Un juez anula la venta de subordinadas por 313.000 euros a una pareja de Poio

Se trata de un matrimonio de jubilados que no iba a recuperar el 100% de la inversión a través del Frob y que incluso necesitó atención psicológica cuando descubrió que tenía preferentes
 Las protestas de los preferentistas en Pontevedra, en el año 2014.
photo_camera Las protestas de los preferentistas en Pontevedra, en el año 2014.

La historia de F.G.C y P.P.F., su esposa, es la de tantos inversores en preferentes que en los últimos años han luchado por la recuperación de sus ahorros. Por suerte para ellos, el final de la misma ha llegado el pasado lunes en forma de anulación de todas las ventas que el banco les realizó desde 2002 hasta 2011 y con las que sus ahorros de una cartilla convencional pasaron a convertirse en acciones subordinadas de Novacaixagalicia (Abanca).

Su representante judicial les anunció ayer la sentencia del Juzgado de Primera Instancia de Refuerzo de Vigo que obligará a la entidad a devolver todo lo que no pudieron recuperar a través del FROB y a reintegrar los intereses de la inversión. Esto significa que la pareja recuperará 47.886 euros más los intereses, que se calcularán sobre la base del total invertido en concepto de intereses de demora. Eso sí, de esta última cantidad se restarán los 34.000 euros que habían percibido como intereses convencionales.

Aunque habían invertido más de 313.000 euros, parte se los devolvió en Frob y otra parte se vendió en el periodo transcurrido desde que descubrieron la situación. Los dos afectados declararon ayer sentirse «muy aliviados» después de conocer el resultado del largo procedimiento judicial, que les ha traído de cabeza en los últimos años y que ha hecho que incluso necesiten atención psicológica.

Y es que la historia de este matrimonio de Poio se había visto ensombrecida por el descubrimiento de las preferentes. Sus ahorros procedían del trabajo de él, en el mundo de la construcción, y eran la cantidad reunida durante toda la vida, de hecho ni siquiera había hecho viajes largos para poder contar con una buena cantidad con la que dejar ahorros a sus hijos y hacer más cómoda su jubilación. Ambos explicaron a través de su abogada que «eran clientes de Caja Pontevedra desde el año 1974 por lo que la confianza en el personal de la Caja era plena, casi como de la familia y en todos estos años nunca cambiaron de banco». Fue esa confianza la que les llevó a aceptar el nuevo producto que les iban ofreciendo (se firmaron hasta 14 ventas de subordinadas hasta ‘trasvasar’ todos sus ahorros a este tipo de productos). Con la aparición de los primeros preferentistas protestando en los medios, llegó para ellos el gran disgusto, pues cuando vieron las manifestaciones de los afectados en la sucursal de Pontevedra decidieron ir a preguntar qué pasaba para saber si ellos tenían algo en ese producto del que hablaba la gente. «Allí se enteraron de que sus ahorros estaban destinados íntegramente a estos productos», afirma su abogada, Diana Otero.

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