Una brutal paliza en Michelena se salda con seis meses de cárcel para el acusado

El acusado, durante el juicio
photo_camera El acusado, durante el juicio

PONTEVEDRA. La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra dictará una sentencia condenatoria de seis meses de prisión par Víctor Manuel G.A., que abandonó el Pazo de Xustiza de la ciudad del Lérez como Pedro por su casa de forma inesperada. Se irá ‘de rositas’ un año después de propinar una brutal paliza a Leopoldo C.R., un exmarinero de Marín que a día de hoy sufre graves secuelas del incidente. El fiscal que ejerció la acusación, Augusto Santaló, no encontró argumentos para mantener su escrito de calificación, en el que pedía tres años de cárcel y una indemnización de unos 3.000 euros para la víctima. La víctima no está, según sus familiares, en las mejores condiciones mentales a raíz de la paliza. «Non quedou ben dos golpes que lle deron. Dende aquela non é o mesmo. Ten dores de cabeza cada pouco que nos levan ao médico. Tiñades que mirar como o deixaron aquela noite, tirado no chan e inconsciente», explicaron tras la vista oral. Precisamente fue el estado psicológico de la víctima lo que, a ojos de sus allegados, condicionó el resultado del juicio.

«O que quero é saír xa deste lío», dijo el agredido ante el juez Berengua, creyendo que lo mejor para él era no urgar en la herida y salir de la Audiencia lo antes posible. Al escueto testimonio del agredido se unió la ausencia de testimonios que explicasen cómo fue la pelea. «Si que hai xente que veu o que pasou e como mallaron nel, pero non se atreven a declarar por medo a esa persoa», añadieron los familiares. «Tal e coma o deixaron e mira, non lles van a facer nada. Nin pagar, porque tampouco teñen», añadieron. Santaló, de hecho, eliminó del acuerdo por conformidad su solicitud de indemnizaciones para la víctima en vista de que, al menos aparentemente, lo único que pedía era abandonar la sala de vistas, y tras escuchar su declaración no había forma humana de explicar, ni mucho menos probar, las violentas circunstancias (y la falta de motivación) que envolvieron a esta reyerta, recordada en su día por haberse producido en pleno centro de Pontevedra, en la calle Michelena, un miércoles, día laborable, sobre las nueve de la noche, cuando muchas personas transitan por el lugar.

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