"Los prejuicios no nos dejan avanzar", recuerda Rebeca Flórez. Esta joven pontevedresa, mediadora social y portavoz de la delegación que la Fundación Secretariado Gitano tiene en Pontevedra, habla sin filtros sobre la realidad que le toca vivir a su comunidad. "Ser gitano es complicado. Partimos con desventajas", señala. "Lo único que pedimos es que se deje la discriminación y seamos ciudadanos de pleno derecho en términos de educación, vivienda y empleo", añade.
Flórez reconoce que se han producido avances al respecto, pero señala que todos, "gitanos y no gitanos", deben remar a favor de la inclusión y la igualdad. Y precisamente eso es lo que la comunidad reivindicará mañana domingo, durante la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano.
En Pontevedra, los actos de conmemoración empezaron ayer con la instalación de la bandera gitana, que cuelga del balcón del viejo Consistorio por segundo año consecutivo. "Yo siempre he sido muy pontevedresa, pero ver la bandera el año pasado me hizo sentir fuerte y más pontevedresa que nunca. Nos hicieron sentir ciudadanos de pleno derecho", recuerda la portavoz de la Fundación Secretariado Gitano.
Uno de los caballos de batalla más importantes del colectivo, del que forman parte unas mil personas en el municipio, es el empleo. Reclaman igualdad de oportunidades con el resto de ciudadanos a la hora de acceder a un puesto de trabajo y acabar con los estereotipos, los prejuicios y los techos de cristal.
En este sentido, Secretariado Gitano tiene en marcha una iniciativa dirigida a los jóvenes de entre 18 y 30 años en riesgo de exclusión social. Se llama Aprender trabajando y consiste en un programa que alterna la formación teórica con la realización de prácticas en empresas. En el caso de Pontevedra, el proyecto financiado por la Unión Europea cuenta con la participación de 16 usuarios de toda la comarca que están aprendiendo un oficio en dos empresas vinculadas al sector de la alimentación: Vegalsa Eroski y Carrefour.
"DIVERSIDAD". Uno de estos jóvenes es Fran Díaz. El próximo mes de julio acabará su formación en una de estas compañías y sueña con conseguir un contrato. "He tenido esta oportunidad y quiero sacarle provecho. Solo pido que no nos discriminen y que nos den una oportunidad", reivindica.
En paralelo a esta iniciativa, la Fundación impulsa también cursos de formación para mejorar la empleabilidad de los menores de 30 años, como Sama Salazar y Adolfo Montoya. En este caso, los participantes reciben un mes de clase sobre gestión y atención al cliente y otro mes más de prácticas. El objetivo será el mismo: lograr un contrato de trabajo.
El alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, se mostró ayer muy interesado por ambos proyectos y confirmó su compromiso con la comunidad gitana, "coa diversidade e coa integración". "Hai que ser respectuosos coa súa cultura", subrayó.
