Lo que el amor ha unido, que no lo separe una pandemia mundial

El enlace de Vero y Lupe tuvo que posponerse por el estado de alarma, pero el día señalado no faltó la fiesta ►Su boda virtual fue un éxito
Lupe y Vero, en el centro, rodeadas de los cuatro amigos que participaron presencialmente. CEDIDA
photo_camera Lupe y Vero, en el centro, rodeadas de los cuatro amigos que participaron presencialmente. CEDIDA

El 16 de mayo era una fecha marcada a fuego en el calendario. Este sábado de primavera con un sol espléndido y una temperatura ideal era el día elegido por Verónica Cabrero y Lupe Lafuente para darse el sí quiero, ante unos 140 invitados, en los jardines de la Fundación Sales, en Vigo. Así sellarían su amor después de casi dos años de una relación de pareja que empezó mucho después de conocerse. Pero el decreto del estado de alarma por la pandemia de la Covid-19 dio al traste con sus planes. ¿Con todos? No, porque a falta de celebrar el enlace de verdad, en principio el próximo octubre, las enamoradas disfrutaron de una jornada muy especial gracias a la boda virtual que organizaron desde su casa con un grupo de amigos.

Así lo cuenta Vero, madrileña de origen, que comparte su vida en la Boa Vila con Lupe, originaria de Ponte Caldelas. "Lupe llevaba años en Pontevedra y yo volví hace dos años de Madrid. Aquí me siento como en casa".

"Era el día perfecto, entre San Isidro y las Letras Galegas, que también es el Día Mundial contra la LGTBIfobia"

La organización de la boda, a cargo de El mono con sombrero, llevaba meses en marcha, "pero llegó la Covid-19" y lo paralizó todo, también con el consiguiente trastorno para los invitados que tenían previsto llegar desde Madrid y Barcelona. La fecha no era casual. "Era perfecta, entre San Isidro y el Día das Letras Galegas, que también es el Día Mundial contra la LGTBIfobia. ¡Era nuestro día!" y, a pesar de todo, no dejó de serlo. "Nos dijimos: pues vamos a celebrarlo con las nuevas tecnologías".

Multipantalla con los invitados  a la boda de Lupe y Vero participando por videoconferencia. CEDIDA

Así que prepararon la terracita de su ático en la zona vieja, llevaron a cuatro amigos "que estaban en Pontevedra y podían venir" (uno de ellos será testigo en la boda de verdad), y organizaron una reunión con más de 50 invitados a través de la plataforma de videoconferencia Zoom.

El beso de las novias, Lupe y Vero. CEDIDADESDE MADRID. La maestra de ceremonias, "amiga desde hace muchos años", cumplió con su papel desde Rivas (Madrid), al otro lado de la pantalla, con un guion que incluyó artículos de la Constitución totalmente inventados, antes de darles la palabra para el intercambio de anillos, la lectura de votos y el imprescindible besazo de la protagonistas. Los demás invitados también dijeron unas palabras o les dedicaron vídeos. "Fue muy especial. Tenemos ganas de casarnos de verdad, de besarnos y de abrazarnos, pero fue muy muy bonito".

Para esta ocasión no lucieron sus vestidos de novia –elaborados en un atelier de Marín–, pero sí las auténticas alianzas, "que ya teníamos en casa desde hace meses", pues las encargaron a un orfebre al que conocieron en la feria de artesanía que cada verano se celebra en el paseo Odriozola. "Son piezas elaboradas con cuberterías antiguas, tenedores de plata...". Para darle un giro aún más divertido a la ceremonia, ambientaron la fiesta en los años sesenta, con enormes gafas y coronas de flores.

La carambola del destino también podrá permitir que la verdadera boda se celebre con vistas al mar, tal como querían en un principio. "No podía ser, así que la íbamos a celebrar en los jardines de la Fundación Sales, pero al posponerla la cambiaremos a Aguete". Será, si el coronavirus lo permite, la primera ceremonia en el nuevo recinto gestionado por El mono con sombrero.

En principio, "en función de como vaya la desescalada", está prevista para octubre. "Y, si no puede ser, la dejaríamos para 2021, pero cuanto antes. "Haremos una ceremonia en condiciones. Cada vez tenemos más ganas, será una boda épica".

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