Tres años más de cárcel por pinchar a otro interno y a un funcionario

La Audiencia confirma la condena a un preso de A Lama que agredió a un compañero y a uno de los agentes del centro penitenciario en el marco de una reyerta en el patio
Uno de los patios del centro penitenciario de A Lama, donde se produjeron las agresiones
photo_camera Uno de los patios del centro penitenciario de A Lama, donde se produjeron las agresiones

Las agresiones con pinchos fabricados ‘artesanalmente’ por los internos en los centros pentenciarios no son solo cosa de las películas. Fabricados siguiendo procedimientos de lo más ingenioso (desde un cepillo de dientes afilado hasta una hoja de afeitar o piezas metálicas de tuberías), las armas blancas improvisadas circulan en la prisión de A Lama. Un claro ejemplo de ello sucedió en uno de los patios del penal provincial en agosto de 2014, cuando, en el marco de una reyerta en la que participaron al menos dos internos, uno de ellos acabó pinchando a su oponente e intentando hacer lo mismo con un funcionario de prisiones, motivo por el cual verá ampliada su estancia en prisión durante varios años más.

Los hechos, cuyo dictamen acaba de confirmar y validar la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra (contra la que ya no cabe recurso alguno), se produjeron el 27 de agosto de 2014, sobre las 15.15 horas. La sentencia relata que "el acusado, con antecedentes penales no computables a efectos de reincidencia, cuando se encontraba en el patio del centro penitenciario de A Lama, se dirigió a otro interno, agrediéndole, empleando para ello un pincho carcelario. Ello motivó que intevinieran los funcionarios de prisiones, para separarlos".

El dictamen revela que, lejos de deponer su actitud, el ahora condenado fue agarrado por un funcionario, que obligó al agresor a arrojar el arma blanca al suelo, «pero el acusado logró liberarse y, cogiendo de nuevo el pincho, movido por la intención de menoscabar el principio de autoridad, se dirigió hacia el funcionario esgrimiendo el arma, tratando de agredirle», añade el relato dictado por el Juzgado de lo Penal 3 de Pontevedra y dado por válido en la Audiencia.

El atacante no logró su objetivo, pues el funcionario logró desplazarle de una patada antes de recibir la ayuda de varios compañeros, que lograron inmovilizar al interno.

El tribunal provincial confirmó, tras analizar los hechos, la condena a tres años y un día de prisión dictada por el Penal 3 por un delito de atentado, a pesar de que el funcionario solo sufrió pequeñas erosiones en el codo causadas por la caída al suelo cuando trataba de inmovilizar al ahora encausado.

La pena es proporcional al daño que pudo haber causado el encausado al atacar al agente con un pincho carcelario.

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