Las claves para entender cómo ha cambiado el gran 'súper' de la droga

La salida de El Sevilla, presunto patriarca del poblado de Arriba, y la ausencia de los líderes de los clanes de Abaixo, todos entre rejas, han desviado las rutas de los drogodependientes
redada en o POBLADO DE O VAO, POIO, CON VARIOS DETENIDOS POR TRAFICO DE DROGAS
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LA HEROÍNA lleva presente en los barrios marginales de toda España desde finales de los años 70. En Pontevedra, la referencia para los adictos siempre ha sido el poblado de O Vao. Las relaciones históricas entre súbditos turcos, los dueños de la mercancía en origen, y personas de etnia gitana, los responsables de la venta al por menor, siguen muy vivas en todo el territorio, más aún en un escenario en el que la demanda crece al mismo ritmo que la oferta, con una producción de opio colosal en los países de la medialuna dorada asiática. 

Mientras, en el poblado chabolista ubicado en suelo del Concello de Poio, la situación sufre pequeños cambios que, en esencia, en nada varían el escenario global. Las recientes intervenciones de la Guardia Civil, que puso patas arriba el poblado de Abaixo y arrestó a los principales patriarcas (y matriarcas) y de la Policía Nacional, que hizo lo propio con el barrio de Arriba, sirvieron para frenar por un tiempo limitado las actividades ilícitas que allí se desarrollan y, si acaso, para desviar las rutas hacia los puntos en los que sigue llegando mercancía. 

1. El jefe sale de la cárcel

La exitosa operación realizada de forma conjunta por la Udyco y el Grupo de Tráfico Medio de Estupefacientes de la Comisaría en el mes de febrero sirvió para desmantelar parcialmente la organización liderada por El Sevilla, asentada en O Vao de Arriba y presunta responsable de hacer acopio de heroína para ambos barrios del poblado chabolista. Sin embargo, la salida de prisión del patriarca (que se produjo antes del verano) provocó, según sospechan las fuerzas de seguridad, que la venta de drogas volviese con mucha fuerza a la zona. Así, y aunque sus dos principales lugartenientes continúan en prisión de forma preventiva, otras personas de la segunda fila habrían tomado el testigo, siempre a las órdenes del patriarca.

2. O Vao de Abaixo

En cuanto a O Vao de Abaixo, la situación sí ha variado. El barrio siempre se ha caracterizado por suministrar sustancias estupefacientes de peor calidad que sus vecinos de Arriba que son, además, sus principales proveedores. La droga entra en el núcleo chabolista por los dominios de El Sevilla (cuya salida de prisión de forma prematura se debió a los problemas de salud que consiguió acreditar ante el juez) y desde allí se distribuyen a los distintos puntos de venta. El caballo que llega a O Vao de Abaixo es de peor calidad, pues los vendedores apuestan por mezclar la droga que compran arriba para obtener mayores beneficios.

El patriarca de O Vao de Arriba logró salir de prisión y la Policía sospecha que ha retomado su negocio con más fuerza que nunca

A la caída parcial del clan de El Sevilla se unió el operativo que, poco antes que el de la Policía Nacional, desarrolló la Guardia Civil en O Vao de Abaixo. En este caso también fueron detenidos y trasladados a prisión los principales cabecillas, que continúan entre rejas a la espera de juicio y a pesar de que sus letrados han presentado innumerables recursos para solicitar su libertad. Esta situación ha provocado un cierto desabastecimiento en la zona más próxima a la carretera de Vilagarcía y, como consecuencia, los drogodependientes han tenido que desviar sus rutas y acudir en masa a O Vao de Arriba. Ahí está la clave del incremento de trapicheo en la zona de A Caeira que han denunciado los vecinos recientemente: los consumidores se ven obligados a acudir a los dominios de El Sevilla y el camino directo hacia allí discurre por la citada urbanización de Poio, bien a través de una escalinata que une dos de los viales de la zona, bien dando un rodeo, pero siempre llegando a la calle que conduce al colegio SEK. Desde allí hasta la entrada de O Vao de Arriba hay unos pocos pasos.

3. El modus operandi

El tráfico de drogas en O Vao funciona de un modo sencillo. La droga llega en pequeñas cantidades, en muchas ocasiones transportada por los propios consumidores, a manos de los patriarcas. El punto que recibe la mayor parte de la mercancía es O Vao de Arriba, donde en ocasiones se acumulan cantidades cercanas a un kilo en escondrijos secretos. La heroína se almacena veces en las propias chabolas (nunca en la de los jefes de los clanes) y en ocasiones enterrada. Allí mismo se prepara para su puesta en el mercado al menudeo.

El consumo de caballo, que ahora se alterna con el de cocaína, sigue al alza, no solo en Pontevedra, sino en el resto de España

En el caso de O Vao de Abaixo, sus líderes pactan con sus colegas de Arriba y, como se ha dicho, les compran la droga. A continuación, antes de venderla, la adulteran, por lo que obtienen mayores beneficios.

El último paso es la venta. Para ello, todos los grupos criminales afincados en ambos núcleos cuentan con personas de confianza, que son las que contactan con los drogodependientes. Los propios poblados disponen de narcochabolas donde los adictos pueden consumir sus dosis que, últimamente, ya no son solo de heroína, sino también de cocaína, que también se puede adquirir allí y que provoca el efecto contrario al del caballo.

4. Sin solución aparente

En otros puntos de España han apostado por la piqueta. Ejemplo es el barrio coruñés de Penamoa o, a mayor escala, los madrileños de San Blas o La Cañada Real Galiana. En la capital de España, las operaciones policiales se desarrollan en ocasiones de forma simultánea a los derribos. Sin embargo, todo parece indicar que esa receta solo sirve para que el foco del problema se ubique en otro emplazamiento, pues tanto en A Coruña como en Madrid, la heroína sigue muy presente. Es cierto, eso sí, que se ha reducido de forma notable el menudeo en los citados enclaves, pero no menos verdad es que el problema existe.

Los políticos prefieren mantener el problema acotado en O Vao, pero los vecinos de las inmediaciones han dicho basta

En Pontevedra no se ha hecho nada desde la iniciativa fallida de los realojos de 2008, un fiasco que incluyó derribos de chabolas, traslados de vecinos (algunos de ellos vinculados directamente con el tráfico de drogas) a Monte Porreiro y a Ponte Caldelas, protestas vecinales y regreso al poblado.

Algunas voces autorizadas, como el jefe del Grupo II de la Udyco, han puesto sobre la mesa la receta de la urbanización de la zona como mecanismo para paliar, al menos en parte, el problema. Sin embargo, cualquier iniciativa parece caer en saco roto, como si lo más adecuado fuese mantener a los drogodependientes donde están. Debajo de la alfombra. Donde no puedan verse.

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