Ángel Ruibal: "Me curé, he tenido mucha suerte pero ahora extremo aún más las precauciones"

Apenas dos meses después de ser nombrado nuevo responsable de la Policía Local de Pontevedra, se contagió de coronavirus. Asegura que lo pasó mal y que "llegué a temer que no salía de esta"
Ángel Ruibal, jefe de la Policía Local de Pontevedra. RAFA FARIÑA
photo_camera Ángel Ruibal, jefe de la Policía Local de Pontevedra. RAFA FARIÑA

lejos de respirar aliviado tras haberle ganado la batalla al coronavirus, Ángel Ruibal asegura que ahora está "ucho más alerta que antes, porque la batalla contra no ha cesado; ni siquiera se ha amortiguado, como mucha gente piensa". Ya reincorporado en su puesto como jefe de la Policía Local de Pontevedra, reconoce que durante su convalecencia lo pasó "realmente mal" e insta a la población a "tomarse esto muy en serio" para no caer en una peligrosa despreocupación.

¿Cuándo comenzaron los síntomas de la Covid-19?
La enfermedad tiene tres fases. En la primera sientes un malestar muy grande, como un gripón muy fuerte, pero sobre todo un dolor de cabeza tremendo. Me llegaron de un día para otro. Así estuve dos días hasta que solicité la prueba en el AutoCovid y me dio positiva. Lo siguiente fue aislarme en casa.

¿Cómo llevó esa segunda fase?
Casi fue la peor, pero no por el malestar físico, que casi había desaparecido, sino por el brutal desgaste psicológico. Me dijeron que debía esperar hasta el octavo día si había rebrote o no. En caso de que lo hubiera, querría decir que la cosa era grave y mientras no llega ese momento te angustias mucho. Te aconsejan que no veas nada del tema en internet, pero es imposible. Estás solo, sin nada que hacer, con muchísima ansiedad... esos días fueron realmente horribles. Lo pasé realmente mal y reconozco que llegué a pensar que no salía de esta. Te replanteas todo: vida, familia, trabajo... Reflexionas mucho.

Ya lo dicen los expertos: el exceso de información, sobre todo si es mala, desinforma...
Así es, pero insisto en que resulta imposible no curiosear, no buscar testimonios, informes, opiniones, análisis... Ves el bombardeo constante que emiten en televisión que la angustia y la incertidumbre te llevan a querer saber un poco más... Pero a veces no todo lo que lees te ayuda. Al contrario, puede llegar a perjudicarte.

Pero llegó el día 8, y el 9, y el 10...
Efectivamente. Cuando ya pasó esa barrera crítica respiré un poco más aliviado, pero siempre con la mosca detrás de la oreja. Yo ya había tenido una delicada experiencia de salud y el miedo está ahí.

¿Cuándo le comunicaron que había superado el coronavirus?
Fue el pasado 23 de abril, exactamente 21 días después de haber dado positivo. Ya no tenía síntomas y cuando me hicieron la prueba, salió negativa. En ese momento te invade una enorme tranquilidad y alegría.

¿Se puede decir, entonces, que es usted inmune al virus?
No, eso aún no lo sé. Para confirmarlo me debería someter a una prueba inmunológica que no me han hecho, porque es aleatoria y no está prescrita en el protocolo. De lo único de lo que estoy seguro es de que ya no contagio a nadie.

Al hilo de eso, algunos curados se han quejado de que se les está estigmatizando socialmente, que se les ve como bichos raros... ¿usted comparte esa sensación?
Es cierto que cuando lo comentas la gente todavía pregunta cómo pudo haber sido, qué tal me fue, si puedo contagiar la enfermedad... Pero en cierto modo, es una reacción lógica, porque todo esto es nuevo para todos; y ya se sabe que lo nuevo provoca temor.

¿Cómo fue el retorno al trabajo?
Muy emotivo. Además de mi entorno personal, el profesional ha estado muy pendiente de mí, con continuos gestos de cariño. El WhatsApp no paraba en todo el día. Quiero agradecerles a todos, públicamente, mi sincero agradecimiento por las muestras de afecto que han tenido a lo largo de estas semanas, tanto mis familiares como mis compañeros.

¿Cómo se ven ahora los toros desde detrás de la barrera?
De una forma positiva. Otra prueba más que he superado, tras mi anterior susto. Pero aunque lo he superado y me he curado del coronavirus, no olvido que he tenido mucha suerte y no le he perdido el miedo y el respeto a la enfermedad. Insisto, soy consciente de que he tenido suerte, pero no quiero seguir tentándola, porque nunca se sabe cuándo te va a tocar.

¿A qué se refiere?
A que alguno podría pensar que ya se puede bajar la guardia, que ya está todo superado. Y ni mucho menos. Es más, ahora que he vivido en mis carnes lo mucho que se sufre y el miedo que se pasa, es cuando más precauciones tomo, tanto en el trabajo como en casa. He extremado mucho más las medidas.

¿Alguna concreta relacionada con su actividad profesional, que es de alto riesgo?
En la Policía Local, desde el primer momento, hemos adoptado una serie de pautas para minimizar el impacto de un posible contagio: se han hecho turnos estancos, los compañeros de guardia son siempre los mismos, los relevos se realizaron con tres cuartos de hora de diferencia para no coincidir en los vestuarios, se desinfectan todos los vehículos con cada nuevo usuario... La verdad es que hemos sido muy escrupulosos en ese aspecto, porque nos va en ello nuestra salud.

Ya que hablamos de medidas, ¿tiene la sensación –cada vez más extendida– de que la población se ha relajado peligrosamente?
Al haber pasado por la enfermedad, siempre te fijas mucho más en los detalles y yo vengo observando que la gente no está adoptando las medidas de precaución correctamente. Pero no solo desde el domingo 26, cuando empezaron a salir los niños una hora, y este fin de semana, con la salidas para pasear y hacer deporte, sino desde mucho antes. Lo curioso es que la gente sabe lo que está ocurriendo, pero aún así no actúa en consecuencia. Y eso nos obliga a intervenir a nosotros.

¿Esa laxitud en las precauciones podría deberse a que se difumina el miedo al contagio?
Desconozco los motivos, pero es evidente que la población no tiene suficientemente interiorizados los niveles de riesgo y que en ocasiones cae en una peligrosa despreocupación.

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