Pecados confesables. "Es muy fácil comerse alguna golosina gratis"

Adrián Esperón y Patricia Martínez: "Hemos tenido que renunciar a todo, pero compensa"

Los bailarines deportivos pontevedreses explican cómo es su día a día y reivindican más apoyos de las instituciones para este deporte

Patricia Martínez y Adrián Esperón en el Paseo dos Gafos
photo_camera Patricia Martínez y Adrián Esperón en el Paseo dos Gafos

Cuando no bailan, vuelan. Hasta 70 aviones cogieron el año pasado los once veces campeones de España en baile deportivo Adrián Esperón (Pontevedra, 1989) y Patricia Martínez (Mos, 1990). Tan solo en el último mes han estado en China, Luxemburgo e Italia, a donde han regresado este fin de semana. Luego les toca Madrid, Canadá, París, otra vez Italia, Bilbao...

Una vida dedicada al baile deportivo. En un país en el que el fútbol es el deporte rey, ¿cómo explican en qué consiste esta disciplina?

ADRIÁN: Nosotros hemos entrado en este mundo un poco de rebote. Empezamos a bailar de pequeños y en esa etapa era más social, incluso más artístico. Lo hacíamos por diversión. Después nos fuimos metiendo en la competición y hoy es el día que decimos que lo que hacemos tiene un poco más de deporte que de arte.

PATRICIA: Nos gusta verlo de esa manera, pero hay muchos bailarines que lo ven desde una perspectiva del pasado, cuando era muy artístico. Desde que fue reconocido como deporte, estamos luchando para que en vez de decir ‘baile de salón’, que es lo que todo el mundo conoce, se diga baile deportivo, que viene siendo baile de salón, pero de competición.

¿Qué cualidades debe tener un buen bailarín?

P: Primero, ritmo, que es una de las principales cosas que se puntúan. Por lo demás, cualquier persona puede llegar a bailar y a competir si se lo propone. Obviamente hay que seguir unas pautas. No es lo mismo bailar por diversión que bailar para competir.

Ustedes empezaron de niños, con 8 ó 9 años. ¿Qué fue lo que les enganchó?

P: Yo soy una persona muy exigente y el baile me aportaba disciplina por la parte deportiva y, al mismo tiempo, por la parte artística, libertad para poder expresarme y crear mi propio estilo como bailarina. También es muy bonito el hecho de poder emocionar a las personas que tienes delante.

A: De pequeño me enganchó estar con los amigos en los campeonatos, jugar... Después el baile engancha porque puedes expresarte de otra manera con tu cuerpo.

¿Se imaginaban que iban a llegar tan lejos?

P: Para nada. Yo era la mítica que sacaba buenas notas y quería ir a la universidad, acabar la carrera... Al final, a los 19 años, cuando ganamos el primer Campeonato de España de adultos, hubo un vuelco. De hecho, hice el primer año de carrera (Magisterio) y después ya lo dejé. Era incompatible. Nos empezaron a llamar para exhibiciones, para contar con nosotros como entrenadores en diferentes clubes... Entonces decidimos dedicarnos de lleno al baile. Nos sacamos el título de entrenador, de juez y hasta hoy.

A: Yo era un poco más desastre en los estudios. No tenía muy claro lo que quería hacer, pero las cosas fueron surgiendo. También influyeron los buenos resultados que fuimos consiguiendo.

Dejaron aparcados los estudios, ¿qué más renuncias supuso dedicarse al baile deportivo de forma profesional?

A y P: Al nivel que estamos ahora, supuso renunciar a todo, sobre todo a los amigos y a la familia.

A: Tienes que estar viajando todo el tiempo.

P: Cuando empezamos a viajar nos encantaba. Ahora llevamos cuatro años que estamos dos o tres fines de semana al mes compitiendo fuera y una semana y media al mes entrenando en Italia, por eso cuando venimos para casa es como estar de vacaciones, un lujo.

¿Echan de menos tener una vida como la de la mayoría de los jóvenes de su edad?

A: Se echa de menos, pero cuando ves los frutos compensa.

P: Tienes claro por qué lo estás haciendo. Es lo que te gusta y lo que quieres. Todo tiene su sacrificio.

¿Cómo es su día a día cuando no están viajando?

P: Entrenamos por las mañanas y las tardes las dedicamos a dar clases y estar con nuestras parejas. Como yo soy de Mos y él de Pontevedra, las mañanas de entreno nos las repartimos: mitad de la semana aquí, mitad en Mos. Los fines de semana normalmente estamos compitiendo.

¿Se puede vivir del baile?

P: Sí, hoy en día vivimos de esto: de las clases que damos, de los shows que celebramos... Alguna vez, al menos en mi caso, tuve que tirar de papá y mamá.

¿Hasta cuándo dura la carrera de un bailarín?

P: En nuestro caso, creo que es como la de un futbolista. Empezamos de chiquitines y desde muy jóvenes estuvimos en la élite, por lo que creo que aguantaremos hasta los treinta y pocos.

