Pontevedra en la historia: Y el fuel regresó a la playa de A Lanzada

Operarios de Tragsa recogiendo los numerosos restos de chapapote que llegaron al arenal grovense.
photo_camera Operarios de Tragsa recogiendo los numerosos restos de chapapote que llegaron al arenal grovense.

El litoral pontevedrés no fue tan castigado por el chapapote del Prestige como la costa coruñesa, pero los cientos de kilos de fuel recogido en sus playas todavía le hacen estremecer cada vez que esta plaga hace acto de presencia en los arenales. Hace 10 años, el regreso de las fatídicas ‘galletas’ a A Lanzada reactivó todas las alarmas

había pasado un año y medio desde la catástrofe medioambiental, pero todas las miradas apuntaron hacia el Prestige cuando sobre los arenales pontevedreses comenzaron a aparecer pequeños restos de chapapote. Ocurrió en el primer fin de semana de abril de 2004, hace ahora una década.

La marea negra fue detectada a primera hora del domingo en diversas playas de las Rías Baixas, sobre cuya arena aparecieron numerosas galletas de fuel de diverso tamaño: desde lentejas de reducido diámetro a manchas de más de diez centímetros.

Un batallón de trabajadores de Tragsa, enfundados en monos blancos, se encargaron de recoger centenares de kilos de chapapote, hasta sumar más de un millar (ese fue el balance definitivo), de los que la mitad fueron retirados en A Lanzada. Durante esa mañana, y únicamente en la playa grovense, se habían extraído unos 60 kilos, aproximadamente, de una sustancia cuyo origen se desconocía, aunque todo el mundo tenía en mente al pecio hundido frente a Finisterre.

Aunque la alerta por la llegada del fuel fue más visible el domingo, las primeras manchas ya habían aparecido el sábado, sobre todo en las zonas del sur de Pontevedra, como la viguesa playa de Samil. Pero a lo largo de la jornada siguiente las galletas fueron vistas en muchos arenales entre A Guarda y Corrubedo, en el margen coruñés de la ría de Arousa.

Las playas donde se extrajo una mayor cantidad de chapapote se encontraban, no obstante, en la zona de San Vicente do Mar -Con Negro y A Barrosa, entre otras- y en A Lanzada, ambas en el concello de O Grove.

La otra característica de aquel amargo fin de semana fue la notable cantidad de aves muertas y petroleadas que se vieron arrastradas por las corrientes hasta los arenales de las Rías Baixas.

Un total de quince voluntarios pertenecientes a diferentes agrupaciones integradas en la Asociación pola Defensa Ecolóxica de Galicia (ADEGA), con especial incidencia de los miembros del Colectivo Ecoloxista do Salnés, se distribuyeron entre las zonas afectadas para recoger a los pájaros muertos e intentar salvar a los que, aunque manchados de fuel, todavía estaban vivos.

Sentinazo

La Comisión de Seguimiento del Prestige realizó al día siguiente una primera valoración sobre las manchas de fuel y descartó la posibilidad de que procediesen del petrolero hundido el 13 de noviembre de 2002. La versión oficial indicaba que todas las muestras procedían del mismo vertido, pero «en todo caso, no del ‘Prestige’».

La hipótesis que más se manejo desde el primer momento fue que el origen de las manchas estuviese en la limpieza ilegal de tanques de un buque que circulase de Norte a Sur por el Dispositivo de Separación del Tráfico de Fisterra. El sentinazo (nombre con el que se conoce a la suelta de residuos desde un barco) se produjo entre la tarde y la noche del viernes, a juzgar por la dirección de los vientos de esos días y por la orientación de las playas afectadas.

El Comisionado adelantó que se continuarían realizando investigaciones para concretar las causas de la llegada de las galletas de fuel, así como su composición exacta. Además anunció que los integrantes del dispositivo especial habilitado para la ocasión no habían detectado nuevos vertidos.

Con anterioridad, los medios marítimos y aéreos empleados para rastrear el litoral de A Coruña y Pontevedra visualizaron en la superficie del mar «una franja discontinua de irisaciones que recorría la costa de norte a sur en las áreas de Corrubedo y Aguiño».

3.400 kilos de chapapote recogidos

El grueso del vertido hizo su aparición en los arenales atlánticos de Galicia. El dispositivo especial de recogida de chapapote reunió un total de 3.400 kilos de fuel mezclado con arena de la zona. De esta cantidad, 2.400 correspondían a la provincia de A Coruña y los mil restantes a la de Pontevedra.

Las playas más afectadas fueron A Lanzada con 500 kilos recogidos; Louro -en Mouros-, con 700; San Francisco (Muros), con 600; y Lariño (Carnota), donde se recabaron hasta 360 kilos de fuel.

A raíz de este nuevo percance, los pontevedreses de las zonas afectadas reclamaron unánimemente (casi exigieron) la necesidad de incrementar tanto los controles de los buques que transitan por el corredor de Fisterra como las sanciones por llevar a cabo acciones como la que dejaron centenares de kilos de petróleo en las costas gallegas

El presidente del Colectivo Ecoloxista do Salnés, Joaquín Rodríguez Pomares, advirtió entonces, tras hablar con los responsables de la Federación Ecoloxista Galega (FEG), que «este tipo de limpezas e verquidos son tan intensos que teñen que ser detectados vía satélite porque, se poden producilos e saír impunes, seguiremos téndoos».

La segunda de las preocupaciones de las asociaciones conservacionistas se basaba en la transparencia con la que la Administración iba a dirimir el asunto. «Esperamos que os datos saian á luz e que fagan públicos os informes e as investigacións, e os pasos dados, asi como a composición exacta do fuel e a súa carga de hidrocarburos e demáis elementos», había manifestado.

Cerca de 400 aves petroleadas

No solo llegaron galletas de fuel a las costas pontevedresas en aquellos primeros días de abril de 2004. La mortandad entre las aves marinas fue especialmente elevada, hasta el punto de que se contabilizaron cerca de 400. La Consellería de Medio Ambiente cifró en 148 los pájaros capturados vivos y en cuatro decenas los recogidos muertos. El departamento de la Xunta aseguró, no obstante, desconocer qué porcentaje de ellos estaba impregnado de manchas de fuel y cuál no.

Todos los ejemplares capturados fueron trasladados al Centro de Recuperación de Aves de Cotorredondo, ubicado en Marín, “unas decenas”, aunque rehusaron concretar el número exacto de animales atendidos.

Las especies encontradas en mayor número fueron araos, alcas y frailecillos, además de algún mascato - alcatraz-. El Colectivo Ecoloxista do Salnés aseguró que la cantidad de aves recuperada el lunes prácticamente igualaba a la del domingo.

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