Evitar que el proyecto de la circunvalación se materialice, ‘partiendo’ el lugar de Pintos (Marcón) en dos partes y deteriorando de manera irreparable el entorno de A Ermida, Tomeza y Vilaboa, es el principal objetivo de la nueva ‘Plataforma contra la A-57’. Miembros del colectivo, conformado por vecinos de Marcón afectados por el impacto del trazado, se desplazaron ayer por la mañana hasta la Jefatura Provincial de Carreteras del Estado del Ministerio de Fomento para presentar diversas alegaciones a la evaluación ambiental del proyecto.
La directiva de la plataforma asegura que, una vez estudiado el trazado definitivo de la A-57 y las expropiaciones efectuadas para su construcción, queda patente que los habitantes de las zonas de A Ermida, Pintos, Tomeza y Vilaboa se verán «seriamente perjudicados» por el «severo impacto» del trazado. En su opinión, esta afectación será «de especial gravedad en el patrimonio artístico y etnográfico en sus dos extremos: al Sur, en Vilaboa, sobre el Camino de Santiago y la Vía Romana XIX, y al Norte, en el lugar de Pintos, sobre el Camino Real de Ribadavia (Ruta dos Arrieiros).
El nuevo colectivo, presidido por Salvador Calviño, considera muy preocupante «la degradación de los acuíferos y de las minas» que «serán suprimidas» por esta infraestructura, ya que «la mayor parte de los vecinos» depende en gran medida de estas fuentes de abastecimiento. «No serán los únicos afectados por esta prescindible obra -sostienen los afectados-, ya que todo el ecosistema de la zona, con sus numerosas minas de agua, regatos y pequeñas agrupaciones de robles, conforman el hábitat ideal para determinados anfibios y plantas, algunos de ellos en peligro de extinción».
No circunvala
Javier Castro, portavoz de la plataforma, constata que, si bien la iniciativa ciudadana ha partido de los vecinos del lugar de Pintos, el objetivo del colectivo es lograr que «se sumen las parroquias de Vilaboa, A Canicouva y Tomeza y los ciudadanos de Pontevedra, que también se verán afectados directa o indirectamente, ya que se construirá con los impuestos de todos». Tal y como señala, la A-57 «no tiene sentido, porque es lineal Norte-Sur y no circunvala Pontevedra, que es la función de una circunvalación». Además, Castro recuerda que se trata de un tramo de solo seis kilómetros que supondrá un enorme desembolso económico y califica de «bastante absurdo» el hecho de que no conecte «con ninguna de las parroquias por las que pasa».
El portavoz del colectivo incide en las «afecciones en las minas, el impacto ambiental y las molestias a los vecinos» que conllevará este proyecto, que contempla «taludes de 60 metros o más». A su modo de entender, dado que en un futuro se conectará con Curro, se trata de «una autovía paralela a una autopista». «Sale más barato retirar el peaje a una autopista que hacer una autovía», sostiene.
Un proyecto que provoca «cabreo»
El portavoz de la ‘Plataforma contra la A-57’, Javier Castro, asegura que la conformación de este colectivo es el resultado del «cabreo ciudadano» generado por un trazado que «afecta a todos». No obstante, afirma que el proyecto de la «mal llamada circunvalación» de Pontevedra «parte en dos a Pintos», un lugar de la parroquia de Marcón en el que habitan aproximadamente 600 personas. «Pasa sobre una de las mejores zonas de Pintos -aclara-, con espacios llanos, fértiles y con un gran valor. En los planos del Ministerio de Fomento constan unas cinco minas y pozos afectados y nosotros hemos contabilizado casi 60 manantiales afectados directa o indirectamente».
Castro no comprende que todas las administraciones se hayan puesto de acuerdo y estén «obcecadas» en la construcción de una carretera que supone «un derroche de dinero que podría destinarse a Sanidad, Educación o becas». En cualquier caso, el propio Gobierno local mostró recientemente su respaldo a la circunvalación, máxime cuando este vial está destinado a sustituir a dos tramos de la ronda urbana.
