Agosto desploma las matriculaciones casi un 50% en la provincia y enfría al sector

Hasta el día 25, las ventas en los concesionarios habían caído de media un 54% 
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photo_camera Imagen de una de las ferias del automóvil en el recinto ferial de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Si las ventas de coches, junto con el gasto turístico y el consumo alimentario, son tres de los indicadores más fiables para escrutar el estado real de la economía, el hecho cierto de que Galicia ha entrado en recesión durante el tercer trimestre del año tiene un reflejo perfecto en dos de las tres ratios. Se conocía el duro golpe que la pandemia había asestado al sector turístico este verano, con caídas en las facturaciones que oscilan entre el 50 y el 80% en la media autonómica. También eran conocidas las quejas del textil, al que las rebajas no le han funcionado como esperaba y que admitía un desplome de hasta el 60% de sus ventas en julio y agosto.

Pero conocidas las cifras de matriculaciones, es ya un hecho que el sector de la automoción regresa a la senda de la incertidumbre después de la tímida recuperación experimentada en mayo y junio. Del 1 al 25 de agosto, último dato disponible, en la provincia de Pontevedra se habían matriculado 498 turismos y furgonetas, un 54% menos que en julio, cuando la cifra llegó a los 1.099 vehículos. Aunque la última semana podría haber corregido ligeramente este desplome, los concesionarios descuentan ya agosto como uno de los meses con peores estadísticas del año. De hecho, pese al confinamiento, los períodos de marzo, abril o mayo superaron todos las mil matriculaciones en la provincia.

La caída ha golpeado especialmente a Vigo, donde se venden prácticamente el 40% de los vehículos de toda la provincia. En agosto el descenso de matriculaciones en la primera ciudad gallega anotó un 63% respecto a julio.

En la Boa Vila se vendieron en agosto 54 turismos, frente a los 90 de julio, los 187 de junio o los 124 del mes de mayo

Aunque igualmente malos, los datos son menos descorazonadores en la capital provincial, donde la caída es del 40%. En los primeros 25 días de agosto se vendieron en la Boa Vila 54 turismos y furgonetas, lejos de los 90 de julio o los 187 de junio.

El Plan Renove había logrado apagar el incendio del diésel que prendieron las declaraciones de miembros del Gobierno a finales de 2019. Pero el enfriamiento general del consumo provocado por el avance de la pandemia se ha comido las buenas noticias de las ayudas públicas casi por completo.

Basta comparar la caída de agosto de este año con la experimentada el ejercicio anterior. 2019 había sido un año nefasto para las ventas de automóviles, pero en agosto el descenso en las matriculaciones ni siquiera llegó al 15%.

Los operadores confían en el tirón del final de año con un ojo puesto en la pandemia

Además, el repunte de los meses de junio y julio de 2020 se deben en buena medida a las compras efectuadas desde los servicios públicos o desde las empresas que comenzaron en mayo a reanudar su actividad. Y, sobre todo, a las firmas con flotas o renting, que cerraron muchas operaciones con sus clientes tras el confinamiento.

Los concesionarios preparan ahora el último cuatrimestre del año con ofertas para reactivar el mercado y enjugar de alguna manera las malas estadísticas de agosto. Con menor stock de vehículos (las marcas no han presionado este año lo que en ocasiones anteriores), los empresarios confían en el tirón de la recta final de 2020, pero con la mirada puesta en la evolución de la pandemia, que podría ser letal también para un sector tan delicado como éste.

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