Sólo el 25% de los radares están situados en puntos negros

De los 16 lugares de las carreteras pontevedresas donde hay instalados radares fijos sólo cuatro, un 25 por ciento, resultan coincidentes con un punto negro en cuanto a accidentalidad; el resto se han ubicado en lugares con mínima o nula siniestralidad.

Así lo afirma la organización Automovilistas Europeos Asociados (AEA) en un informe en el que analiza la incidencia que han tenido sobre los puntos negros la implantación de radares fijos por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT) y concluye que Pontevedra se sitúa por debajo de la media española de coincidencia entre los lugares de la red viaria más peligrosos y los sistemas de control instalados.

Así, según el citado documento, que recoge datos de la propia DGT, de los 516 radares fijos instalados en España el 26,9 por ciento resultan coincidentes con un punto negro, un porcentaje de sincronía superior al pontevedrés, pero siete puntos por debajo del 34 por ciento del año anterior.

En contraposición al agravio comparativo con el resto de España, Pontevedra supera, sin embargo, la media gallega de coincidencia entre radares y puntos negros, que el informe de la AEA sitúa en un 14 por ciento. Según el documento, en A Coruña el 23,5 por ciento de los puntos de control de velocidad fijos de la DGT se sitúan en algún punto especialmente vulnerable en cuanto a siniestralidad mientras en Ourense y Lugo ninguno de los sistemas instalados está en el lugar adecuado.

En el caso de Pontevedra, en función de los accidentes producidos durante el año 2007, Tráfico determinó que en la red viaria provincial hay cinco puntos especialmente negros en cuanto a siniestralidad, dos más que los fijados en 2006. En ellos, se produjeron un total de 67 accidentes con víctimas y un balance de 61 heridos y cuatro muertos.

A la vista de estas cifras, el informe de la AEA concluye que el plan de radares de Tráfico "resulta ineficaz" para cumplir su cometido: reducir la siniestralidad en las vías más conflictivas.

Asimismo, considera que "las autoridades de Tráfico deben rediseñar el mapa donde deben colocarse los puntos fijos de control de la velocidad, buscando siempre los puntos negros", ya que, en su opinión, "cualquiera podría sospechar que este importante sistema de prevención de los accidentes se está convirtiendo en un mero instrumento de recaudación".

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