"Los políticos de hoy en día son decepcionantes. No les llegan ni a la suela de los zapatos a los de la transición"

Con más de 40 años de periodismo a sus espaldas, es consciente de que sus reflexiones pueden resultar incómodas, pero asegura que "no tengo que rendir cuentas ante nadie. Nunca lo hice y no lo voy a hacer ahora". Especialmente crítica con la clase política actual, elogia a los dirigentes de la transición y pide "un trato más justo para Juan Carlos I.

Pilar García-Cernuda Lago, periodista y escritora. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Pilar García-Cernuda Lago, periodista y escritora. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

LA INVITACIÓN de Aempe le permite a Pilar Cernuda (Santiago, 1948) disfrutar de un soleado fi n de semana en su añorada tierra gallega. Sin pelos en la lengua y curtida en mil debates, la analista política es especialmente ácida con la clase política actual, defi ende la relevancia histórica de la Monarquía y no oculta su preocupación por la incertidumbre en Cataluña y el auge de la ultraderecha.

Ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. ¿En qué medio se siente más cómoda?
Siempre con la escrita. Porque es más reflexiva, más pausada... Aunque la radio me gusta mucho, porque permite mostrar el carácter de cada uno. Y la tele... es que me gustan las tres, pero me decanto más por la escrita.

Su territorio siempre ha sido la política. ¿Qué sensación le produce el panorama actual?
Decepcionante. La mala suerte para los políticos actuales es que todavía quedamos en activo algunos periodistas privilegiados que hicimos la transición. Fue una época irrepetible y poder vivirla en primera persona, tratando a aquella gente de tú a tú, es algo inconmensurable. Es la etapa más brillante de la historia de España, porque los que conocimos la dictadura sabemos del rechazo que había hacia lo español cada vez que salíamos de nuestras fronteras. Y convertirnos de repente en el país ejemplar y de moda por haber hecho una transición de dictadura a democracia en tan poco tiempo, es algo que te llena de orgullo y de coraje. Aquellos políticos eran excepcionales, todos.

¿Eran tan diferentes a los dirigentes de hoy en día?
Totalmente. Les daban mil vueltas en calidad política y calidad humana. Porque ante todo eran patriotas: de derechas, de izquierdas, de centro y nacionalistas, pero dejaban a un lado los intereses personales para defender los colectivos. No como ahora, que hay muchísima mediocridad y se promueven a figuras que calan bien entre la gente, porque transmiten bien, pero rascas un poquito y ni hay proyecto ni hay experiencia.

¿Tan crudo lo ve usted?
Evidentemente hay excepciones. Pero la media en todos los partidos está muy por debajo de lo que debería ser la media de compromiso, rigor, seriedad, patriotismo...

En la transición afloraron partidos y dirigentes que habían estado en el ostracismo mucho tiempo, pero que regresaron a la primera línea con un talante muy conciliador. ¿Echa en falta eso?
Ellos sabían que estaba en juego el futuro de España. Y prefirieron dejar a un lado sus ambiciones políticas, incluso por las que habían sido encarcelados, para contribuir a que España fuese un país mejor. Y eso es algo que conmueve.

Durante sus 40 años de trayectoria profesional ha tratado con grandes líderes. ¿Con cuál de ellos se quedaría?
No podría elegir a uno. Me quedo con el puñado de la transición, y ahí incluyo a Manuel Fraga, Felipe González, Alfonso Guerra, Jordi Puyol, Xabier Arzalluz, Miquel Roca... Luego derivaron en otra cosa, pero en aquella época fueron excepcionales. Y, por supuesto, los presidentes Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo, que en el escaso año y medio que estuvo hizo cosas impresionantes, como pacificar una España convulsionada por el golpe del 23-F y algo importantísimo, como fue la entrada de España en la OTAN. Y la figura irrepetible del rey Juan Carlos I.

Ya que le menciona, ultimamente se está hablando mucho sobre su vida y no precisamente bien...
Ha cometido errores de tipo personal, sin duda, y ahora mismo lleva su pesadísima penitencia. Pero mucha gente que critica la Monarquía lo hace con una ignorancia sorprendente. Como decir que es un sistema muy caro. Yo pregunto ¿cuánto cuesta la república francesa? Y aunque yo reconozco que es una incongruencia que se herede una Jefatura del Estado, pero eso también tiene una ventaja: la formación que reciben los herederos y el sentido de la responsabilidad desde el momento en que nacen.

De lo que nadie duda es de su papel crucial en el desmoronamiento del golpe de Estado del 23-F...
Aquel golpe no triunfó de milagro. En ese momento, hacia donde miramos todos fue La Zarzuela.

Usted cubrió durante muchos años la información de la Casa Real. ¿Cree que la sociedad actual está siendo injusta con Juan Carlos I?
Creo que los reyes también tienen que rendir cuentas ante la opinión pública y que la información sobre ellos tiene que ser igual de estricta y veraz que la de los políticos. Hubo un tiempo en que se pensó que eran intocables y no solo no lo son, sino que deben ser ejemplares. Pero sobre el rey Juan Carlos se han contado mentiras inconmensurables, desde económicas hasta sentimentales, que unas veces han existido y otras no. Es cierto que ha habido una etapa de su vida en la que ha hecho cosas que a mí me producen rechazo, pero si ponemos en la balanza lo que ha hecho por este país y en el otro esas cuestiones personales, se desnivelaría de inmediato. Me da pena que haya una barbaridad de españoles que solo se fije en los temas privados (insisto, muchas veces tergiversados o inventados) y no tengan el menor interés en averiguar qué ha hecho el rey Juan Carlos por España. Basta con ir un poco a las bibliotecas o a la hemeroteca y documentarse sobre nuestra historia reciente.

