Alumnos de las Doroteas entregan unos cien kilos de plástico a la Taponeta

La iniciativa recauda tapones para sufragar los gastos de niños enfermos como la pontevedresa Nahir o el vigués Álex, ambos con parálisis cerebral
Los escolares llenaron el maletero del viejo automóvil
photo_camera Los escolares llenaron el maletero del viejo automóvil

Lo importante de esta campaña no es tanto el dinero que se pueda recaudar, como la visibilización de la situación que viven niños enfermos y que carecen de la ayuda necesaria por parte de las administraciones. Así lo dice Enrique Magdalena, un periodista pontevedrés que promueve la iniciativa La Taponeta Solidaria, que ayer aparcó en el patio del colegio de las Doroteas.

La Taponeta es un viejo Mercedes rotulado cuyo maletero se quedó pequeño para la enorme cantidad de tapones que donaron los escolares. Es el epicentro del proyecto de recogida de tapones con los que se recaudarán fondos para ayudar a pequeños como la pontevedresa Nahir (cinco años) o el joven vigués Álex, ambos afectados por parálisis cerebral.

Los tapones, que los niños recogieron en sus casas y en el propio colegio durante las últimas semanas, se trasladarán ahora a un almacén cedido por un colaborador hasta que la Fundación Amigos de Galicia los lleve a una empresa recicladora, que pagará con 220 euros por tonelada.

La Taponeta Solidaria cuenta con colaboradores en otros lugares, por ejemplo en Marín y Ourense. El objetivo es poder financiar el tratamiento de niños con parálisis cerebral cuyas familias no pueden afrontar por sí solas los gastos médicos que se derivan de las intervenciones médicas. En este sentido, Enrique Magdalena insiste en la necesidad de que todos los ciudadanos colaboren con estas propuestas aportando tapones en distintos lugares de recogida. "No maleteiro haberá 80 ou cen quilos. Cando fomos a Muxía trouxemos 200 e ao mellor non eran nin 50 euros, pero xa non son os cartos, loitamos por unha causa xusta. As administracións teñen que saber o que necesita a xente".

Las pequeñas Paz y Carla explican que estos tapones "se reciclan y les dan dinero para que los niños no se pongan enfermos".