Adiós al resucitador del Mercantil

Javier Azpilicueta Morán falleció el pasado lunes a los 74 años, víctima de una enfermedad que arrastraba desde hacía tiempo ►Artífice de la recuperación de la entidad que dirigió doce años, bajo su gestión se adquirió el Edificio Varela por 306 millones de pesetas
Javier Azpilicueta, durante el reportaje sobre su vida en 2014. GONZALO GARCÍA
photo_camera Javier Azpilicueta, durante el reportaje sobre su vida en 2014. GONZALO GARCÍA

La iglesia de San José de Campolongo acogió este martes el último homenaje a Javier Azpilicueta Morán. Lo hizo en forma de un sentido funeral, al que acudieron familiares y amigos tras la incineración de su cuerpo en la intimidad familiar. Javier falleció el pasado lunes a los 74 años, tras perder el último pulso de la batalla que mantenía desde hace años con una letal enfermedad.

Leonés de nacimiento pero pontevedrés de adopción, el balonmano selló un doble matrimonio: con la ciudad y con su esposa, Mercedes Amorín, a la que conoció durante un partido con el Colegio Leonés. "Ella y sus amigas nos animaban desde la grada y, al acabar, fuimos a darles las gracias. Jugar, no jugamos; pero ligar, ligamos", bromeaba en 2014, en un reportaje sobre su vida publicado por este periódico.

Su nombre y su rostro serán, a buen seguro, recordados por una gran parte de la comarca pontevedresa. No solo por su trabajo en el antiguo Banco Central Hispano sino, principalmente, por su labor al frente del Casino Mercantil e Industrial durante doce años.

A él y a su equipo les tocó lidiar con la historia más amarga de la entidad, la de su debacle económica, fruto de la nefasta gestión de la anterior directiva. A ellos les tocó el marrón de tener que deshacerse del monumental –y ruinoso– edificio de Andrés Muruais para sanear las cuentas. Lo compró en 1990 el Ministerio de Hacienda por 278 millones de pesetas, lo que permitió cubrir el agujero de 90 millones que había en caja y, tras sanear cuentas, disponer de un superávit de 70 millones de pesetas.

A la sociedad le llegó entonces el momento de su travesía por el desierto, una transición hacia la que sería su sede definitiva. Azpilicueta era un incansable trabajador, su mente siempre estaba activa mientras hubiera un problema que resolver. La inquietud le podía. De ahí que no descansase hasta encontrar un local provisional medianamente digno. La Bolera fue la primera opción, pero los socios se quejaron de su limitado espacio.

El plan B fue un discreto pero coqueto local en la calle Castelao. Allí se asentó el Mercantil en junio de 1992.

Pero Javier no acababa de estar convencido. Pensaba que el Mercantil merecía una casa con más caché y en su infatigable búsqueda de alterntivas, paseando por la ciudad, apareció el edificio Varela, su actual sede. "Tras unas duras negociaciones con Eugenio Sobral cerré la compra en 306 millones de pesetas", recordaba.


1989. Llega a la presidencia

Javier Azpilicueta Morán (1989)

Formó parte de la directiva que se hizo con las riendas del Mercantil en 1987, pero la súbita muerte al año siguiente del presidente, Julio Férnández, le obligó a tomar unas riendas que ya no dejaría hasta 2002.


1999. Inauguración de la nueva sede

Javier Azpilicueta Morán (1999)

Que el Mercantil presumiese de un edificio acorde al prestigio de la entidad fue la máxima preocupación de Javier Azpilicueta desde que en 1990 se vio obligado a vender el ruinosa inmueble de Andrés Muruáis para sanear las cuentas. Su sueño cristalizó en diciembre de 1999, cuando el entonces alcalde, Juan Luis Pedrosa, inauguraba lo que hoy en día sigue siendo la sede de la sociedad.

Comentarios