La presidenta de la entidad, Mónica Touriño, abrió el acto conmemorativo en compañía del director xeral de maiores e persoas con discapacidade, Ildefonso de la Campa, junto a Carlos Fernández, director del CERMI. Allí reivindicaron la necesidad de romper barreras en defensa de los intereses y bienestar de estas personas. Vivir plenamente, disfrutar de las vacaciones, formarse gracias a una educación inclusiva, poder ir a la playa, relacionarse, coger el transporte público o mejorar la calidad de vida mediante ayudas técnicas son solo algunas de las demandas que reclamaron para no quedar en el olvido.
Actualmente la Federación ASPACE reúne a un total de 668 socios, 278 profesionales y 406 personas con parálisis cerebral entre todas las provincias gallegas. Aunque las cifras siguen creciendo, el individualismo y la aceleración de la sociedad "hacen que sea necesario visibilizar constantemente esta situación, porque de lo que no se habla no existe", explica Mónica Touriño. La presidenta también hizo balance de estas dos décadas de esfuerzo y trabajo que cualifica de "muy duras, pero necesarias para ayudar a los más vulnerables que necesitan nuevas oportunidades", en sus palabras.
La sobreprotección es una de las principales barreras a romper
En la comunidad gallega la prestación de servicios a personas con discapacidad se complica debido a la dispersión de población que aumenta los costes de atención. Como respuesta, desde la administración pública se han multiplicado un 30% los esfuerzos económicos dedicados a las personas con discapacidad, que este año supusieron 106 millones de euros de las cuentas aprobadas por el Parlamento.
El director general, Ildefonso de la Campa, asegura que el próximo año 2020 se solicitará un incremento del presupuesto "porque hay cosas que avanzar", afirma. Como conclusión a la jornada, Sergio, José Antonio, Javier y Eliseo hablaron sobre los problemas a los que se enfrentan en su vida diaria y la necesidad de reconocimiento ante la ley. "La sobreprotección es una de las principales barreras a romper, nosotros podemos votar y vivir libremente", explican. Aunque el futuro lo plantean incierto, las ganas de avanzar continúan.