Abelleira pone fin a sus 142 años de historia por "motivos económicos" que la plantilla no acepta

La gerencia de la panadería atribuye el cierre a la jubilación del propietario que permanecía activo, la subida de las materias primas y discrepancias entre los socios actuales ► Los trabajadores, a los que se les adeudan dos nóminas, siguieron acudiendo a los hornos aún estando apagados, en señal de su disconformidad con los despidos
Juan José Abelleira, delante del despacho de la calle Don Gonzalo. DP
photo_camera Juan José Abelleira, delante del despacho de la calle Don Gonzalo. DP

La panadería Abelleira, uno de los establecimientos más antiguos de la ciudad, ha clausurado sus 142 años de historia con el cierre de los hornos que funcionaban en la calle Arcos de San Bartolomé y del despacho que tenía alquilado en la calle Don Gonzalo.

La causa oficial del cierre es la jubilación de Benigno Abelleira, uno de los dos últimos propietarios del comercio que es conocido en Pontevedra por haber sido edil en la primera corporación democrática del municipio y presidir la Peña de la Boina. Sin embargo, detrás del cese de actividad se encuentran otras causas que empañan la despedida de la emblemática tahona, cuya plantilla rechaza de plano las formas en las que se ha puesto punto y final al negocio. Tanto, que la mayoría han seguido acudiendo a los hornos de San Bartolomé aún estando apagados desde el pasado domingo, en señal de su disconformidad con los despidos. La empresa les debe dos nóminas.

La versión de la empresa

 El hasta ahora piloto al mando, Juan José Abelleira, encargado de la panadería desde hace casi 30 años e hijo de Benigno, atribuye el cese a "motivos económicos". Entre ellos, destaca el encarecimiento de las materias primas, empezando por la harina y el azúcar y continuando por la energía o el gasoil, que han acusado subidas constantes a raíz de la invasión rusa a Ucrania y la posterior espiral inflacionista. "Las cuentas no dan, porque los precios del pan siguen prácticamente igual y no hay ningún tipo de ayudas", trasladó este martes a este periódico.

Abelleira añade que la producción ha ido a menos en los últimos años y para ello utiliza como vara de medir los sacos de harina: "Antes gastábamos entre 15 y 20 diarios y últimamente como mucho llegábamos a los seis, muy poco". ¿Causas? El encargado vincula la caída a la expansión de la competencia y a que "por comodidad la gente se ha habituado a comprar el pan en su zona".

Además, aunque prefiere dejarlo en segundo plano, Abelleira admite que otro de los motivos que han motivado el cierre es la discrepancia que existe entre él y su primo, al que le corresponde parte del negocio en calidad de descendiente de su tío, Tomás Abelleira, otro de los propietarios de la firma que ya se jubiló hace unos años.

Según dice, "mientras mi padre y mi tío estaban al mando todo fue bien", pero ahora los herederos tienen "ideas diferentes". Por ello, y "teniendo en cuenta que esto no funcionaba", consideraron que "la mejor solución era romper" la sociedad.

Deudas pendientes

 El supuesto desajuste entre ingresos y gastos ha provocado deudas con los proveedores y la plantilla, integrada por "13 ó 14 trabajadores".

El hasta ahora encargado evita concretar números, pero reconoce que la empresa debe a los empleados "dos nóminas" para luego incidir en que la intención es "sanear las cuentas". Para ello, dice que la familia estudia "vender una propiedad", con la que espera saldar deudas con asalariados y proveedores.

Abelleira subraya su "agradecimiento" a los trabajadores de la panadería "por su trabajo y esfuerzo". Incluso se emociona al ver que, después de tantos años "siendo como una familia", la relación con el plantel se ha tensionado. Sin embargo, sus palabras no son consuelo para la plantilla, que ha dejado el asunto en manos de un abogado y que ha rechazado el escrito en el que supuestamente se le comunica el inicio de las vacaciones pendientes y la rescisión de los contratos. De hecho, a pesar de que el domingo fue el último día de actividad, los trabajadores continuaron acudiendo el lunes y este martes a los hornos de San Bartolomé para dejar constancia de que no aceptan el cese.

Ninguno de ellos ha querido hacer declaraciones, pero fuentes próximas aseguran que el plantel "no acepta los motivos económicos" a los que alude el encargado y que la gran mayoría están convencidos de que "el negocio podría seguir funcionando".

Hornos de la calle Arcos de San Bartolomé. GONZALO GARCÍA
Hornos de la calle Arcos de San Bartolomé. GONZALO GARCÍA

Historia: fundada en 1880

 Los orígenes de la Panadería Abelleira se remontan a 1880, cuando Jesús Martínez Arosa encendió por vez primera los hornos de San Bartolomé.

Según detalla Juan José, años más tarde Benigno Abelleira y su madre adquirieron el negocio, pues era donde trabajaba el padre de familia (abuelo de Juan José). Entonces Benigno tenía 17 años y estaba un paso de partir al norte de África a "hacer la mili". "Luego se incorporaron" a la empresa Tomás Abelleira y otro hermano, Sito, ya fallecido.

En todos estos años la panadería dio de comer "a toda la familia" y, según destaca Juan José, a Benigno le costó mucho aceptar bajar la verja a pesar de llevar apartado del establecimiento desde la covid. "Él quería seguir. Decía que ya habíamos superado muchas crisis, pero hemos estado estos años dando el callo y vimos que no, que para esta crisis ya no había remedio".

Puertas abiertas a una nueva apertura

 "Por orgullo personal" y por mantener a flote la tradición familiar, Juan José Abelleira afirma que intentará poner en marcha una panadería más pequeña este año. "La ilusión la tengo, ahora veremos si se puede o no". Su previsión es reabrir en el antiguo despacho de la calle Padre Sarmiento, donde el famoso loro Bico saludaba a los clientes.

Abelleira cuenta que lleva "toda la vida" ligado a la empresa familiar. Y no exagera. Hace 58 nació en la mismísima panadería, mientras su madre hacía rosquillas. "Mi madre rompió aguas en el despacho, vino la comadrona y se la llevaron para el horno. Le pusieron una pala nueva debajo y allí salí yo. Después me dejó con mis tías y volvió a hacer rosquillas. Entonces había mucho sacrificio".

Juan José empezó echando una mano en el obrador y en el reparto en los concellos limítrofes. A los 29 años asumió también las funciones de encargado y desde la pandemia la gestión del negocio. Según dice, la despedida ha sido muy dolorosa. "Te duele a ti y a los clientes, El último día, que fue el domingo, fui a hacer el reparto y todo decían que era una pena. Un desastre".
 

Empanada, rosca y bizcocho, los productos estrella
 Los productos de la Panadería Abelleira que cosecharon más éxito durante estos años fueron "las empanadas, las roscas, los bizcochos y la torta de chicharrones". Así lo asegura Juan José Abelleira, quien da las gracias a los clientes que han depositado su confianza en la empresa. Un agradecimiento que, de hecho, todavía se puede leer en el despacho de Don Gonzalo, donde un cartel comunica el cierre definitivo de Panadería Abeleira Muñoz C.B. desde el lunes 9.

Comentarios