Usted ha visto crecer a Felipe VI. ¿Comparte la opinión de que es un rey más moderno que su padre?
Sí, es una persona mucho más adaptada a nuestros tiempos. Y tiene una carácter distinto al de su padre. Por cierto, no es verdad eso que se ha dicho de que las relaciones entre ellos no son buenas. Ellos hablan mucho y comparten muchas confi dencias, pero en un momento determinado el rey Felipe se dio cuenta de que tener al rey Juan Carlos en primer plano podía perjudicar a la imagen de la Corona, y por eso ahora está un poco apartado.

Regresando a la política, usted ha escrito varios libros sobre destacados líderes y también una biografía de Felipe González, quien se ha caracterizado en los últimos tiempos por sus abiertas críticas al PSOE y sus dirigentes. ¿Es ‘postureo’ o realmente lo cree así?
No es el único socialista del plan antiguo -como digo yo- que está decepcionado con el socialismo actual. Empezó con Zapatero, que no fue un buen presidente, y sigue ahora con Pedro Sánchez. Felipe González nunca se ha caracterizado por las medias tintas y en varias publicaciones ha dejado claro que sus posiciones eran contrarias a las que hacía Zapatero. Y ahora con lo de Venezuela está que echa las muelas. Creo que es una actitud propia de un buen político, para que su partido y sus dirigentes enderecen las cosas. Pero ni lo hizo Zapatero ni parece que lo vaya a hacer Sánchez.

¿Qué le parece que haya sido el Gobierno el que le haya ofrecido a Soraya Sáenz de Santamaría un puesto en el Consejo de Estado y no el propio PP?
Es inaudito. Aunque Soraya haya perdido las primarias, merecía un papel digno en ese partido. Y que el reconocimiento venga de un presidente socialista, es muy signifi cativo.

Después de todo el revuelo interno que hubo en el PP, ¿cree que Feijóo acertó al no dar el salto a Madrid?
Lo hizo por Galicia, porque aquí tenía un compromiso. Como gallega, a mí me habría gustado que fuese el presidente nacional del partido, porque creo que habría sido un espléndido presidente. Pablo Casado también lo puede ser, pero ni de broma tiene la experiencia ni el conocimiento de la política que tiene Feijóo, que es un personaje con gran futuro por delante. No creo que su vida se acabe en Galicia.

¿Se podría decir que el gran momento de Feijóo está por llegar?
Tengo un gran afecto por Pablo Casado, somos amigos y creo que es un buen político. No así su equipo, salvando un par de excepciones. Si no se equivoca, creo que Feijóo deberá pasar página. Pero si Casado no corrige algunas decisiones que ha tomado en los últimos tiempos, el futuro del PP pasa por Núñez Feijóo.

Podemos y Ciudadanos han roto el bipartidismo pero parecen aliados naturales de los de siempre...
Podemos no me atrae en absoluto, porque se está moviendo permanentemente en arenas movedizas. Estos partidos populistas, antisistema y revolucionarios, que abominan de multitud de señas de identidad españolas, incluso me asustan. Y no entiendo cómo Pedro Sánchez se ha echado en sus brazos, creando una gran inestabilidad en el país. Ciudadanos no tiene nada que ver. Es un partido de centro y echo de menos que no tenga un discurso más nítido. Tiene unos tintes oportunistas que a veces me han llenado de furia, porque Rivera ha estado más pendiente de lo que le convenía que de ser coherente con su discurso.

¿Qué opinión le merece el conflicto de Cataluña a una analista curtida en miles de avatares políticos? ¿Hacia dónde cree que evoluciona?
No lo sé y me preocupa muchísimo. Porque hay un movimiento secesionista que puede tener un efecto dominó y, lo más grave, por la quiebra social que se está produciendo, con familias y parejas separadas por culpa de la política. Y cuando la sociedad se rompe, puede pasar cualquier cosa.

Se llegó a decir que el auge del nacionalismo catalán era fruto de las políticas de Rajoy...
Y se está viendo ahora que no. Pedro Sánchez llegó prometiendo que iba a desinflamar las cosas, pero le está pasando lo mismo que a Rajoy: que los separatistas no quieren hablar de nada que no sea referéndum o los presos. Y el Gobierno no puede ni debe entrar en ese juego.

Hablando de radicalismos, la extrema derecha crece cada vez más en Europa. ¿Qué opina de Vox? No me gusta Vox, porque creo que está demasiado escorado a la derecha. Su éxito va a depender de Pablo Casado: si hace lo que la derecha espera que haga, Vox no crecerá. Pero si Vox obtiene representación parlamentaria, los únicos responsables serán Pablo Casado y su equipo.

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