Un año de pandemia: el coronavirus infectó al 4% del área sanitaria Pontevedra-O Salnés

El 4 de marzo de 2020 se detectó el primer positivo de coronavirus en Galicia. Con todos los ojos puestos en Italia, que se había convertido en el epicentro europeo de lo que todavía no era una pandemia tras la llegada de un virus detectado semanas antes a China que ya tenía a medio planeta en vilo, Pontevedra vivía una tranquilidad que, sin saberlo a ciencia cierta, precedía a la tormenta sanitaria que se desató días después. El 8 de marzo se confirmó el primer contagio en el área -el Sergas lo data oficialmente el día 10-, y el día 12, cuando ya eran 7, se anunció la suspensión de las clases presenciales en los centros educativos gallegos y se suspendió el Salón do Libro Infantil e Xuvenil apenas seis días de haber abierto sus puertas en el Pazo da Cultura. Apenas 48 horas después el presidente del Gobierno decretaba el segundo estado de alarma de España en democracia y se iniciaba un confinamiento domiciliario de dos semanas que dejaba las calles vacías y la actividad económica reducida a lo esencial.

Evolución de la pandemia en el área sanitaria Pontevedra-O Salnés desde marzo de 2020 a la actualidad

El resto ya es historia: el confinamiento se alargó hasta bien entrada la primavera mientras en los hospitales se luchaba contra un enemigo desconocido, el SARS-Cov-2, un virus causante de la enfermedad covid-19, sin apenas información ni material para evitar contagios, y el país se sumió en un jeroglífico de fases de desescalada y horarios para poner un pie en la calle, con la economía absolutamente tocada y los ERTE como mal menor.

Desde entonces, en vaivenes motivados por la dureza o la tibieza de las sucesivas restricciones y por la aparición de nuevas variedades como la cepa británica, el virus siempre estuvo condicionando la vida de una sociedad cuyo modo de vida cambió radicalmente.

Desde hace un año se contagiaron en los 26 concellos del área sanitaria un total de 12.462 personas, según el balance del Sergas actualizado en la tarde del viernes, lo que supone un 4% de la población. De ellas, 193 vivían en residencias de mayores (el 16% del censo de dichos centros). De todas las personas infectadas se curaron 11.767 y fallecieron 158 (80 sumando la primera y la segunda ola y 77 en la tercera), las dos últimas en Montecelo: un hombre de 64 años y una mujer de 85, ambos con patologías previas. Un año después la gran esperanza es la vacuna que permita inmunizar a la población para evitar muertes y casos graves. En el área se han puesto 23.000 dosis.

De la escuela en casa a la vuelta al cole con un estricto protocolo 

El 12 de marzo de 2020, mientras la actividad en las aulas discurría de forma habitual, la Xunta decidía suspender las clases presenciales a partir del lunes siguiente, pero lo cierto es que casi nadie acudió ese viernes. Lo que ocurrió desde el día 16, ya en pleno estado de alarma es historia: miles de estudiantes de todas las etapas educativas se vieron confinados en sus domicilios y la enseñanza se trasladó a las pantallas de ordenador mediante múltiples apps y a los teléfonos móviles.

Lo que parecía tan provisional acabó suponiendo llegar a final de curso en precario, una situación que el tesón de la comunidad educativa y la tecnología logró sacar adelante.

Después de un verano de ingente trabajo para adaptar los centros -especialmente los institutos- a los cambiantes protocolos de Educación, el alumnado volvió a clase con mascarilla, mamparas en algún caso, desdobles para garantizar la distancia y horarios de tarde-noche.

Llegaron a registrarse hasta 535 casos en el área. Este viernes eran 95 y ocho aulas cerradas.