"Un vaso para aprender: A calidade está na billa". Este fue el lema con el que la concesionaria del servicio de abastecimiento de Pontevedra, Viaqua, organizó este jueves una cata a ciegas de agua para promover el consumo de la traída municipal entre la ciudadanía.
La iniciativa, respaldada por el Concello, contó con la participación de políticos, empresarios de la hostelería y profesionales de otros sectores. Todos ellos se sentaron a una mesa para degustar cuatro aguas: dos embotelladas, una del grifo de un municipio vecino y otra del suministro pontevedrés.
El objetivo era tratar de apreciar las diferencias entre las distintas aguas por medio de la vista, el olfato y el gusto. Para ello, una experta catadora dio las claves para hallar las características de las cuatro opciones.
En la primera fase, la visual, consistió en llenar un tercio de la copa y elevarla a la altura de los ojos para observar cuestiones como el brillo, la fluidez o la limpieza.
En la siguiente parte del trabajo tuvo que intervenir la nariz. El objetivo era apreciar la frescura y los químicos que pudiera tener el agua, como el cloro.
La última parte del trabajo fue dar un sorbo al líquido para apreciar su sabor "doce", "salgado", "ácido" o "amargo".
"Acertei a que sabía máis a cloro. E non era a nosa", presumió Lores
Entre los asistentes a la jornada, celebrada en la Casa da Luz, se encontraban representantes del Concello como el alcalde en funciones, Miguel Anxo Fernández Lores; la concejala de Seguridade Cidadá, Carme da Silva, y el responsable del Ciclo da Auga. "Acertei a que sabía máis a cloro. E non era a nosa", presumió el regidor nacionalista, que se hizo eco en las redes de la cata.
EMBOTELLADORA. Además de potenciar el agua de kilómetro cero, la que sale directamente del grifo, Viaqua también pondrá en marcha una embotelladora propia para suministrar botellas con etiqueta y gratuitas a funcionarios municipales y participantes en eventos deportivos y de otro sector.
El compromiso forma parte de las mejoras adquiridas en el nuevo contrato de abastecimiento y el objetivo es que el Concello, que por el momento compra el agua embotellada de empresas privadas, ahorre en las facturas.
Según Viaqua, beber agua embotellada cuesta entre 500 y mil veces más que hacerlo del grifo, que también "está máis controlada" y es más "sostible".
