Y San Francisco sucumbió ante el fuego

Los que vivieron aquella fatídica madrugada del 18 de junio de 1995 difícilmente podrán olvidarla. La iglesia conventual de San Francisco, uno de los iconos de la ciudad, era pasto de unas llamas que redujeron a cenizas la nave central, la biblioteca y el órgano. La eficaz actuación de los Bomberos evitó que los daños fuesen mucho mayores

el mismo fuego que San Francisco idolatró y amó «como una criatura hermosa , alegre y vigorosa» se tornó aquella noche de hace ya 19 años en un torbellino abrasador que destrozó parte de la iglesia conventual. Aquel fatídico día de Corpus, las llamas redujeron a cenizas las resecas maderas del claustro, la biblioteca, el techo de la nave central y el valioso órgano del coro conventual. Y si el desastre no alcanzó cotas mayores fue gracias a la eficaz actuación de los Bomberos de Pontevedra, auxiliados por sus compañeros de Vigo, que trabajaron en la extinción durante toda la noche y la mañana del día siguiente.

El incendio se declaró minutos después de las 4 de la madrugada. Fueron los cinco franciscanos que residían en el convento quienes lo detectaron e intentaron, sin éxito, sofocarlo con cubos de agua. Al ver que la situación se les escapaba de las manos, 50 minutos después dieron aviso a los Bomberos, que enviaron al lugar a 24 efectivos. Al comprobar ‘in situ’ la magnitud del suceso y en el momento de mayor intensidad del fuego, sobre las seis de la mañana, se pidió refuerzo a Vigo.

Las llamas se propagaron desde una puerta del claustro hacia la biblioteca, en la que ardió una enciclopedia Espasa completa con sus apéndices. Afortunadamente, entre los libros dañados no se encontraba ninguno de los incunables custodiados en el templo.

El fuego trepó por el claustro y pasó a la techumbre de la nave central, construida en madera, con suma facilidad. Las vestimentas de los santo de algunas cofradías (algunas de considerable valor) quedaron reducidas a cenizas, al igual que el órgano de principios del siglo XX.

Sin embargo, y a pesar de los voluminosos daños, el suceso se saldó con un impacto mucho menor del que cabría esperar en un incendio de estas características. Y fue gracias al incansable trabajo realizado por los Bomberos, que consiguieron salvar el emblemático rosetón gótico que preside la entrada principal de la iglesia.

Su responsable entonces, José Francisco Lage, aclaraba al día siguiente que las velas que los fieles ofrecían a una imagen de San Francisco fueron las desencadenantes del fuego. Su propagación se produjo por un efecto de convención, esto es, por aire caliente en movimiento, que fue desplazando las llamas hacia la biblioteca y, sobre todo, al tejado, que resultó la parte mas dañada. En concreto, la cubierta de madera de tea, que ardió casi por completo.

El retén de Bomberos encargado de evitar una reactivación del fuego se retiró en torno a las seis de la tarde, después de 13 horas de intensa labor.

Un herido

Durante los trabajos de extinción resultó herido el cabo José García Cancela, que entonces contaba con 53 años, al caer desde una escalera situada a seis metros de altura. «Aunque no tiene fracturas, está muy magullado», explicaba José Francisco Lage, tras explicar que el funcionario quedó ingresado en un centro hospitalario de la ciudad.

La actuación de los Bomberos fue incansablemente elogiada por las autoridades pero, sobre todo, por los padres franciscanos. El entonces ministro provincial de la Orden, José Rodríguez Carballo, destacó durante la reapertura del templo, ocurrida 16 meses después de la tragedia, que «todo parecía perdido de no ser por la oportuna actuación de los Bomberos, que desplegaron todos los medios necesarios para hacer llegar al corazón de las llamas cerca de 100.000 litros de agua. Sin los hombres, sin la técnica y sin el agua, el patrimonio cultural y artístico de Galicia habría sufrido una pérdida irreparable».

Momentos

Origen. Una vela fue la causante del desastre

La investigación posterior determinó que una vela fue el probable origen del voraz incendio, al prender en algún tapiz cercano. La abundancia de madera en la vetusta estructura propició que las llamas se propagasen con rapidez hasta arrasar la nave central, el órgano, el claustro y la biblioteca.

Inauguración. Fraga se emociona con Filgueira

La reapertura del remozado convento de San Francisco tuvo lugar el 4 de octubre de 1996, festividad de San Francisco de Asís. El acto estuvo presidido por el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, quien se emocionó al recordar a su profesor, José Filgueira Valverde, y al almirante Paio Gómez Charino.

Extinción. Los Bomberos, desbordados

El antiguo sargento jefe de los Bomberos de Pontevedra, José Francisco Lage, recordaba el incendio de San Francisco como el peor suceso al que habían tenido que enfrentarse. La voracidad de las llamas obligó a los funcionarios locales a pedir ayuda a sus compañeros de Vigo.

La restauración costó 185 millones de pesetas

El coste total de la restauración de la iglesia de San Francisco superó ligeramente los 185 millones de pesetas, unos 22 millones más de los inicialmente presupuestados por la Consellería de Cultura, que fue la que financió las obras.

El encargado de dirigir los trabajos fue el arquitecto Celestino García Brañas quien destacó, el día de la inauguración, las numerosas transformaciones que fue experimentando el edificio a lo largo de sus 700 años de historia. «Muchas personas importantes fueron favoreciéndolo con la concesión de capillas y después querían ser enterradas allí», puntualizó el técnico asturiano.

Comentarios