‘Qumaira’ zarandea al edificio de la Xunta

PONTEVEDRA. La fuerza de ‘Qumaira’ fue casi idéntica a la de ‘Petra’. Su poder destructivo, sin embargo, resultó desigual. Así, y aunque en líneas generales causó un menor impacto que la borrasca que atravesó Pontevedra el martes, se cebó con dos infraestructuras públicas que tuvieron que ser ‘rescatadas’ por los servicios de emergencia: el edificio administrativo de la Xunta de Galicia en Campolongo y, en menor medida, el inmueble de la calle Michelena que actualmente ocupa el Concello de Pontevedra.

El mayor riesgo para la ciudadanía se produjo a partir de las nueve de la mañana en el nuevo edificio de la Xunta y en sus inmediaciones. El colosal inmueble dio muestras de endeblez desde primera hora, cuando testigos presenciales, funcionarios de la Administración autonómica y ciudadanos de a pie veían como, a varias decenas de metros de altura, varias planchas de la fachada comenzaban a desprenderse.

Similar a ‘Petra’

La fuerza del viento que trajo consigo ‘Qumaira’ fue muy similar a la que mostró el martes ‘Petra’, con rachas máximas que oscilaron entre los 68 kilómetros por hora registradas en Lourizán y los 98 del Monte Castrove. Sin embargo, el interminable tren de borrascas del actual invierno empieza a hacer mella ya no solo por la intensidad de los vientos, sino también por su insistencia. Ello hizo que, entre otras incidencias, el edificio de la Xunta se convirtiese en un grave peligro para las personas por la mañana.

El desprendimiento de las losetas de la fachada obligó a los servicios de emergencia (en este caso, las policías Local y Nacional) a proceder al corte de la avenida Fernández Ladreda, dando un margen de tiempo a los Bomberos para que pudiesen descolgarse por el frontal del inmueble para retirar las chapas que amenazaban con seguir el camino de las que ya se habían precipitado a la vía pública.

Tras unas dos horas de restricciones y momentos en los que se llegó a valorar la posibilidad de desalojar a los cientos de funcionarios que trabajan en el citado edificio y en el colindante de la Agencia Tributaria, los efectivos del Parque de Bomberos consiguieron detener el desprendimiento que, a modo de dominó, se estaba produciendo en la fachada, de tal manera que cuando se soltaba una placa la siguiente perdía puntos de apoyo y quedaba a merced del viento.

Representantes sindicales de CSIF y CIG mostraron sus quejas por la situación de riesgo que se vivió  durante todo el día de hoy. La Central Sindical Independiente de Funcionarios señaló que la fachada «se cae como un castillo de naipes» por causas que no comprende.

La Confederación Intersindical Galega, por su parte, puso sobre la mesa la imprevisión de las autoridades competentes ante la llegada del temporal e hizo hincapié en que los empleados accedieron al inmueble por la zona del parking y que algunos de ellos estuvieron en serio peligro ante la caída de las primeras planchas, antes de la llegada de los Bomberos.

Lo cierto es que a partir de las 11.00 horas la zona fue acordonada, pero el riesgo era latente desde primera hora de la mañana y hasta el mediodía. Respecto al resto de intervenciones, que volvieron a ser solventadas por el equipo compuesto por Policía Local, Protección Civil y Bomberos (con el apoyo de Policía Nacional y Guardia Civil cuando la situación así lo requirió), la más visible ocurrió en otro edificio de titularidad pública, el inmueble número 30 de la calle Michelena, cuya claraboya de la azotea se desprendió hasta caer sobre un edificio próximo. Los Bomberos subieron hasta la azotea para fijar el resto de piezas y evitar, de ese modo, que el riesgo continuase presente, con la posibilidad de que los cascotes pudiesen cambiar su destino y precipitarse sobre los viandantes.

Sin clase en Mourente

La caída de árboles se produjo en varios puntos, pero el mayor riesgo lo causó una gran especie ubicada en uno de los patios interiores del colegio Villaverde, en Mourente. El árbol no cayó, pero su gran tamaño y la posibilidad de que se precipite provocó que las clases se hayan suspendido en la jornada de hoy.

Otras zonas en las que se produjeron incidencias durante la mañana fueron la calle Iglesias Vilarelle (donde cayeron chapas de un tejado), la Praza de Barcelos (con un vehículo dañado por una chapa de procedencia desconocida), la calle Peregrina (donde un cartel publicitario que se vino abajo) e innumerables problemas con los contenedores, que volcaron en las cuatro esquinas del municipio, e incluso de muros que se deshicieron (el más visible frente al puente de As Correntes).

Monte Porreiro volvió a ser una de las zonas más afectadas por el viento, con varios inmuebles dañados por la acción del viento que dieron trabajo a los Bomberos. Por la tarde, los servicios de emergencia no pudieron respirar hasta última hora.

El viento siguió presente, pero el mayor problema, según explicaron fuentes del Parque Municipal, fue la acumulación de días con condiciones adversas que, como en el caso del edificio de la Xunta, provocaron que inmuebles de diversos puntos sufriesen desperfectos. Eso fue lo que ocurrió, por ejemplo, en un piso de Daniel de la Sota o en otro de Benito Corbal, en los que tuvieron que actuar los Bomberos. A última hora la calma parecía ganar terreno sobre la tempestad.

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