Pedrosa».

Su creador preparó el local para funcionar como una droguería de aquella época, en la que servían productos químicos, drogas y plantas, para la elaboración de todo tipo de productos. El primer cambio llegó en los años 30, cuando se aprobó una ley que prohibía hacer drogas. «Solo permitía vender productos hechos por farmacéuticos, por lo que mi abuelo, que era droguero, se hizo farmacéutico y abrió en la puerta de al lado la farmacia que mantenemos a día de hoy», explica Esteban.

Con el paso de los años el negocio pasó a las manos de su hijo Luis Esteban Menéndez, que también se hizo farmacéutico y todavía sigue al frente con 94 años. El relevo generacional continuó con Eduardo Esteban Meruéndano, también boticario y tremendamente orgulloso de «seguir la tradición familiar» en la droguería, «un referente por antigüedad, seriedad y conocimiento».

Famosa por los cuatro costados

La ‘Droguería Moderna’ ha sido escenario de producciones audiovisuales, ha servido de inspiración para pintores e incluso estuvo a punto de participar en el programa de TVE ‘Que apostamos’ para identificar a ciegas 25 elementos químicos. El jurado visitó varias veces el local, pero finalmente descartó la prueba por la toxicidad de los productos. Además, la droguería fue elegida en 2009 por la Deputación como el mejor comercio tradicional y premiada en 2005 por el Concello por su encanto.

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