Andrés Díaz, el ejército, los robots y la alcaldía

Andrés Díaz. DAVID FREIRE
photo_camera Andrés Díaz. DAVID FREIRE
Ficha
Nombre: Andrés Díaz Sobral
Edad: 47 años
Hijos: Christian y Rubén
Profesión: Técnico especialista en robótica
Cargos:  Alcalde de Ponte Caldelas desde 2015 y candidato a la reelección por el PSOE.

Lo de este hombre da para una página de periódico o para escribir la primera parte de sus memorias. Es hijo de un socialista andaluz, de Padul, donde asesinaron a García Lorca. Su abuelo estuvo preso, a un tío de su padre lo fusilaron. "Muy mal lo tuvo que hacer Susana Díaz para perder Andalucía, donde la represión franquista fue durísima. Era impensable que gobernara la derecha, porque la gente tiene memoria, pero ocurrió".

Lleva gobernando Ponte Caldelas desde 2015, el primer mandato liderando un tripartito y a partir de 2019 con mayoría absoluta. La primera vez que se presentó fue en 2011. "Me convencieron unos veteranos, sindicalistas de CC.OO. Teníamos 4 concejales y bajamos a 2. Luego las cosas salieron bien y así hasta hoy".

Es un alcalde peculiar. No tiene concejalías delegadas. Cada concejal lleva uno o varios asuntos, pero todas las competencias en todas las áreas son exclusivas del alcalde. "Lo prefiero así. Soy un obseso del control, no me gusta que se me escape nada. Necesito saber con detalle todo lo que ocurre y cada cosa que se hace". Bueno, la fórmula le funciona, por si algún alcalde o alcaldesa quiere tomar nota.

Su padre se vino a Ponte Caldelas. Trabajaba en Citroën y Andrés Díaz, que nació en el municipio que hoy gobierna, y sus hermanos, estudiaban en Vigo. Iban todos los días de uno al otro sitio y vuelta. A los 17 años se alistó en el ejército y a los 18, en 1995, lo destinaron a Bosnia. De entre todos los Cascos Azules, era el más joven. Allí conoció a Felipe González, entonces presidente, que fue a visitar a las tropas y lo saludó en persona para reconocerle el récord. Ya lo había visto con 14 años en un mitin, pero no tan de cerca. Estuvo en Bosnia 6 meses y en 1997 volvió, ya como soldado de la OTAN, 7 meses más. Allí conoció a su primer hijo viéndolo en una pantalla. Tuvo que esperar para abrazarlo. Ocho años estuvo en las Fuerzas Armadas. Sacó una oposición pero como se aburría se puso a estudiar Robótica, parte en Vigo, parte a distancia y 3 años en Las Palmas.

Y entró en Citroën, donde acabó dirigiendo la nave de pintado, "totalmente robotizada. Son robots muy sensibles, en los que todo tiene que estar perfectamente ajustado y sincronizado. Las averías son críticas para la fábrica y el nivel de exigencia es muy alto. Por eso me encantaba aquel trabajo, y porque los avances en robótica son diarios. Siempre estás aprendiendo cosas nuevas. Lo dejé por la alcaldía, que es otro trabajo fascinante". Y peor pagado, eso se lo digo yo a usted aunque no se lo pregunté, ni falta que hace. Que gana más un técnico especialista en Robótica en la Citroën que el alcalde de Ponte Caldelas, eso lo sabe todo el mundo.

Se hizo famoso en todo el Estado español durante la pandemia, sobre todo en las primeras fases, las más duras. Todos los días, acompañado de un concejal, subían a una furgoneta y se dedicaban a hacer recados para los vecinos que no podían salir de casa: "Sobre todo a la gente mayor. Nos llamaban para dictarnos la lista de la compra, les íbamos al supermercado o a la farmacia. Algunos nos daban la tarjeta o la cartilla con las claves para que les fuéramos al cajero si necesitaban efectivo. Cualquier cosa que necesitaran. Yo lo veo como algo muy normal. Estamos para servir a los vecinos y en aquella época el servicio que más urgía era ayudar a que llevaran mejor su día a día, que era muy duro. Nos pasamos unos meses recorriendo el concello en la furgoneta haciendo recados".

Fue el primer líder socialista gallego que se puso del lado de Pedro Sánchez cuando el Comité Federal le obligó a dimitir. Luego otros fueron subiéndose al carro, pero cuando Sánchez vino las primeras veces a Galicia a buscar apoyos para recuperar la Secretaría General, el que fue a recogerlo al aeropuerto fue el alcalde de Ponte Caldelas, entonces su único apoyo en tierras gallegas, y fue el que lo llevó de aquí para allá. "Yo tenía claro que el giro a la izquierda que quería Sánchez era necesario. La alternativa era la gente de Susana Díaz. Y luego que no me gustan las consignas. La consigna era no apoyar a Pedro Sánchez y yo no la seguí. No puedo aceptar que me digan cómo tengo que pensar ni que me obliguen a fijar una posición que no comparto. Mi trabajo es gobernar Ponte Caldelas y a partir de ahí soy un socialista con criterio propio. Y llevo en la sangre esa cultura socialista andaluza, que luchó y sufrió mucho. Eso es lo que me inculcaron desde niño, y son mis valores los que me dicen a quién puedo o no puedo apoyar. Y además teníamos razón".

EL CUESTIONARIO: "Estaré mientras la gente quiera y luego volveré a los robots"

¿Existe Dios?
Creo en las personas.

¿Te vas a agarrar al asiento toda la vida?
Estaré mientras la gente quiera, supongo, y volveré a los robots cuando toque.

¿De verdad ser alcalde es para tanto?
Lo es. En eso estoy de acuerdo con Abel Caballero, que dice que ser alcalde de tu pueblo es lo más bonito del mundo.

¿Alguna vez te dio las gracias Pedro Sánchez?
Sí, sí, claro. Mantenemos contacto. Intercambiamos mensajes de vez en cuando. Alguna vez me ofreció irme a Madrid, a él le gustaría, pero no. Lo mío es la relación directa con la gente y luego es que en la política en Madrid aquello está repleto de hienas y de conspiradores y esas batallas no son las mías. Yo quiero trabajar para la gente de Ponte Caldelas.

¿Eso de ejercer todas las competencias de su Concello es raro. ¿Qué pasa si un día enferma?
Nunca enfermo ni cojo vacaciones. No puedo. Si no delego competencias, no puedo ausentarme. Si asumo toda la responsabilidad es con todas las consecuencias.

¿Llevas por ahí 1.000 euros? Es para comprarle un regalo a mi abuela, que lleva medio siglo muerta.
No, he tenido alguna mala experiencia prestando dinero.

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