Pontevedra se pasa por alto las instrucciones de Fomento para los lombos

Han contribuido a fortalecer la seguridad de los peatones y reducir la velocidad de los conductores más acelerados, hasta tal punto que la siniestralidad en el casco urbano de Pontevedra ha bajado más de la mitad durante los últimos seis años. Igualmente, se han convertido en uno de los ejes de la reforma urbana que está acometiendo el Gobierno local y en uno de los motivos por los que el Concello recibió el pasado mes de enero el Premio Nacional a la Gestión de la Seguridad Vial.

Sin embargo, los reductores de velocidad, coloquialmente conocidos como ‘lombos’, pasos de peatones elevados, badenes o ‘guardias tumbados’, siguen siendo fuente de polémica entre los usuarios del automóvil. Y es que, no sólo obligan a detener prácticamente el vehículo en muchos casos, sino que llegan a dañar también las partes bajas de los utilitarios aún circulando a la velocidad recomendada, según denuncian los propios pilotos y mecánicos.

La instrucción dictada por el Ministerio de Fomento en septiembre de 2008 establece que los badenes han de tener una altura máxima de 10 centímetros, una longitud de cuatro metros y unas rampas de entre 1 y 2,5 metros, que obligatoriamente han de ser de un metro para «la zona 30». Ayer mismo se acabó el plazo de dos años que concedió Fomento por esta instrucción para adaptar todos los reductores de velocidad existentes a la normativa, pero en la red vial de la ciudad del Lérez los lombos siguen como estaban, salvo pocas excepciones, como los de Fernández Ladreda, que fueron rebajados el año pasado ante las quejas vecinales.

Muchos pueden pensar entonces que el Gobierno local se salta a la torera las directrices de Fomento, ya que la mayoría de los badenes superan con creces los diez centímetros de altura, pero ni mucho menos. La instrucción sólo tiene efecto sobre las Red de Carreteras del Estado, por lo que el Concello no está obligado a cumplir con las medidas fijadas por el Ejecutivo central.

Lores admite los defectos

Por este limbo legal, la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) exigió ayer la retirada de los badenes ‘ilegales’ y la sustitución de los que, a su juicio, son perjudiciales para la salud. «Los badenes más agresivos lo son no sólo para el vehículo, sino también para las personas que están dentro, sobre todo, a nivel de las personas con discapacidad, mayores que tienen dolencias graves de espalda o simplemente un organismo delicado », denunció el presidente de la confederación, Mario García.

Al respecto, el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores reconoció ayer que muchos ‘lombos’ del casco urbano superan los diez centímetros de altura al tener que coincidir con la cota de las aceras «para permitir a accesibilidade dos viandantes». Adelantó incluso que el Concello está estudiando la reforma de algunos, pero dejando claro que «non existe normativa» y subrayando que « Fomento negouse a poñer pasos elevados até hai moi pouco».

El nacionalista insistió, además, en que la colocación de los lombos «é unha decisión valente para calmar o tráfico que se tomou a petición da cidadanía» y que, por tanto, no hubo uno que no fuera instalado sin ser solicitado por los vecinos. «É máis, os cidadáns están pedindo máis e mesmo máis altos para reducir a velocidade», defendió.

Aumenta el negocio de cambiar las suspensiones

Claro está que los daños que originan los ‘guardias tumbados’ en los vehículos resultan «beneficiosos» para los talleres de automóviles de la ciudad del Lérez. No obstante, según explica la gerente del taller Midas no es tanta la ganga, «porque, aunque ahora vendemos más elementos de suspensión y amortiguación, antes de estar instalados despachábamos más neumáticos y frenos, bastante más rentables».

La misma gerente corrobora que cada vez recibe más clientes con utilitarios afectados por los ‘lombos’, «que están mal hechos y, además, son desiguales. En la propia Avenida de Lugo hay algunos bajos y otros tan altos que parecen bloques. Deberían deshacerlos todos, porque aunque nos da negocio, yo también conduzco y mi coche también se fastidia».

A pie del taller, la gerente conoce varios casos en los que «la gente le echa la culpa a los pasos elevados» de los desperfectos sufridos en sus respectivos vehículos. «Y yo no digo que se produzcan sólo por eso, pero sí que está comprobado que agravan los daños. Por ejemplo, hacen que los amortiguadores duren 50.000 kilómetros en vez de 80.0000, rasgan las defensas y el cárter, y ya no digamos los que tienen suspensión deportiva, que quedan directamente encallados».

Falla el diseño

A su parecer, lo que falla es el diseño de los badenes, «porque no tienen rampas lo suficientemente largas como para que el efecto de la bajada, el que más afecta al vehículo y que destroza la suspensión, sea menos pronunciado».

Por ello, la gerente del taller Midas considera que sería conveniente reformar los de mayores dimensiones. «Y es que, aunque vayas a poca velocidad dañas el coche igual, porque subes y bajas muy de repente. A este ritmo, vamos a tener que ir andando a todos sitios».

No obstante, el regidor, Miguel Anxo Fernández Lores, estima que lo que más molesta al utilitario no es la altura de paso elevado para peatones, sino «o ángulo de entrada» que, en todo caso, siempre es responsabilidad de los técnicos de turno.

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