Alertan de que Galicia sigue 'alojando' a dos grandes grupos de narcotráfico

El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, Antonio Duarte, que destaca el papel de España como "muro de contención", atribuye a los gallegos "capacidad para invertir en origen"

El comisario central de Estupefacientes, Antonio Martínez Duarte, en Diario de Pontevedra. RAFA FARIÑA
photo_camera El comisario central de Estupefacientes, Antonio Martínez Duarte, en Diario de Pontevedra. RAFA FARIÑA

El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, Antonio Duarte, señaló este domingo que Galicia sigue siendo el centro de operaciones de "al menos" dos grandes grupos de narcotraficantes con capacidad "para controlar la entrada de la droga e invertir en origen". El exjefe de la sección Greco Galicia, que conoce mejor que nadie los entresijos del ilícito negocio en las Rías Baixas, sostiene que España ha pasado "de ser puerta de entrada a ser un muro de contención", poniendo como ejemplo la cantidad de cocaína retirada del mercado en 2018, cercana a los 40.000 kilos.

En un somero cálculo, esa droga hubiera alcanzado en el mercado un valor de 2.100 millones de euros.

Martínez Duarte resalta algunas de las operaciones del año pasado, tan complejas pero tan fructuosas como la que concluyó con la intervención en un polígono industrial de Málaga de 9.000 kilos de cocaína o los cinco mercantes cargados con esa droga interceptados, incluido alguno atribuido a históricos narcos gallegos como Sito Miñanco, sin olvidar el desmantelamiento de un chalé ubicado en El Puig (Valencia) que albergaba uno de los laboratorios de procesamiento de cocaína más importantes de Europa (cuya pasta base entraba en la Península por el Puerto de Marín).

El comisario desvela que en las Rías Baixas perduran, además, otras organizaciones de "transportistas" que venden servicios "al mejor postor"

Pero son solo algunos ejemplos de una actividad policial que no se relaja. "El país que se relaje en la lucha contra el narcotráfico puede tener problemas", como está pasando en otros europeos en la pelea de los grupos criminales por el control de los puertos, según explica el comisario.

Aunque no ha aumentado el consumo, la producción se está disparando en los países de origen (Bolivia, Colombia y Perú, sobre todo). En este sentido, Martínez Duarte recuerda que ya el año pasado la ONU alertó de una "epidemia" de cocaína, cuyo cultivo, medido en hectáreas, se ha duplicado hasta llegar a las 240.000.

Siguen siendo los puertos bananeros de Colombia los puntos principales de salida de la cocaína, pero también en los de Argentina se han interceptado partidas de hasta 3,5 toneladas que tenían como destino Galicia, si bien el puerto brasileño de Santos está adquiriendo un importante papel en el narcotráfico para el envío de droga a España, Holanda y Bélgica, entre otros.

De hecho, según señala el comisario, España era en 2017 el quinto país que recibía más droga desde ese puerto y ahora se ha colocado en segundo lugar, por lo que las autoridades españolas ya han alertado a las brasileñas de esa circunstancia.

España, añade el jefe de la Brigada central, ha conseguido ser "una barrera de contención" para la entrada de la droga. Su continuo trabajo policial ha desviado a los narcos a otros mercados, como el holandés, el belga o el británico, pero también africanos, con Marruecos (especialmente un puerto de Tánger) y Nigeria, con un incipiente consumo de cocaína, a la cabeza.

Desvío de rutas. África está ganando terreno
Un mayor consumo en África, debido fundamentalmente a que en algunos de sus países ya hay más clase media, ha atraído a las organizaciones criminales. El continente ha pasado de ser almacén de droga a un mercado en sí mismo. Los narcos la venden allí más barata (en torno a 22.000 euros el kilo frente a los 30.000 en Europa), pero aún así sigue siendo muy rentable para las mafias.

Aunque España es un país de tránsito, aquí se queda la comisión que perciben los grupos encargados de la logística, los "narcotransportistas".De todos modos, subraya el comisario, ya se ha asentado en España organizaciones con capacidad económica suficiente para invertir en mercancía y distribuirla sin intermediarios. Redes albanesas, búlgaras y marroquíes se están haciendo con el control. "El español juega un papel de transportista, de intermediario, de conseguidor" y pone su logística al servicio del mejor postor; hasta el punto, dice el mando policial, de que los narcos gallegos están ofreciendo a sus lancheros a las organizaciones del sur para el transporte de hachís a Libia.

No obstante, como se ha dicho, aún quedan grupos gallegos que controlan la entrada de la droga, que tienen capacidad para comprar mercancía y que han incorporado a su actividad delictiva el blanqueo de capitales.

Preocupa al comisario el escaso reproche penal por estos delitos, que actúa como "efecto llamada".

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