Si todo va según lo previsto y no se producen retrasos, a finales de enero la persiana de la Panadería Acuña del número 9 de Benito Corbal se cerrará para siempre. El negocio dejará su local original para comenzar una nueva andadura a tan solo unos metros, en el número 1. La panadería pastelería pasará a ocupar el espacio que durante casi 80 años fue del quiosco Paredes. Un histórico enclave que mantendrá su esencia con la transformación.
"Este Acuña tendrá una línea muy diferente a los otros porque aquí quisimos mantener la esencia del local. Tendrá un aire más vintage y rústico porque queremos conservar ese espíritu de local emblemático, tenemos que integrarlo en el ambiente patrimonial que nos rodea, que es muy especial", explica uno de los responsables de la firma, Andrés Acuña.
Así, Acuña explica que será diferente hasta la combinación de colores del toldo de la fachada. El dirigente no quiere desvelar datos sobre el cambio de imagen en el interior del local, simplemente apunta que “sorprenderá” a los pontevedreses y que será “muy bonito”.
JUBILACIÓN. En marzo, tras la declaración del Estado de Alarma, el quiosco Paredes cerró provisionalmente sus puertas. La jubilación de su propietario obligaba a la búsqueda de relevo pero Andrés y Jacobo Acuña vieron en el local vacío una oportunidad y se decidieron a iniciar las negociaciones para trasladar tan solo unos metros su actual panadería. ¿El objetivo? Ofrecerle más servicios al cliente sin perder de vista sus inicios.
"Será un local un poco más grande y cómodo. Además, nuestra intención es poder tener cafetería, que los pontevedreses se puedan sentar tranquilamente en la terraza a disfrutar de un café o un refresco en una zona incomparable", explica Andrés Acuña.
ORÍGENES. La trayectoria empresarial de Panaderías Acuña comenzó en la Avenida de Vigo, donde se encuentra el horno central. Tras años trabajando para sus padres, en 1991 Manolo y Rogelio Acuña decidieron caminar solos y cogieron el traspaso de una peluquería para abrir su propio negocio en Benito Corbal.
Esos fueron los primeros pasos de un negocio familiar que ha ido creciendo con el paso del tiempo y el esfuerzo de sus trabajadores y responsables. Así, cuenta con 21 establecimientos, seis en franquicia y 15 en propiedad. Además, preparan el traslado de su horno central al polígono de Barro-Meis y entre manos está otro proyecto: la plantación de trigo Callobre en Vilaboa.
