Seve Penelas: «Solo salía del bar para ir a ver al Pontevedra»

Un momento de la reunión celebrada ayer entre Carmen Fouces y los vecinos de Campolongo.
photo_camera Un momento de la reunión celebrada ayer entre Carmen Fouces y los vecinos de Campolongo.
Por su bar, Casa Lores, pasó la mayoría de jugadores y entrenadores de la época gloriosa del Pontevedra C.F. Aunque su trabajo en aquella época apenas le dejaba tiempo libre para pasear, Seve Penelas recuerda una ciudad mucho más serena que la actual, aunque no duda en elogiar la transformación experimentada en los últimos años

casa lores abrió sus puertas en 1933 en el número 3 de Augusto González Besada, entre el hotel Comercio y el antiguo Café Moderno. El local está ocupado ahora mismo por una frutería, pero en los años 60 fue un hervidero de tertulias futbolísticas y punto de encuentro obligado de aficionados, jugadores y entrenadores de la época más gloriosa del Pontevedra.

Severino Penelas Fernández cumplirá la próxima Nochebuena 82 años y desde hace 60 es socio del Pontevedra C.F. Ahora mismo es el número 6.

«Yo nací en Carballedo, pero a los dos años ya nos vinimos para Pontevedra. Eso fue en 1933 y ese año mi padre cogió el bar. Estuve estudiando hasta los 15 años (por cierto, coincidí en el instituto con Pedro Rivas, antiguo director de Diario de Pontevedra) porque mi familia me dijo que era mejor que me quedase en casa para echar una mano. Así empecé hasta que tomé las riendas del negocio, a principios de los años 50. Y allí seguí hasta 1990, que fue cuando cerró Casa Lores».

Los horarios eran leoninos: de nueve de la mañana a once de la noche. Siempre detrás de la barra, atendiendo a su prolífica clientela. «Solo salía para ver al Pontevedra los domingos».

Seve Penelas recuerda que la hostelería de mediados del siglo pasado «era muy familiar. Si algún día salía a dar un paseo casi me aburría, porque yo me lo pasaba mejor en el bar, con los amigos y con las tertulias. Había tanta confianza y cordialidad quea los que eran clientes de toda la vida les decía que se sirviesen ellos. Antes había un cariño, una relación más estrecha... ahora es totalmente distinto. Los tiempos cambian y en unas cosas lo hacen para mejor, pero en otras no tanto».

Insiste en que «la vida se vive de una forma distinta, la gente va más a su aire y ya no hay aquella unión de antes».

Origen granate

La pasión de Penelas por el Pontevedra nació en el mismo bar Lores, dónde si no. Uno de sus clientes habituales, Ángel Agrasar, decidió asumir en 1957 la Presidencia del club, que acababa de descender a la Serie A de Regional Preferente. «En el bar se reunían, charlaban e incluso allí se llegó a fichar a algún jugador de la época. Después llegó el ascenso a Segunda en 1960».

El tabernero pasó a convertirse en un apasionado captador de socios. «En el primer año conseguí 45.000 pesetas en nuevas altas, y cuando el equipo ascendió a Primera otras 30.000 pesetas. Porque yo mantenía el ambiente futbolístico en el local. Tenía tres fotos bien a la vista: el Pontevedra, el Celta y el Coruña».

Seve Penelas aprecia una gran diferencia entre el Pontevedra de aquellos años y el actual: «Antes era un equipo de fútbol y ahora es una sociedad anónima. Ya no hay el cariño de antes porque entonces decían los socios en una asamblea y ahora lo hacen los accionistas mayoritarios».

Las diferencias también se trasladan al plano mediático. «Antes teníamos había un contacto muy próximo con los jugadores, porque venían por el bar y los conocía a todos. Cholo siempre me decía, al acabar los partidos, ‘Tengo que ir conla mujer a tomar una nécora a tu casa’. Y hoy las cosas han cambiado radicalmente».

En ese endiosamiento de algunos jugadores ha influido, sin duda, los sueldos estratosféricos. En algunos casos, incluso vergonzosos, a tenor de los tiempos que corren. «Cholo decía que él con el fútbol no se hizo millonario. La viuda de La Rosa me contó que cuando el Pontevedra jugó la serie A, en el año 58, no había sueldos. Se cobraban primas por puntos. Y ella me decía ‘Menos mal que ganaban siempre, porque si no nos llegaría para comer’. Yo no digo tanto como ahora ni tan poco como antes. Pero está claro que antes se jugaba por amor y cariño a la camiseta, y ahora no tanto».

Por Casa Lores desfilaron grandes nombres del fútbol nacional, sobre todo entrenadores de la talla de Ochoa, Héctor Rial, Crispi, Caeiro... De todos ellos, Seve Penelas se queda, como persona, con Cuqui Bienzobas, «que fue el que ascendió al Pontevedra en el año 60», aunque destaca que «todos tenían su toque especial».

Desde el punto de vista de un aficionado incondicional (que llegó a ser incluso directivo de la entidad), lo que está ocurriendo actualmente en el Pontevedra C.F. es inconcebible. «Parece una pelota del pim, pam, pum. Los tiempos han cambiado, pero a peor. El otro día iba yo para el campo y me encontré con Tomé y con Milucho, y les dije que al Pontevedra le hacía falta gente como ellos, que llevan dentro el sentimiento granate. A los directivos de los últimos tiempos les hace falta la raza y el sentimiento que había en los 60 y los 70, les hace falta el espíritu del Hai que roelo!»

Finalmente, Penelas destaca que Pontevedra «para los que estamos jubilados es una ciudad maravillosa, pero la juventud lo tiene muy negro, porque apenas hay puestos de trabajo».

"Debe haber un poco más de equilibrio"

La Pontevedra de mediados del siglo pasado rondaba los 44.000 habitantes, la mitad de la cifra actual, lo que se traducía en un ritmo de vida mucho más sosegado. «Yo apenas salía del bar por lo que mis principales recuerdos son de esa zona. Estaba la capilla de San José (donde después se construyó la Caja de Ahorros), el Café Moderno, el Pequeño Bar, la farmacia...»

Sobre el cambio experimentado en los últimos años por la ciudad, sobre todo la peatonalización, opina que «debería haber un poco más de equilibrio, porque cuando a una calle se le quitan los coches quedan un poco muertas. De todas formas, el cambio me parece bien porque en Pontevedra apenas hace falta andar en coche».

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