Nuevo general jefe de la brilat

"Acercar la Defensa al ciudadano es esencial para lograr una sociedad comprometida"

Militar ‘de método’, Alfonso Pardo de Santayana Galbis reconoce que su prioridad es que se realice bien la misión encomendada. Partidario de acercar el Ejército a la ciudadanía, defiende el respeto a la vieja escuela pero le gusta estar cerca de los más jóvenes "para identificar hacia dónde hay que ir" y le gustaría ser recordado como un jefe que, ante todo, se preocupó por las condiciones de vida de sus soldados.
General Alfonso Pardo de Santayana. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera General Alfonso Pardo de Santayana. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

No oculta su felicidad por alcanzar "un destino soñado", al mandar una unidad que conoce bien y que goza de un gran prestigio nacional e internacional. Alfonso Pardo (Texas, 1965) reconoce que en el Ejército está casi todo escrito, pero aún así le gustaría aportar su granito de arena a la posteridad de la Brilat, de la que ensalza su preparación y su capacidad para desplegarse "cuando llegue el momento".

Vuelve a casa, después de un periplo por varias unidades: ¿era el destino soñado o todavía le queda algún objetivo más ambicioso?
Sin duda alguna, es el destino soñado. A lo largo de mi carrera he podido mandar unidades en todos mis empleos militares, eso es lo que realmente me llena profesionalmente, no entiendo la milicia de otra manera. Además, soy del Norte y me siento muy cómodo en esta tierra y al haber pasado casi toda mi vida en unidades de Infantería Ligera, el mando de la Brilat es sin duda lo mejor que me podía haber pasado. Estoy muy contento.

A pesar de su juventud, nadie cuestiona el prestigio atesorado por la Brilat. ¿Intimida ponerse al frente o lo considera más un desafío profesional ilusionante?
Ambas. Son sentimientos y sensaciones encontradas, impresiona asumir el mando de una unidad tan importante como la Brilat, pero lo asumo con mucha responsabilidad y con muchas ganas de continuar el gran trabajo que han hecho mis antecesores en el cargo. Acepto el reto con enorme ilusión. Llego con una enorme ilusión de trabajar cada día, aprovechando el talento y la iniciativa de todos, pero creo que la trayectoria previa te va preparando para los sucesivos retos.

Pocas novedades se suelen introducir en la rutina diaria de las unidades, aunque cada jefe tiene su ‘puntillo’. ¿Cómo gustaría ser recordado?
Pues como alguien que intentó cambiar aquello que debía y podía ser cambiado. Como alguien que se preocupó por las condiciones de vida de la gente y como alguien que pensaba que la calidad de las personas marca la diferencia.

En una base con más de 2.000 hombres y mujeres hay multitud de cuestiones diarias, tanto militares como de convivencia, que deben estar bajo control. ¿Cuáles son las que más le preocupan o interesan?
Me preocupan y me interesan todas, pero sin duda lo primero es cumplir la misión. Lo prioritario es que hagamos bien nuestro trabajo, que es estar preparados, a la misma altura lo que más me preocupa son las personas. Sus necesidades e inquietudes. Porque una Unidad no es sino la suma de sus voluntades.

¿Se considera un militar de la vieja escuela o más bien de la época moderna?
Pues creo que en el equilibrio está la virtud. El Ejército es una institución muy antigua que ha pasado por muy difíciles trances y ha aprendido mucho a lo largo del tiempo, por eso hay que saber respetar el viejo conocimiento militar. Hay que destacar en este sentido lo impresionante que es la claridad y sencillez con las que las Ordenanzas del Rey Carlos III, vigentes hasta hace unos años, detallan el comportamiento y relaciones entre militares. Por otro lado, como no podía ser de otra manera, hay que estar siempre pensando “fuera de la caja” para adivinar cómo serán los conflictos futuros. Quiero tener cerca a los militares más jóvenes, de otras generaciones, para que me ayuden a identificar hacia dónde hay que ir.

Tradicionalmente, el estamento militar ha vivido de forma paralela a la sociedad civil, como en un mundo aparte. Usted abogó en su toma de posesión por fomentar la transparencia y la interrelación. ¿En qué va a consistir ese aperturismo? ¿Qué le gustaría llevar a cabo que todavía no se haya hecho en Pontevedra?
Queremos seguir trabajando en la importancia del papel de la defensa a través del concepto ‘Cultura de Defensa’, trabajando en tres grandes ejes que son la comunicación pública, la educación y el contacto directo con las Fuerzas Armadas a través de sesiones informativas, visitas, jornadas de puertas abiertas, etc. Debemos proporcionar una información veraz y atractiva, favoreciendo el conocimiento del conjunto de los españoles sobre la actividad cotidiana de sus Fuerzas Armadas. No puede existir una defensa eficaz sin el interés y la concurrencia de todos los ciudadanos. Acercar la Defensa al ciudadano es parte esencial para lograr una sociedad comprometida y que se sienta parte activa de su seguridad.