A: Después queda dar clases, ser juez... Es como otra carrera.

¿Cuál es su mayor miedo? ¿Las lesiones?

P: A mí me da miedo tener una lesión fuerte que me impida seguir practicando. Tuve un susto el año pasado, cuando me salieron dos hernias en las lumbares. Me asusté un poco porque tuve una pérdida de sensibilidad en la pierna y uno de los médicos que consulté me dijo que tenía que cuidarme mucho.

A: Miedos no puedes tener porque en cualquier otro trabajo puedes tener una lesión que te impida seguir ejerciendo. Lógicamente, hay que prevenirse.

Y a la hora de salir a la pista de baile, ¿qué es lo que más temen?

A: Es una tontería, pero yo siempre tengo miedo de que el parqué no esté en condiciones y resbale.

P: A mí me preocupa el tamaño de la pista y lo que dure la música porque no en todas las competiciones ponen el mismo tiempo de música.

Ustedes se conocen desde pequeños. ¿Se puede bailar bien con alguien aunque no haya ese nivel de confianza?

P: Sí se puede. Nosotros estábamos en el mismo club, pero con parejas diferentes. Al principio no hablábamos mucho. Empezamos a bailar juntos cuando yo tenía 15 años y él 16. Hicimos una prueba para ver si nos sentíamos bien bailando juntos y vimos que había feeling.

¿Alguna vez salieron a la pista enfadados?

A y P: ¡Sí, muchas veces!

¿Y cuál es el resultado?

P: Hay que hacer de tripas corazón. Depende de lo buena actriz que seas (ríe). Hace tres semanas competimos en Luxemburgo y nos levantamos a las cuatro de la mañana para ir a Oporto, coger el avión, volar a Frankfurt y de allí coger un coche para ir a Luxemburgo. Llegamos, nos vestimos, nos maquillamos, fuimos al pabellón y nos pusimos a bailar seis rondas. Nos mirábamos y saltaban chispas, pero al acabar la competición, que ganamos, ya nos relajamos.

A: Hay que ejecutar lo que sabes hacer. Pasamos muchas horas juntos. Somos como un matrimonio. Es normal que algunos problemas salgan, sobre todo en momentos de estrés.

En el Mundial de Baile Deportivo, que se celebró en septiembre en China, quedaron en el puesto 16, pero fueron semifinalistas de dos mundiales y de dos europeos. ¿Qué les falta para conseguirlos?

A: En China estábamos solo a 12 décimas de entrar en la semifinal. Las parejas estábamos muy igualadas. Los jueces a nada que te pongan una décima más pasa uno o pasa otro. ¿Qué falta? Pues alguna hora más de entreno. Entrenando todo se puede. Mejorar se puede mejorar siempre.

¿Cuál es su sueño?

A y P: La final del mundial.

¿Se conforman con la final?

A y P: Sí, porque el nivel es muy alto.

¿Cómo se presenta 2016?

A: Cada temporada casi siempre es igual: campeonatos de España y, si ganamos, participar en europeos y mundiales. Esos son los retos. Después algún campeonato. En verano siempre hay uno importante en Alemania.

Campeonatos de España ya llevan 11. ¿Ganarlos es ya una rutina?

A: Nunca.

P: Siempre vienen parejas nuevas, jóvenes, y te puede surgir la duda. A los que nos dicen que ya lo tenemos ganado, siempre les digo que hay que bailarlo hasta el último baile.

Son profesores, ¿creen que hay relevo para Adrián y Patricia?

A: Esperamos que lo haya. Estamos trabajando con todas las parejas a las que les damos clase para que en un futuro puedan serlo. En toda la comarca de Pontevedra y en la zona sur de Galicia hay mucha cantera y buena. Galicia es la comunidad con más niños bailando y estamos muy contentos.

¿Qué les gusta hacer cuando no bailan?

A y P: ¡Descansar! (ríen).

Han viajado por numerosos países. ¿Les da tiempo a hacer turismo?

A: Si en cada viaje que hacemos nos quedamos a visitar algo supondría un gasto enorme. Aprovechamos las grandes ocasiones que no repites habitualmente. Por ejemplo, en China nos quedamos un día y en Australia una semana, pero como en Pontevedra en ningún sitio. Es una ciudad que lo engloba todo. No entiendo cómo alguna gente no lo valora.

Y ustedes, ¿se sienten valorados?

A: Depende de con quién hables. Si la gente aún no ve el baile como deporte, puede haber un poco de debate. A veces hay que explicar que entrenamos, que tenemos que llevar un régimen... En cuanto a los medios de comunicación, entendemos que los deportes mayoritarios mueven más gente. Como el nuestro hay mil deportes más que no están reconocidos y merecen tanto la pena como darle patadas a un balón. Entiendo que se apoye a los deportes mayoritarios, pero ya tienen una publicidad y un abanico muy grande de posibilidades de salir adelante. Todas las instituciones tendrían que apoyar mucho más a los deportes minoritarios para que en el futuro puedan crecer.

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