Sin multas por exceso de velocidad desde la implantación de la zona 30

Uno de los badenes instalados para controlar la velocidad de los vehículos. gonzalo garcía
photo_camera Uno de los badenes instalados para controlar la velocidad de los vehículos. gonzalo garcía

PONTEVEDRA. Lentos pero seguros. Algunos pueden considerar que circular a 30 kilómetros por hora en la ciudad es una molestia, pero tiene sus ventajas: además de la bajada en el número de accidentes de tráfico causados por una velocidad inadecuada (32 en el año 2010, 13 en 2012), desde la llegada de la Ordenanza Municipal de Circulación, que comenzó a aplicarse en septiembre de 2010, la Policía Local no ha puesto ni una sola multa por exceso de velocidad.

El respeto a la normativa no se debe solo a la buena fe de los conductores. El modelo de ciudad implantado en Pontevedra implica necesariamente una bajada en la velocidad a la que circulan los vehículos, a causa de la gran cantidad de obstáculos que se encuentran los automovilistas: vías estrechas de una sola dirección, badenes, rotondas, semáforos y otros elementos que obligan a los coches a transitar por la ciudad a los 30 km/h que marca la ordenanza, entre otras cosas para evitar dañar su propio coche.

Además, los que se ven tentados de pisar el acelerador en la zona urbana se encuentran con otra dificultad: los atascos. "Por el día ya no existía el problema de la circulación a velocidades altas, el caso era pararlos por las noches y los fines de semana", afirman fuentes de la Policía Local.

Y parece que el objetivo se consiguió con creces. Desde que se implantó la normativa, los casos de conducción a velocidad inadecuada se han visto drásticamente reducidos, y se limitan ahora a casos puntuales en las avenidas de Lugo, Bos Aires y Uruguai, sobre todo en los fines de semana.

Menos siniestros

La implantación de la Zona 30 marcó un antes y un después en cuanto a seguridad vial en la ciudad. Los casos más graves se eliminaron: en 2012 no se registró ningúna víctima mortal por accidente de tráfico.

El control de la velocidad tiene el doble objetivo de reducir la siniestralidad y mejorar la calidad del medio ambiente. En el primer caso, circular a una velocidad inadecuada afecta a la seguridad de los conductores y sus acompañantes de dos maneras distintas: aumenta el riesgo de accidente y aumenta la gravedad de sus consecuencias.

El Concello realizó varios esfuerzos por frenar esta situación: la Policía Local pedía a la Dirección General de Tráfico la colocación de un radar como método de control de la velocidad a la que circulaban los coches en el centro urbano. Sin embargo, desde que comenzó la Zona 30 los controles por radar han dejado de ser uno de sus objetivos. "No lo tenemos y no pensamos comprarlo". El motivo es la bajada en el número de accidentes registrados por ir a una velocidad inadecuada, que hace innecesario establecer otras medidas que las que utiliza la Policía Local.

Pontevedra está configurada en buena parte como una ciudad peatonal, donde el Concello promueve formas alternativas de transporte al vehículo privado (la circulación a pie y en bicileta). Con esta coexistencia de tráficos, especialmente vulnerables en lo que a daños por siniestro se refiere, se optó por reducir la velocidad en las vías urbanas, una medida que no estuvo exenta de polémica pero que dio resultados desde el primer momento.

También se adoptaron medidas para disminuir la velocidad de los conductores menos concienciados sobre el respeto a las normas. Se construyeron rotondas, se ajardinaron (al igual que las medianas de las carreteras) con la finalidad de cerrar espacios muy abiertos y se sustituyeron pavimentos lisos por otros rugosos. Estos elementos impiden que los 30 km/hora puedan superarse fácilmente, por lo que la Policía no tuvo que poner ninguna multa por esta causa.

Dentro de los componentes reductores de la velocidad merecen mención aparte los badenes o pasos elevados. Además de ser un obstáculo fijo para superar la velocidad permitida, garantizan la accesibilidad universal para las personas con problemas de movilidad, al permitirles cruzar la calzada al mismo nivel de las aceras.

Resultados

Los datos que contabiliza la Policía Local desde la llegada de la zona 30 hablan por sí solos. Los accidentes con heridos se redujeron drásticamente es estos años: antes de la implantación de la zona 30, en 2010, se registraron 155 accidentes de tráfico con heridos, un año después se contaron 123, y el año pasado 127. Además, en 2012 no se produjo ningún accidente con víctimas mortales.

La velocidad tiene una relación directa con la seguridad vial. El Observatorio Europeo de Seguridad Vial calcula que es el factor principal del 10% de los accidentes, y cuando se trata de accidentes mortales la cifra sube al 30%.

Además, la velocidad tiene también un impacto negativo sobre el medio ambiente, ya que, a mayor velocidad, mayor es el nivel de emisiones contaminantes, de ruído y de consumo de combustible, empeorando también la calidad de vida de los que viven o trabajan cerca de una vía de circulación rodada.

Por otra parte, hay estudios que afirman que la relación entre la velocidad y el riesgo de accidente es exponencial, de forma que un pequeño incremento de velocidad incrementa mucho más el riesgo de accidente, lo que demuestra la importancia de respetar los límites establecidos.

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