Decía también en su presentación que "hay que estar preparados para los nuevos desafíos". ¿En qué han cambiado los cometidos de la Brilat en los últimos 10 o 20 años?
Nuestro principal cometido es estar preparados y ese cometido no ha cambiado. Lo que sí hemos ido cambiando, evolucionando y adaptando han sido las tácticas, técnicas, procedimientos y métodos para alcanzar esa preparación. En el entorno operativo actual, dinámico y complejo, necesitamos visión e iniciativa, aprovechando todo el talento y experiencia de nuestros hombres y mujeres para estar a la altura de esta exigencia, estar siempre dispuesto y preparado para entrar en combate, como reza nuestro decálogo.

Son habituales las misiones en el extranjero y siempre hay alguna en el horizonte. Aunque quizás no se pueda concretar a corto plazo, ¿cuál sería el destino más factible a corto plazo?
En el momento actual que nos ha tocado vivir todo es muy cambiante, España es un país comprometido con sus socios internacionales, con la Unión Europea, Naciones Unidas y la Otan. Como decía anteriormente, nuestro principal objetivo es estar preparado para servir a España en todo aquello que pueda necesitar de nosotros, hoy, mañana o pasado. Actualmente, las Fuerzas Armadas españolas están presentes en 17 misiones en el exterior con hasta 3.000 militares y guardias civiles desplegados en cuatro continentes. Hablar de un destino próximo es complicado y con poca certeza. Insisto, lo importante estar preparado para cuando llegue ese momento, no el cuándo ni el dónde.

Siguiendo con las misiones internacionales, usted ha participado en varias. ¿De cuál conserva su recuerdo más estimulante? Y, por el contrario, ¿dónde se le ha caído el alma a los pies, dónde se ha sentido impotente de no poder hacer más y por qué?
Todas las misiones son especiales, con momentos buenos y momentos muy malos. Lo más complicado es cuando sufres la pérdida de un compañero. Esos días son muy difíciles, porque sabes que eso puede llegar ocurrir en algún momento, pero nunca se llega a estar realmente preparado. Pero sabes que tienes que continuar, que la misión no para y hay que seguir trabajando para cumplir nuestro cometido.
 

Más allá del uniforme...
Tiene usted ocho hijos, algunos de ellos también militares. ¿Qué papel juega la familia en su vida?
Soy profundamente familiar. Mis amigos son mis hermanos y mi pasión son mis hijos. Para mí, casi todo gira en torno a la familia. Disfruto viendo crecer a mis hijos y nietos, a los que echo mucho de menos.

Es un devoto de la fe católica. ¿De dónde le viene esa pasión?
Es la fe en la que fui educado y la que luego, tras madurarlo, he hecho mía. Es lo que me guía, me mantiene y da sentido a mi vida.

Cuando llega a casa, ¿cuál es su rutina?
Ver dónde está mi mujer y mis hijos y ver que todo está bien. Que lo que quieren o necesitan está atendido. Lo demás puede esperar.

¿Cuáles son sus aficiones cuando no ejerce de militar?
Me encanta correr y el rugby, aunque ya no juego. Pero ya me he enterado de dónde juegan los equipos aquí en Pontevedra y en cuanto pueda me escaparé a disfrutar de ese gran deporte.

Dígame su película preferida.
En este caso una serie; Band of brothers.

Una comida a la que no puede decir que no.
Casi todas. Me encanta comer y la verdad es que aquí estoy disfrutando mucho de todo.

¿Es usted aficionado al fútbol? ¿Cuál es su equipo preferido?
No lo soy. Aunque me crie en el barrio de Chamartín junto al Bernabéu, nunca me atrajo el futbol.

¿Mantendrá usted y su familia su residencia habitual en Madrid o se mudarán a Pontevedra?
Durante el tiempo de mando en una unidad me gusta permanecer en esa ciudad para estar en condiciones de hacer bien mi trabajo. La idea es que cuando puedan, mi mujer y mis hijos vengan a pasar temporadas conmigo en Galicia.

Una clásica. Si tuviera que irse a una isla desierta, ¿qué tres cosas se llevaría?
Un buen libro, de esos que relees todos los años, un cuaderno para apuntar lo que pienso, y una fotografía de mi mujer y mis hijos para verles todos los días.

¿Qué es lo que más valora de las personas que tiene a su lado?
La lealtad, la inteligencia y la ilusión.

¿Y lo que más le indigna?
Pues lo contrario; la deslealtad, la necedad y el pesimismo.

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