"Castor no compra ni vende coches, se dedica en exclusiva al tráfico de drogas"

Los agentes de la Udyco de Pontevedra explicaron cómo lograron desarticular la mayor red de distribución de heroína del Noroeste peninsular

Momento del testimonio del inspector de la Udyco de Pontevedra, este miércoles. GONZALO GARCÍA
photo_camera Momento del testimonio del inspector de la Udyco de Pontevedra, este miércoles. GONZALO GARCÍA

La segunda sesión del juicio contra la mayor red dedicada al tráfico de heroína en el Noroeste Peninsular giró en torno a las declaraciones de los agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) de la Comisaría de Pontevedra, que relataron con pelos y señales los pasos que les condujeron hasta el alijo de 56 kilos de droga oculto en un Porsche Cayenne que decomisaron el Día del Padre de 2016.

El jefe de la investigación explicó que iniciaron las pesquisas «en agosto de 2015, a través de informaciones confidenciales que nos indican que Castor se dedica al tráfico de heroína en grandes cantidades». Los agentes comprobaron en un primer momento que llevaba un elevado nivel de vida, con una enorme casa con piscina y coches de gama alta, pese a no acreditar actividad lícita alguna. "Comprobamos sus viajes y vimos que a finales de 2014 y principios de 2015 se desplazó a Turquía, que, como es conocido, es uno de los principales puntos de distribución de heroína a gran escala", explicó el inspector, que añadió que "en 2015 realizó seis viajes por toda España".

La única ocupación cotidiana que detectó la Policía en la vida de Castor era su asistencia a clases de inglés, un idioma muy necesario para relacionarse con personas de otros países, como supuestamente hacía para negociar las transacciones de heroína.

"Tomaba muchas medidas de seguridad. Cada día iba por un sitio distinto y daba varias vueltas a las rotondas", señalaron.

El 6 de agosto obtuvieron una imagen esclarecedora. Fue en el Parador de Baiona, donde Castor se reunió con Nikolin J., presunto cabecilla de la red albanesa afincado en Valencia y que logró esquivar a la Justicia tras la operación judicial. Posteriormente comprobaron que estuvo en Málaga tres meses antes, a mediados de mayo, el mismo fin de semana que Castor acudía a Torremolinos.

En los meses siguientes, la Policía detectó la presencia de numerosas personas relacionadas con el tráfico de heroína en las inmediaciones de la casa de Castor, en el municipio de Mos. "Nunca le vimos realizar otras actividades. Castor no se dedica a la compraventa de vehículos, se dedica exclusivamente al tráfico de drogas", explicó el policía.

Meses después, en noviembre, la Udyco obtuvo un dato que permitió hacer avanzar las pesquisas: el encuentro del pontevedrés con el albanés Sokol, otro de los procesados, en Barcelona, y la entrega de una bolsa cuyo contenido no pudo acreditarse. "Iba con su mujer (también acusada)", añadió el agente.

En el mes de diciembre, ya con una baliza de rastreo bajo el coche del principal investigado, la Policía supo que viajaría nuevamente a Barcelona. Ello hizo que activase un dispositivo de vigilancia en la Ciudad Condal, que determinó una reunión con Nikolin y otra con Rinus, el hombre que posteriormente sería detenido al volante del Cayenne de la droga. Precisamente fue en ese vehículo en el que se desplazaba por Cataluña a principios de 2016, poco antes de partir en busca del alijo.

Ya en marzo, el inspector explicó que Rinus viajó a Dusseldorf y después a Amsterdam, donde cargó la droga. Señaló que la organización contaba allí con personal e infraestructura para preparar el vehículo y para impregnarlo de amoníaco. Ello hizo que los perros adiestrados que buscaron la droga el 19 de marzo en el hotel de Tui no la detectasen. Sin embargo, la Policía consiguió hallar los paquetes y desarticular la organización.

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